Oklahoma City Thunder puso la igualdad en las Finales de la NBA. Tras caer de forma dramática en el Juego 1, el cuadro liderado por Shai Gilgeous Alexander se cobró la revancha en el segundo partido y derrotó por 123-107 a los Indiana Pacers.

Con la eliminatoria empatada 1-1, la serie ahora se muda al Gainbridge Fieldhouse.

Una tromba desde el comienzo

El planteamiento inicial en el Paycom Center enfrentó a dos estilos distintos. Indiana Pacers jugó con una defensa en zona e intentó restringir la entrada fácil a la pintura. Querían que la dinámina se basara en el tiro de tres puntos, un apartado que suelen dominar. Oklahoma, por su lado, optó por una marca hombre a hombre, sacando ventaja de las manos rápidas de Lu Dort y Jalen Williams.

La segunda fórmula resultó mejor. El Thunder limitó a los Pacers debajo de la canasta y logró adentrarse en territorio rival con mayor facilidad. Chet Holmgren tenía más presencia sobre Pascal Siakam y Myles Turner en el poste y, desde el triple, lanzaron un 40% en el primer periodo, estableciendo una rápida tendencia en el trámite.

Al verse favorecidos por esto, el conjunto local siguió privilegiando esta metodología y plantó una fortaleza en el fondo. De hecho, cuando el reloj marcaba los primeros minutos del segundo cuarto, estaban 16-0 en puntos convertidos en la pintura. Un mar de diferencia entre ambas defensas interiores.

En la ofensiva era lo mismo. OKC no presionaba el freno y seguía machacando. Es más, entrado el segundo periodo, marcaron una brecha de 23 puntos de ventaja y un parcial a favor de 19-2. Con la intención de detener la hemorragia, Rick Carlisle, el DT de Indiana, llamó a dos tiempos fuera de forma consecutiva para tratar de encontrar respuestas en el banquillo.

Así, acostumbrados a venir desde atrás , el equipo de Indianapolis hizo efectiva la charla en la banca y volvió al partido gracias a un robo de Nembhard sobre Shai. Eso cambió la dinámica del juego durante ese tramo, inclinando la cancha para la visita con una racha de 10 puntos sin respuesta. Ahora fue el turno de Mark Daigneault, entrenador en jefe de Oklahoma, para pedir tiempo y buscar soluciones en la pizarra.

Tras escuchar las instrucciones de su coach, el MVP de la tempora regular tomó la bandera y pidió la pelota. Atacó la canasta con fuerza, desplazando con el antebrazo para desprenderse de la marca (un movimiento casi patentado) y también repartió asistencias. Hasta colaboró en defensa y metió un tapón. Gracias a esta arremetida, OKC se marchó al entretiempo con la ventaja de 59-41.

Triunfo sin miramientos

Oklahoma saltó a la segunda mitad con el cuchillo entre los dientes. No querían que se repitiera el desenlace del Juego 1, cuando lo perdieron al último segundo luego de ir liderando todo el partido.

El encargado de comandar al equipo en el complemento fue Gilgeous Alexander, una vez más. El canadiense se mostró agresivo frente a la marca rival, posteando y atacando sin piedad cada espacio que se le presentó. Gracias a él, de hecho, se llevaron una victoria cómoda: cerró su actuación con una notable planilla de 34 puntos, 8 asistencias y 5 rebotes.

En contraparte, lo de Tyrese Haliburton fue paupérrimo, muy alejado a su exhibición en el primer cotejo: el base estuvo ausente durante gran parte de los minutos y apenas se matriculó con 17 unidades.

Así, con el nivel dispar de las estrellas de ambas escuadras, el Thunder rescató la localía y puso el empate en la definición por el título. El miércoles, a las 20:30 horas chilenas, será el tercer juego en la arena de los Pacers.