Columna de Cristián Valenzuela: El insulto presidencial

MINISTRO DE JUSTICIA, LUIS CORDERO, JUNTO AL PRESIDENTE GABRIEL BORIC FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

Creer que el tema de los indultos es un asunto jurídico o administrativo, es minimizar la muerte de Álex Salazar y la de cientos de funcionarios de Carabineros, PDI y Gendarmería que han perdido la vida sirviendo a su país. Al contrario, las acciones y omisiones del Presidente Boric, la desprolijidad de sus ministros y la ambigüedad de la coalición que los apoya, es lo que más insulta a la memoria de Álex y otros mártires.


Álex Salazar tenía 37 años, le gustaba pescar y cocinar tallarines, el plato favorito de Fernanda y Bárbara, sus pequeñas hijas. Todos los días iba a dejarlas al colegio antes de empezar su jornada laboral al servicio de Chile como carabinero. Jordano Santander tiene 38 años, trabajaba como repartidor de gas y según su pareja, era un hombre muy trabajador. Tiene un pequeño hijo, Tomás, a quien todos los días iba a dejar al colegio, mientras su madre trabajaba.

A las 4 de la mañana, del domingo 12 de marzo del 2023, el cabo Salazar y su equipo fueron a fiscalizar un local nocturno en el centro de Concepción. Luego de forcejeos e insultos, y en momentos en que procedían a detener a una persona, el cabo Salazar fue embestido por un vehículo, triturándolo contra el radiopatrulla y arrastrándolo por 10 metros, hasta dejarlo inconsciente y gravemente herido en el suelo.

A las 4 de la mañana, del martes 3 de marzo de 2020, Jordano y un grupo de amigos comenzaba un tour delictual que lo llevaría a atacar con balines de acero la Fiscalía de San Antonio y el cuartel de la Policía de Investigaciones de la ciudad. Horas más tarde, y en medio de un control, Jordano intentó atropellar, con ánimo homicida, a un funcionario de la PDI, quien lo esquivó, chocando contra un carro policial.

Álex tenía 15 años de servicio y estaba estudiando para convertirse en suboficial. Amaba a su Patria por sobre todas las cosas y todos los días se despedía de su familia, sabiendo que podía perder la vida en cualquier minuto. Jordano, cansado de vivir como estaba viviendo, para el estallido tuvo un “despertar social”. Según sus cercanos, la única manera que tenía de sacar adelante a su hijo era salir a manifestarse con la gente y exacerbar la lucha social.

El 16 de marzo de 2023, Álex Salazar dejó de respirar. Tres meses antes, Jordano recuperó su libertad. Pese a la condena de 15 años por homicidio frustrado, al informe negativo de Gendarmería y a que nunca reconoció su responsabilidad ni se arrepintió del delito, el Presidente decidió dejarlo en libertad.

Según el ministro Cordero, el fallo del Tribunal Constitucional pone fin al tema de los indultos. Para Jordano Santander, sin duda el tema se acabó, porque hoy puede retomar su vida en libertad. Pero para el cabo Álex Salazar no habrá una segunda oportunidad y menos para su familia, que desde el 12 de marzo no lo volverá a ver nunca más.

Creer que el tema de los indultos es un asunto jurídico o administrativo, es minimizar la muerte de Álex Salazar y la de cientos de funcionarios de Carabineros, PDI y Gendarmería que han perdido la vida sirviendo a su país. Al contrario, las acciones y omisiones del Presidente Boric, la desprolijidad de sus ministros y la ambigüedad de la coalición que los apoya, es lo que más insulta a la memoria de Álex y otros mártires que arriesgan sus vidas por todos nosotros en condiciones de abandono y precariedad. Desafía al sentido común que un Presidente se conmueva con el asesinato de un funcionario atropellado, para luego indultar a una persona condenada por una acción similar.

Ojalá que el Presidente Boric, la próxima vez que coma tallarines, se acuerde de las hijas de Álex y tenga el coraje, o los pantalones, como diría la viuda del cabo Salazar, para dar la cara y explicarle al país, con total honestidad, por qué indultó a ese grupo de delincuentes y si se arrepiente de un error que no sólo es político, sino profundamente moral.

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