Culto

Por qué el final de El Juego del Calamar divide opiniones (y qué significa ese cameo)

La ficción surcoreana se despidió con una temporada de seis capítulos que despertó reacciones dispares: algunos críticos han opinado que era el desenlace inevitable, mientras que otros han argumentado que es redundante y carente de sorpresa. Aquí –ojo, con spoilers– revisamos los principales puntos del adiós de la serie de Netflix más vista de todos los tiempos.

Por qué el final de El Juego del Calamar divide opiniones (y qué significa ese cameo) .

El Juego del Calamar ha llegado a su fin. Con el estreno de los seis capítulos de su tercera y última temporada, el pasado viernes, el fenómeno de Netflix cerró su feroz historia ambientada en una isla donde se celebra una competición secreta en la que todos los perdedores mueren y el generador obtiene una fortuna.

El fervor alrededor de la serie surcoreana parece mantenerse, pero han quedado atrás los tiempos en que generaba comentarios prácticamente unánimes. “Se arrastra hacia un final insatisfactorio”, apuntó The Hollywood Reporter. “La temporada final del éxito de streaming condujo la historia a una conclusión en gran medida predecible, con un último giro en el desenlace”, opinó The New York Times. Por su parte, IndieWire indicó que “termina prácticamente como se esperaba”.

.

El tercer ciclo retoma la historia justo en el punto en que concluyó la segunda entrega (ojo, spoilers a continuación). Luego de que el fallido intento de revuelta de Gi-hun (Lee Jung-jae) terminara en un baño de sangre, el Jugador 456 está totalmente desmoralizado. A los líderes del juego poco les importa su estado anímico, por lo que es forzado a participar en las pruebas restantes.

Hay varios hechos que se suceden en paralelo. Hwang Jun-ho (Wi Ha-jun), el exdetective de policía que se alió con Gi-hun para acabar con los juegos de manera definitiva, sigue buscando la isla infructuosamente. Los VIP, personas ricas que pagan por presenciar la competencia, opinan permanentemente sobre los sangrientos acontecimientos. Incluso uno de ellos declara que el momento en que los concursantes votan para determinar si dividir el premio o seguir adelante resulta “más emocionante que los juegos en sí”.

Un elemento clave es introducido al final del segundo episodio: la bebé de Kim Jun-he (Jo Yu-ri), la Jugadora 222. Para el espectador es sinónimo de inocencia, pero para gran parte de los competidores es sólo un obstáculo más en su propósito de llevarse el millonario botín. Aunque su aparición desafía los límites de la verosimilitud, la ficción aprovecha ese contraste para ponerle el broche a su crítica al capitalismo.

En el sexto y último capítulo desempeña un rol clave. Tras la muerte del Jugador 333 (Im Si-wan), Gi-hun se enfrenta la última prueba. Consciente de que no tiene herramientas para vencer al Líder (Lee Byung-hun), decide sacrificarse y así permitir que la ganadora sea la recién nacida. “No somos caballos. Somos humanos. Y los humanos somos...”, dice sin alcanzar a terminar la frase, dejando la respuesta a los espectadores.

“No me complace informar que la tercera y, afortunadamente, última temporada de El Juego del Calamar sólo confirma que nosotros, al igual que Gi-hun, deberíamos haber dejado atrás esa isla maldita para siempre tras su primera victoria”, señaló The Hollywood Reporter, junto con asegurar, que a pesar de los esfuerzos del director y guionista Hwang Dong-hyuk, “su última entrega es demasiado corta en sorpresas y emoción, y demasiado larga en miseria y, bueno, en duración”.

Para Vulture, prevalece “la sensación de que El Juego del Calamar ya había dicho todo lo que quería y sólo repite los mismos puntos una y otra vez”. Y agregó: “Al igual que otras series concebidas para una sola temporada que inesperadamente fueron renovadas (Big little lies, The end of the f***ing world y Bad sisters), hay una repetición cada vez mayor de cómo se desarrolla El Juego del Calamar, un repaso de una idea original en lugar de una profundización de ella”.

