Como Cantinflas

Hasta ahora, Gabriel Boric ha gobernado como el candidato de la primera vuelta. Su agenda ha estado nítidamente marcada por la impronta comunista y los gestos a los radicales que le permitieron pasar al ballotage. Poco y nada queda del sello republicano que asomaba luego de la elección y que lo habían convertido en una esperanza para los sectores más moderados.


“Como Cantinflas” fue el comentario que se coló en la transmisión de un canal de televisión justo cuando el Presidente Gabriel Boric intentaba marchar en el aniversario 92 de la Fuerza Aérea de Chile. Una anécdota que causó revuelo en las redes sociales y que trajo a la memoria al gran actor mexicano Mario Moreno y su singular personaje.

Igual de cantinfleado ha sido este gobierno en sus primeros días: de manera confusa y contradictoria, perdió rápidamente el control de la agenda de seguridad con el fracaso de la visita de la ministra Siches a La Araucanía y el pago de favores a los presos del estallido de violencia; ha puesto en riesgo la agenda de impulso económico ante la ausencia de medidas concretas para enfrentar la crisis y el acelerado retorno del fantasma de los retiros al Congreso; y, entre otros hitos singulares, destruyó la agenda de probidad y coherencia política, al llenarse de nombramientos cuestionables, pitutos y premios de consuelo para amigos y cercanos al gobierno.

Junto con eso, Boric se ha convertido en un Presidente ausente y silente, que se asoma de vez en cuando a las ventanas para saludar, pero cuya agenda pública es prácticamente inexistente. No hay salidas a terreno ni puntos de prensa y hasta en las redes sociales -grandes impulsoras de su triunfo– ha dejado de figurar. Gabriel Boric, el Presidente más votado de nuestra historia y que en tres meses como mandatario electo rompió todos los límites de la popularidad, simplemente se ha esfumado, al igual que su naciente gobierno.

Curiosamente, la figura de Cantinflas representa para Boric una gran oportunidad. En su exitosa película Su Excelencia (1966), Mario Moreno Cantinflas interpreta el rol de Lopitos, un burócrata de la República de los Cocos que asume la posición de embajador en un momento crítico de las relaciones internacionales en el mundo. Inesperadamente y sin ningún tipo de preparación o competencias, Cantinflas se transforma en un personaje central y en portavoz de un mensaje potente y serio. “Para mí todas las ideas son respetables, aunque sean ideítas o ideotas”; “Todos creemos que nuestra manera de ser, nuestra manera de vivir, nuestra manera de pensar y hasta nuestro modito de andar son los mejores”; son algunas de las frases que se despacha Cantinflas en su discurso y que denuncian, de manera pareja, los abusos ideológicos de los Colorados (socialistas) y de los Verdes (capitalistas). La ovación final -luego de repasarlos a todos- representa el triunfo del sentido común y de la aspiración de los ciudadanos corrientes que solo buscan una solución a sus problemas y demandas, más allá de las caricaturas y divisiones.

Hasta ahora, Gabriel Boric ha gobernado como el candidato de la primera vuelta. Su agenda ha estado nítidamente marcada por la impronta comunista y los gestos a los radicales que le permitieron pasar al ballotage. Poco y nada queda del sello republicano que asomaba luego de la elección y que lo habían convertido en una esperanza para los sectores más moderados y en una alternativa capaz de enfrentar la grave crisis social, institucional y económica que vive Chile. Inevitablemente, de seguir así, su gobierno está condenado al fracaso y con él, todos los chilenos que aspiran a recuperar la senda del progreso y la tranquilidad perdida.

Gabriel Boric tiene que entender que no solo es el Presidente más votado, sino también, que los 3.7 millones que votaron por el otro candidato, lo convierten en el Presidente con más votos en contra de nuestra historia. Si de verdad quiere un gobierno exitoso, Boric debe aspirar a gobernar para todos y no solo para los que lo eligieron, impulsando una agenda que sin dejar de lado sus convicciones, sea sensible con aquellos a quienes no representa. Como Cantinflas.

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