Educación

Carlos Torres, rector U. de Talca: “El mercado laboral se está fijando menos en los ‘cartones’ y más en las habilidades”

Según la autoridad académica, parte de los cambios en el mundo del trabajo estarán marcados por el uso de nuevas herramientas tecnológicas. Además, advierte que a partir de 2028 las instituciones de educación superior comenzarán a sentir el impacto de la disminución en la matrícula, producto de los cambios demográficos que experimenta el país.

Carlos Torres, rector de la Universidad de Talca.

Carlos Torres Fuchslocher (48), rector de la Universidad de Talca, regresó el martes a Chile tras realizar un viaje a Finlandia y Noruega. En esos países, dice, conoció de cerca otra realidad formativa: un 80% del tiempo los estudiantes de esos países trabajan de manera autónoma; es decir, sin un docente guía.

En conversación con La Tercera, el rector Torres analiza los desafíos que tienen las universidades regionales en el escenario formativo nacional y profundiza en los cambios que ha visto en el mercado laboral, donde la tecnología está cambiando las formas de hacer las cosas en áreas que antes eran impensadas como investigación y docencia.

¿Qué significa ser una universidad regional en Chile?

Ser una universidad regional tiene varios desafíos desde el origen, que era también un mundo en el cual la comunicación era mucho más restringida. Desde nuestro nacimiento hemos tenido dificultades en la atracción de capital humano avanzado para conformar nuestros cuerpos de profesores, nuestros cuerpos académicos, y que hemos incurrido, por supuesto, en una estrategia de largo plazo, que es reclutar a personas jóvenes, incluso profesionales y luego insertarlos en un proceso de perfeccionamiento, que es justamente facilitar las posibilidades para que hagan estudios doctorales y luego vuelvan a la institución. Y eso, en nuestro caso, resultó muy exitoso. Por otro lado, el hecho de ser regionales nos permite acercarnos mucho más a la realidad circundante e involucrarnos en los problemas de la sociedad que nos rodea.

La universidad se formó hace 44 años. ¿Cuáles son los elementos fundamentales de aporte de la U. de Talca a la región?

El punto donde es más notorio el aporte de la institución es en el ámbito formativo, nuestra Escuela de Arquitectura, por ejemplo, ha tenido un impacto importante a nivel regional, pero también ha tenido un reconocimiento relevante a nivel internacional por el aporte regional, por la contextualización que tiene la formación de los arquitectos en el contexto de su territorio. En el ámbito de salud también hemos provisto al sistema de salud público en particular de un número importante de profesionales que hoy día permite tener un sistema de salud bastante completo a nivel regional. Y en el ámbito agrícola, en el ámbito de ciencias agrarias, tanto en el mejoramiento del suelo, en la optimización de los procesos de cultivo, de postcosecha, creo que esos han sido los elementos más relevantes a nivel regional.

¿Qué papel debería jugar la universidad en innovación dentro de la región?

Creo que hay un espacio mucho mayor de poder vincularnos desde nuestra investigación con los desafíos regionales. Tenemos un tema que ya está encima, que es el cambio climático, y eso nos obliga a poder generar mecanismos que nos permitan adaptarnos desde el punto de vista de lo que es la mayor fuente o la mayor actividad económica de la región, que es la agricultura, poder adaptarnos de mejor manera frente al cambio climático. Aportar también en el ámbito del cambio climático con desarrollo y diseño de infraestructura verde para poder hacer nuestras ciudades también más resilientes. Y en el ámbito de ingeniería, creo que tenemos también una misión especial de poder aportar a la productividad en las distintas áreas económicas de la región. Creo que la inteligencia artificial, la automatización, la robótica, van a transformar varios sectores productivos.

¿Cuáles son los proyectos más relevantes que están impulsando en la actualidad?

