Genocidios en África: Francia y Alemania reconocen sus responsabilidades en históricas masacres

Un soldado probablemente perteneciente a las tropas alemanas supervisa a los prisioneros de Namibia, durante la guerra de 1904-1908. Foto: AFP

Un día después que París admitiera su “responsabilidad abrumadora” en el genocidio que la mayoría hutu consumó contra la minoría tutsi en Ruanda en 1994, hoy Berlín reconoció su culpa por las masacres que cometió en Namibia a principios del siglo XX durante su ocupación colonial.


Como un “paso en la dirección correcta” calificó Namibia este viernes la decisión de Alemania de reconocer que cometió un genocidio en el país africano a principios del siglo XX durante su ocupación colonial.

“La aceptación por parte de Alemania de que se cometió un genocidio es un primer paso en la dirección correcta”, dijo a France Presse Alfredo Hengari, el vocero del Presidente namibio Hage Geingob. “Es la base de la segunda etapa, que consiste en disculparse y prever una reparación”, agregó.

Geingob organizará en las semanas venideras encuentros con los responsables de las comunidades de hereros y namas, sobre las “modalidades de aplicación de lo acordado con Alemania”, señaló Hengari.

El ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, se congratuló por el logro de un “acuerdo” con Namibia después de cinco años de negociaciones, sobre lo ocurrido en el país africano colonizado por Alemania entre 1884 y 1915. “Con el punto de vista actual, hoy calificaremos estos acontecimientos de lo que son: un genocidio”, declaró Maas, en un comunicado.

Manifestantes sostienen pancartas mientras organizan una protesta en Windhoek, Namibia, el viernes. Foto: AP

“A la luz de la responsabilidad histórica y moral de Alemania, pediremos perdón a Namibia y a los descendientes de las víctimas”, señaló Maas. El canciller germano reconoció que una verdadera reconciliación no puede “ser decretada”, pero destacó el “paso importante” que supone “el reconocimiento de la culpa” y la petición de perdón.

Como “gesto de reconocimiento” ante el “incalculable dolor” por el “genocidio” cometido contra los pueblos herero y nama de Namibia, un país de poco más de dos millones de habitantes situado en el suroeste de África, el gobierno alemán anunció que entregará 1.000 millones de euros al país en ayuda al desarrollo.

Desde el primer momento, según la cadena Deutsche Welle, Alemania se ha negado a conceder indemnizaciones individuales, que era lo que los representantes de los hereros y los namas exigían. Medios alemanes avanzaron en los últimos días que el acuerdo estaba próximo e informaron de los planes para que el Presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, viaje a Namibia y participe en un acto conmemorativo en el Parlamento, en donde pedirá formalmente perdón. El ministro de Relaciones Exteriores también prevé viajar al país para firmar allí la declaración.

El Imperio alemán de Guillermo II fue una potencia colonial en lo que hoy es Namibia desde 1884 -cuando se celebró la Conferencia de Berlín que consagró el reparto de África entre varios países europeos- hasta 1915 y reprimió brutalmente los levantamientos de los grupos étnicos. Los historiadores calculan que alrededor de 65.000 de los 80.000 herero y al menos 10.000 de los 20.000 nama fueron asesinados por los alemanes durante el dominio. Las matanzas perpetradas entre 1904 y 1908 son consideradas por numerosos historiadores como el primer genocidio del siglo XX.

Estudiantes namibianos caminan frente a un monumento en homenaje a las víctimas del genocidio cometido por las fuerzas alemanas contra los herero y nama en 1904, en Windhoek. Foto: AFP

Cuando los herero y los nama se rebelaron contra la ocupación alemana, el emperador envió a unos 14.000 soldados para reprimir la revuelta. Tras una de las batallas más importantes, la de Waterberg, en 1904, las tropas comandadas por Lothar von Trotha -general que ya había reprimido brutalmente otras rebeliones nativas- ordenó ejecutar a los hombres que fueran capturados y expulsar al desierto, a una muerte segura por sed y hambre, a las mujeres y los niños. Además, los soldados envenenaron algunos pozos de agua y cortaron el acceso a otros, destaca el diario El País.

