Diputado Tomás de Rementería (PS): “Apruebo Dignidad prefiere hacer un saludo a su electorado de nicho que gobernar para las grandes mayorías”

Subjefe de la bancada socialista, Tomás de Rementería.

"El diseño de dos coaliciones es un desastre", dice el subjefe de bancada de los socialistas, quien apunta a que la falta de un solo conglomerado cohesionado profundiza las descoordinaciones y descuelgues a los lineamientos emanados desde el Ejecutivo, En ese sentido, advierte que las discusiones sobre proyectos no deben estar "condicionadas" ni bajo "chantaje" de ningún partido de la coalición, aludiendo a las colectividades de Apruebo Dignidad que se mostraron contrarias a una fórmula de estado "intermedio" para la intervención militar en la Macrozona Sur.


El subjefe de la bancada socialista Tomás de Rementería hace un análisis de la “derrota ideológica” que terminó con el Ejecutivo decretando un nuevo estado de excepción constitucional en el sur del país, luego de no llegar a acuerdo con el oficialismo para establecer una fórmula intermedia -basada en el proyecto original de infraestructura crítica-, pues no contaba con el apoyo pleno del Partido Comunista (PC) ni de parte del Frente Amplio.

En su opinión, el modelo de “un gobierno y dos coaliciones” ha fracasado y ha complejizado la labor de los ministros Jackson y Siches de ordenar las huestes del gobierno en el Parlamento. “El gobierno debería tener una sola coalición y así lo hizo ver el Presidente Gabriel Boric en Cerro Castillo, pero en Apruebo Dignidad muchos lo resienten”, afirma.

¿Qué lectura hace del establecimiento del estado de excepción, tras una larga discusión prelegislativa para intentar una fórmula intermedia que finalmente no llegó a buen puerto?

En el tema de seguridad nos ha costado mucho tener una visión clara sobre el tema. Y, lamentablemente, nos está explotando en la cara, porque los hechos relativos a seguridad -tanto en el resto del país como en particular en la Macrozona Sur- se han agudizado de forma grave. El gobierno tomó la decisión de una nueva figura de un estado de excepción “intermedio” que nosotros apoyamos, pero fue atado de manos durante varios días, porque desde la propia coalición -Apruebo Dignidad- no estaban contentos con el proyecto y, finalmente, se acude al instrumento constitucional que tiene a mano. En ese entendido, fue un error haber descartado desde el primer momento que era una herramienta posible de utilizar, porque el gobierno a priori dijo que no lo iba a utilizar nunca.

En ese sentido, esta discusión reflejó la fisura evidente entre ambas coaliciones...

El diseño de dos coaliciones es un desastre. Hoy existe un gobierno que debería tener una sola coalición, y así lo hizo ver el Presidente Gabriel Boric en Cerro Castillo, pero en Apruebo Dignidad muchos lo resienten, no entendiendo de que hoy, incluso si sumamos estas dos coaliciones, no somos mayoría. Deberíamos buscar acuerdos mucho más amplios si queremos cumplir el programa y cumplir las funciones que el gobierno tiene que tomar ahora. Muchas veces los parlamentarios de Apruebo Dignidad prefieren hacer un saludo a su electorado de nicho y a sus identidades políticas que gobernar para las grandes mayorías.

¿Por qué cree que Apruebo Dignidad no se ha alineado en más de una ocasión a la postura del gobierno?

Porque no se han superado los intereses identitarios, con el nicho electoral, sin pensar en las grandes mayorías y el ciudadano común de Chile. Entre los socialistas tenemos claro que muchas veces vamos a quedar ‘a contrapelo’ de sectores de nuestro electorado, pero si uno está en el poder es para ejercerlo. No podemos tener prejuicios previos al relacionarnos con las policías o las FF.AA.

¿Cree que hay un trato preferencial a esas colectividades?

No he sentido que el gobierno lo tenga y el Presidente no ha sido esquivo con nosotros, pero sí creo que los partidos de esa coalición se arrogan una relación de mayor cercanía. Y acá no sirve ser más o menos amigo del Presidente, acá lo que hoy vale es ser amigo del gobierno. Hoy, Gabriel Boric es Presidente de la República, ya no es un dirigente universitario, ya no es diputado, es el líder de una coalición política.

¿Se configura una “derrota ideológica” del gobierno?

Tenemos dos opciones de mirarlo: si lo hacemos desde la culpa, como algunos personeros en Apruebo Dignidad, pidiendo disculpas por utilizar herramientas de Estado, obviamente se va a considerar una derrota ideológica. Sin embargo, si se admite que cuando se gobierna uno cambia las posiciones que tuvo cuando no estaba en el poder, el Ejecutivo no lo puede ver como una derrota ideológica.

No es primera vez que esta administración tiene el problema de no poder alinear a sus partidos. Sucedió con la fórmula del retiro “acotado”. Esta medición de fuerzas con sus propias colectividades, ¿condiciona a futuro la táctica del gobierno frente a los temas complejos?

Es indudable que tiene que haber trabajo prelegislativo, pero no condicionado por un partido, no desde un chantaje que puedan ejercer ciertos grupos. Por encima tiene que estar lo que es mejor para el país, y si eso se va a conseguir con votos de la derecha y no con votos del flanco izquierdo, el gobierno no tiene que tener ningún tapujo en hacerlo.

¿Falta pragmatismo?

Lo que se demostró con el estado de excepción es que el pragmatismo ya llegó, pero ha faltado y a veces hemos pecado -como gobierno, porque me siento parte de esa construcción- de ser excesivamente “buenistas” y mantenernos en una línea de satisfacer únicamente a nuestro electorado.

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