Uno de los temas en los cuales hemos venido trabajando en el último tiempo y también a través de una red compuesta de académicos con otras universidades ha sido en materia de cambio climático. Es un tema relevante. Otro tema relevante que lideramos nosotros dentro de una red de universidades son materias asociadas al envejecimiento también, el envejecimiento saludable y cómo nosotros podemos articular las distintas disciplinas de cara al cambio demográfico que permita que las personas puedan mantenerse activas más tiempo, pero también puedan tener un mayor bienestar en su tiempo de vejez (…). Y otros proyectos de envergadura en los cuales estamos trabajando guardan relación con lo formativo y es en el carácter que le hemos impreso a nuestro modelo educativo que apunta a generar un proceso que es mucho más flexible de cara a los estudiantes. Sabemos que el mercado laboral ya está fijándose menos en los ‘cartones’ y más en las capacidades, en las competencias y en las habilidades que tengan las personas y por lo tanto nos hemos empeñado en generar currículums que son más flexibles que los tradicionales en las universidades que permiten seguir distintas rutas de aprendizaje y por lo tanto también lograr distintos grados de habilidades y competencias al terminar sus estudios. Creo que eso es un aporte relevante que estamos haciendo no solamente a nivel regional pero también a nivel país en materia formativa.

¿Cómo se prepara la universidad para enfrentar los desafíos a 2030?

La transformación digital y la inteligencia artificial, que están muy de la mano, creo que repercuten en varias áreas del quehacer universitario. Uno es el uso de lo digital en los procesos formativos. Lo segundo, es el logro de competencias digitales, porque si bien hablamos de que atendemos una generación nativa digitalmente, es un grado de acercamiento a la tecnología bastante restringido, tal vez asociado a las redes sociales, a los juegos, pero no necesariamente al uso intensivo de explotación productiva de la tecnología. Tenemos también la investigación en procesos de transformación digital e inteligencia artificial como área académica de desarrollo. Tenemos la transformación digital a nivel de la administración de la institución, y el uso de inteligencia de negocio para poder prospectar, por ejemplo, el riesgo de deserción de los estudiantes (…) Y en quinto lugar, que muchas veces no sale dentro de las conversaciones, pero es muy relevante, es el proceso de transformación digital en cuanto a la actividad de investigación de las instituciones. Porque muchos de los procesos que hoy día son desarrollados por nuestros profesores, investigaciones que son de carácter humano, van a ser reemplazadas por la tecnología. O sea, la tecnología va a poder hacer ese trabajo de una manera mucho más rápida, más eficiente y a veces más asertiva.

A algunos rectores les preocupa no solo el área formativa, sino también el área de investigación. ¿Cómo lo ve usted?

Las actividades formativas dependen finalmente de los aranceles, sean estos de gratuidad o sean pagados por los estudiantes a través de créditos. Lo que de alguna manera en una etapa de crecimiento del sistema no revierte problema alguno porque las universidades crecemos eventualmente en la matrícula y, por lo tanto, eso va aparejado a ingresos mayores. El problema de ese esquema, que representa una buena fracción de los ingresos de las instituciones, es que, a partir del 2028 en la Región del Maule, y tal vez antes en otra región, la matrícula empieza a decrecer por un tema demográfico. Y los costos no, porque los costos son de carácter permanente. Entonces ahí es una mirada que uno tiene que tener desde ya para ver cómo va a enfrentar ese problema el día de mañana al igual que el pago de la ley de Pensiones. Son cosas que uno tiene que mirar a largo plazo.

¿Qué va a implicar esto para las universidades? Porque uno pensaría que se tendrían que achicar

Basta con mirar la matrícula de la enseñanza media para poder darse cuenta de que, en nuestro caso, en la Región del Maule, el primero medio ya la matrícula no se expande. Si no se expande en primero medio, el próximo año va a ser en segundo medio, en tercero medio, y así... Y eso llega a la universidad. Entonces, no puede ser que uno se pare en el 2028 y diga: ‘no sabía que iba a pasar’, porque es evidente que iba a pasar.

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