Un campeón sin frenos

Ricardo Escalante
Archivo (foto: la tercera).

Con inicios en el patín carrera, Ricardo Escalante hoy dedica sus días al descenso. Busca ser el más rápido del mundo en un deporte que parece ir, paradójicamente, en ascenso.



"En 1999, cuando tenía 17, me reconstruyeron la rodilla, me extirparon el ligamento cruzado. El doctor me dijo que no volvería a ser el mismo y le respondí que tenía razón... que volvería mejor. En 2003 tuve mi primera medalla en un campeonato mundial".

Así explica Ricardo Escalante (36) la vez en que su carrera como patinador pudo haber acabado por una sobrecarga luego de un verano entrenando con la selección chilena. Y es que tras siete años dedicándose al patín carrera su cuerpo sintió el desgaste. Veintiséis años más tarde de interesarse por este deporte, es uno de los máximos exponentes en Chile y también de otra disciplina.

Actualmente practica descenso en línea (inline downhill) y es uno de los mejores de Sudamérica. En su currículum tiene campeonatos mundiales, panamericanos y nacionales, viajes por Europa y varias medallas que adornan su cuello. Fue parte de la Roja de patín carrera y ahora anhela que su nueva pasión se incluya en los Panamericanos de Lima 2019 y, si no, Santiago 2023. De hecho, trabaja como representante de Latinoamérica y está en conversaciones para sumar su deporte a la cita del próximo año. Y este viernes (hoy) inicia su participación en el Festival de Velocidad de Sayán, en Perú, donde lo acompañarán otros cinco chilenos.

El inline downhill es un deporte nuevo en Chile, pero que está reuniendo más interesados. Es parte de la Federación Chilena de Hockey y Patinaje y Escalante su mayor exponente. "Hemos tenido algunos campeonatos, en abril hicimos uno con puntaje para el ranking mundial. Ha costado, pero está tomando impulso la idea que es bastante arriesgada y adrenalínica", explica.

En cuanto a la técnica, las rodillas se flexionan y la cadera baja. El tronco está casi tocando las piernas y los brazos adelante del cuerpo. La idea es buscar la forma más aerodinámica posible, que el viento no produzca roce que pueda bajar la velocidad del descenso. Para esto, el casco y la ropa están especialmente diseñados para hacer al patinador aún más rápido. Esto bien lo sabe Ricardo, cuyo récord es de 115 kilómetros por hora, no tan lejos de los 126 que ostenta el más veloz del mundo.

Escalante explica su cambio al descenso con su búsqueda de nuevas experiencias y, sobre todo, por la adrenalina que siente correr en sus venas. "De chico siempre me gustó la velocidad, lo extremo. Después de 20 años, el patín carrera me empezó a cansar; estuve en cinco mundiales, más de ocho veces en la Selección", comenta quien también es titulado de masoterapia y egresado de personal trainer del AIEP.

Precisamente, sus estudios le ayudaron en uno de sus episodios más dolorosos. En 2013, cuando ya practicaba descenso y mientras entrenaba en la cuesta Lo Prado, lugar que conoce prácticamente de memoria, tuvo una fractura expuesta de fémur. Después de la operación, fueron cuatro meses para rehabilitarse, pero sus conocimientos hicieron que volviera a competir dos días antes que le dieran el alta médica.

"Me río cuando dicen que no volveré a ser el mismo, porque eso es de cada uno. Al final de 2013, a menos de un año de la fractura, ya era tricampeón nacional", comenta Escalante.

Sus logros más inmediatos son los títulos en categoría contrarreloj y batalla en México, en el campeonato mundial organizado por la Asociación Internacional de Patinaje en Descenso (IIDA, por sus siglas en inglés).

La meta es terminar en el podio de los mejores del año, aunque también reconoce que le gustaría acabar 2018 como el número uno, objetivo que no es tan lejano, considerando su tiempo y experiencia. "La idea es consagrarme y decir que Chile tiene un campeón del ranking mundial", concluye quien, por ahora, va por buen descenso.

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