Poco se habla de aquellas adicciones que se dan más escondidas: mientras la atención -al menos la pública- se la llevan adicciones más estelares, estas otras se mueven en las sombras. Son más raras, pero igual de complicadas. Como la de un químico farmacéutico que un día se tentó con probar un jarabe para la tos y luego ese impulso se le volvió inmanejable. ¿Cómo distinguir una adicción? ¿Qué dice el cerebro sobre estos trastornos?
Cristian González Farfán
4 ene 2019 03:09 PM