Aunque es la primera vez que de forma oficial se reconoce el genocidio, y se emplea esa palabra, el Parlamento alemán ya se refirió de esta forma a la masacre de hereros y namas en noviembre de 2019. En esa oportunidad, el Legislativo utilizó por primera vez la palabra “genocidio” para referirse a esta masacre.

Según el diario ABC, la necesidad de reconciliación con estos pueblos había llevado a Alemania en los últimos años a realizar varios gestos de reconocimiento de cara a Namibia, como la entrega de los huesos de miembros de las tribus herero y nama en 2019. Los restos de huesos, especialmente cráneos de las víctimas, fueron enviados a Alemania tras la masacre para experimentos científicos de carácter racista. El médico Eugen Fischer, cuyos escritos influyeron en Adolf Hitler, intentó demostrar con estudios basados en estos huesos la superioridad de la raza blanca.

“Responsabilidad sí; complicidad no”

La decisión de Alemania sigue a la anunciada por Francia apenas 24 horas antes de reconocer por su parte la histórica “responsabilidad abrumadora” en el genocidio que la mayoría hutu consumó contra la minoría tutsi en Ruanda en 1994, siendo Presidente François Mitterand.

El actual mandatario galo, Emmanuel Macron, expresó ese reconocimiento personalmente en una declaración solemne, durante un discurso pronunciado ante el Memorial del Genocidio, en Kigali, que recuerda a los más de 800.000 muertos masacrados entre abril y julio de 1994, mientras se encontraba en visita oficial en Ruanda.

El Presidente Emmanuel Macron habla en la inauguración de un Centro Cultural francés en la capital, Kigali, Ruanda, el jueves. Foto AP

“Hoy aquí, con humildad y respeto, he venido a reconocer nuestras responsabilidades”, dijo Macron en su solemne discurso pronunciado tras una visita del museo del memorial sobre el genocidio, cuyas víctimas fueron en su inmensa mayoría tutsis. “Reconocer este pasado es también y ante todo continuar la labor de la justicia. Comprometiéndonos a garantizar que ningún sospechoso de crímenes de genocidio pueda escapar al trabajo de los jueces”, añadió.

Sin embargo, Macron aseguró que Francia “no fue cómplice”. Expresó su esperanza en que “los que atravesaron la noche puedan perdonar, nos hagan el don de perdonarnos”, aunque delimitó el papel de Francia al afirmar: “Responsabilidad sí; complicidad no”. En todo caso, reconoció que su país permitió “durante demasiado tiempo que el silencio prevaleciera sobre el examen de la verdad”.

El Presidente ruandés, Paul Kagame, agradeció la “inmensa valentía” del líder francés, mientras que el responsable de la principal organización de sobrevivientes, Egide Nkuranga, lamentó que Macron “no haya presentado verdaderamente disculpas en nombre del Estado francés”, y que “ni siquiera haya pedido perdón”.

El Presidente de Francia, Emmanuel Macron, habla después de firmar el libro de visitas en el sitio conmemorativo del genocidio en Kigali, Ruanda, el jueves. Foto: AP

La visita oficial a Ruanda había sido presentada como el “paso final en la normalización de las relaciones” entre ambos países, tras más de 25 años de tensiones. Macron y Kagame se comprometieron a reanudar las relaciones “poderosas e irreversibles” entre Francia y Ruanda. El Presidente francés anunció el próximo nombramiento de un embajador en Kigali, un puesto que está vacante desde 2015.

Según France Presse, el papel de Francia antes, durante y después del genocidio ruandés ha sido un tema candente durante años, que incluso llevó a la ruptura de las relaciones diplomáticas entre París y Kigali entre 2006 y 2009. Un informe de historiadores publicado en marzo y encabezado por Vincent Duclert concluyó que Francia tenía “responsabilidades pesadas y abrumadoras” y que el entonces Presidente socialista François Mitterrand y su entorno estaban “cegados” ante la deriva racista y genocida del gobierno hutu, que París apoyaba entonces.

Con este discurso, Macron va más lejos que sus predecesores, en particular Nicolas Sarkozy, único presidente francés en haber viajado a Kigali desde el genocidio de 1994. Sarkozy había reconocido “graves errores” y “una forma de ceguera” de las autoridades francesas que tuvo consecuencias “absolutamente dramáticas”.

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