Para algunos especialistas la crítica contra las sociedades capitalistas pierde fuerza. Si en su origen fue audaz y vehemente, esta vez parece haberse quedado sin combustible y sin matices.

“Al principio su crudeza se vio atenuada por una profunda empatía hacia las personas atrapadas en este laberinto y por ocasionales destellos de esperanza”, consignó The Hollywood Reporter. “Ahora es pesimismo absoluto. La serie sigue siendo excelente ideando formas nuevas y creativas de torturar a sus personajes (un giro inesperado con un bebé es tan visceralmente perturbador como logísticamente inverosímil), pero no tanto a la hora de profundizar en su humanidad. Y sin esta última, la primera empieza a sentirse como la miseria por la miseria misma”, argumentó.

.

Otros incluso fueron más duros. Por ejemplo, Los Angeles Times: “El castigo para los terriblemente ricos parecía inminente, y probablemente a manos del protagonista Seong Gi-hun (...) Pero no. Los últimos seis episodios de El Juego del Calamar hicieron algo completamente insatisfactorio. Pasaron de la perspectiva de una venganza pornográfica oportuna y devoradora de ricos a comentarios duros sobre el resto de nosotros, el otro 99% que no somos Elon Musk, Mark Zuckerberg ni Jeff Bezos”.

IndieWire, en un análisis más favorable, se detuvo en los hechos que ocurren después del fallecimiento (y suerte de redención) del protagonista. “Y por muy sombría y trágica que sea la muerte de Gi-hun, le siguen esos destellos de esperanza (‘ráfagas de luz’) que hacen que valga la pena vivir en un infierno capitalista”, reseñó, junto con puntualizar que “las victorias del amor, por raras que sean, se cuelan entre el terror macabro de El Juego del Calamar, sin ser empalagosas, sino francamente conmovedoras”.

Un aspecto que ha generado debate es su última escena. Luego de entregarle las pertenencias de Gi-hun a su hija en Los Angeles (EE.UU.), el Líder se encuentra con una imagen que lo cautiva: una mujer de traje (una reclutadora interpretada nada más y nada menos que por Cate Blanchett) lanza un cuadrado de cartón al suelo y luego abofetea a un desconocido. Intercambian miradas, pero no hay palabras.

“Su aparición fue tan inesperada que probablemente estuviste durante todos los créditos reflexionando sobre su significado. Por un lado, verla era darse cuenta de que El Juego del Calamar ocurre en todo el mundo constantemente, y que todos somos peones a merced de los insensibles multimillonarios que controlan nuestras vidas”, planteó The Guardian.

COURTESY OF NETFLIX

La explicación más plausible de ese cameo es que viene en camino la versión norteamericana, que comenzaría su rodaje durante la última parte del año con David Fincher como director y Dennis Kelly como guionista. Que la historia principal tenga su desenlace en Estados Unidos brinda una pista respeto a que la nueva producción no se trataría de un remake a la vieja usanza, sino que de otra pieza de un armado más amplio.

Para el periódico británico, “ese es el verdadero final triste. El Juego del Calamar es una sensación mundial, la serie más vista en la historia de Netflix. Y, sin embargo, eso no basta. Vivimos en un mundo donde una propiedad como El Juego del Calamar no puede simplemente desaparecer. En cambio, tiene que ser explotada hasta el cansancio y que todos empiecen a sentirse molestos por haberse quedado por más tiempo del debido. Por eso Cate Blanchett apareció al final. Y por eso es el final más sombrío imaginable”.

Lee también:

Más sobre:SeriesEl Juego del CalamarSquid GameLee Jung-jaeNetflixHwang Dong-hyukLee Byung-hunCate BlanchettDavid FincherSeries de CultoQue Ver

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

¡Oferta especial vacaciones de invierno!

Plan digital $990/mes por 5 meses SUSCRÍBETE