Isis Carreño: "Ser piloto en Chile es muy difícil"

ISIS CARREÑO
Carreño posa para La Tercera, en Maipú. Foto: Luis Sevilla

Isis Carreño (18 años) se quedó con la primera fecha del Mundial de Velocidad en México. Hace unos días regresó a Chile, y entre el colegio y entrenamientos, la corredora nacional persigue su sueño de convertirse en profesional.



Isis Carreño acaba de ganar la primera fecha del Mundial de Velocidad en Querétaro, México. Llegó a Chile, y al día siguiente tuvo que ponerse el uniforme. Está en cuarto medio, y entre clases y entrenamientos, se prepara para las siguientes cuatro fechas del circuito mundial que le quedan por disputar en México (la siguiente en mayo). "Es algo que estoy intentando resolver, cómo lo voy a hacer con el colegio", dice relajada desde el living de su casa en Maipú, rodeada de trofeos.

Quiere estudiar medicina, pero dice que la moto es su vida. Si pudiera elegir, se queda con la moto. Pero sabe que es complejo. A sus 18 años, aún no saca licencia de conducir, y entre risas afirma que es su objetivo más próximo, a lo que su pololo responde: "Es una crack en la pista, pero en la calle... Mejor que ni se suba".

A los 3 años se subió a su primera moto junto a Gerardo Carreño, su padre, que es aficionado. Pero se cayó, y su mamá le prohibió continuar. Cuando tenía 11, su padre le regaló su primera moto, una Minimotard 140cc, y la inscribió en un torneo. No lograba tocar el suelo con los pies, ya que era muy pequeña, y en la partida la tuvieron que empujar. Pese a ello, ganó la competencia, y también el permiso de su madre. "Todavía no le gusta, pero ya se dio por vencida", dice Isis, uno de los 50 Héroes del Deporte de La Tercera en 2016.

¿Se acuerda de su primera carrera?

Fue en Limache, me costó que mi mamá dijera que sí. Además, no sabía andar, me acuerdo que en la vuelta de reconocimiento me caí, pero me paré y seguí. Esa carrera la gané.

¿Qué siente arriba de la moto?

Es una sensación difícil de explicar, sólo los que andamos en moto sabemos lo que se siente. Adrenalina, pero es más que eso. Me entrega felicidad, me desconecto de todo.

¿Y qué es lo que más le gusta?

La velocidad.

¿A veces siente miedo?

Hmm... La vez que más sentí miedo fue ahora, en el último viaje, porque fui sola. Si me caía o me pasaba algo, no tenía a nadie de mi familia, porque siempre viajo con mi papá. Acá en Chile nunca he sentido miedo. Si me caigo me siento protegida.

¿Cómo es la relación con su papá?

No tengo entrenador, pero mi papá tampoco cumple ese rol. Él me apoya siempre. Cuando compito me grita: "¡Acelera, acelera!" Pero no me dice tienes que ir por aquí o por allá. Me alienta y me dice que baje el tiempo, y yo me encargo de eso.

¿Cuál es la máxima velocidad que ha alcanzado?

280 kilómetros por hora en una Ducati con la que corrí en el circuito de Codegua.

Es una de las pioneras en Chile en la velocidad. ¿Es un mundo machista?

Hay de todo. 50 y 50. Me ha tocado correr con hombres que les enorgullece que les gane una mujer, pero hay muchos otros que no les gusta, que incluso dicen: "Si me gana una mujer, no corro más". Pero en general acá son súper limpios para correr. Afuera me ha tocado más duro, pero con mujeres, porque somos más guerreras.

Fue la primera piloto del continente en llegar al motociclismo europeo (junto al equipo Fau55Racing). ¿Cómo fue su paso por España?

Cuando tenía 13 años mi papá se dio cuenta de que estaba andando bien, pero como en Chile no hay mucha proyección, me fui con toda mi familia a probar a Valencia por un año. Entré a un equipo, y al comienzo me costó, porque allá todos corren, existe la cultura de la moto. La diferencia con Chile es enorme. Los dueños del equipo decían que tenía proyección, pero que me tenía que quedar más tiempo, mínimo cuatro años. Era imposible en tan poco tiempo, pero tuvimos que regresar por temas familiares.

¿Cómo fue el regreso?

Fue difícil, yo no me quería venir. Allá todo era moto, todos los días. Era mi vida.

¿Fue ese el momento más difícil de su carrera?

Sí, cuando me vine. En ese momento me pregunté: "¿Para qué voy a seguir corriendo, si acá no hay proyección?". Pensé en dejarlo, porque no tenía una motivación. Cuando estaba en ese lapsus, salió una carrera en Argentina (2015), donde competí y gané, y fui campeona Panamericana. Ahí me volví a motivar.

¿Cómo ve el motociclismo en Chile?

Acá cuesta que crezca. Yo fui una de las primeras mujeres que comenzó en la velocidad desde chica, pero falta. Hay poca gente joven, pero es porque falta apoyo. Ser piloto acá es muy difícil, es súper complicado. Recién hace unos años que tengo auspicios, pero conseguirlos me ha costado años. Hasta antes de eso, todo lo pagaba mi familia. Nada de apoyo estatal.

¿Algún referente?

En MotoGP, Dani Pedrosa y Valentino Rossi.

¿Cómo fue correr la primera fecha del Mundial de Velocidad? ¿Esperaba salir primera?

Iba mentalizada, sabía que existía la opción. Ya conocía a algunas competidoras, sabía que eran rápidas. Así que tenía claro que no iba a ser fácil.

¿Cómo fue ese momento?

Emocionante. En la segunda vuelta iba a entrar a una curva, y bajé el cambio, y la moto me quedó en neutro. Me abrí y me pasaron cuatro y quedé quinta, hasta que logré recuperar el lugar. Pero cuando quedaban cinco vueltas para terminar, una niña me chocó por atrás, y me fui a la tierra. Y en la última vuelta, las pasé a todas. Fue carrerón.

Cuando va en la moto. ¿Qué piensa?

La gente dice: "Ah, andar en moto, es acelerar no más". Pero se te cruzan miles de cosas por la cabeza. Uno estudia el circuito, entonces te enfocas en eso.

¿Cómo está para la fecha que viene en mayo?

Motivada. Pero me tengo que preparar más físicamente.

¿Cómo se ve en diez años?

Ahora no sé muy bien. Tengo que decidir si estudiar o dedicarme a las motos, pero es complicado. Si tuviera un auspiciador que me entregara lo suficiente, me dedicaría a las motos feliz. Pero como no es así, es difícil. Si pudiera decidir, eligiría la moto.

¿Cuál es su sueño?

Correr una fecha del Mundial de MotoGP.

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