La fractura de la UDI con los republicanos y su apuesta por recuperar influencia

La caída de la acusación constitucional contra la ministra del Interior, Izkia Siches, tensionó a las dos colectividades de derecha y dio cuenta de la estrategia que está intentando implementar el gremialismo encabezado por el senador Javier Macaya: buscar tender puentes con la centroizquierda para que sean vistos como el partido con el cual se pueden alcanzar acuerdos.


Fue un tema que tensionó ayer a la UDI. El apoyo de gremialistas a la cuestión previa de la acusación constitucional contra la ministra del Interior, Izkia Siches -que en la práctica significa un rechazo al libelo- provocó una profunda molestia en el Partido Republicano.

Rápidamente ese martes en el Congreso Nacional en Valparaíso se dieron acusaciones de lado y lado. El diputado republicano Cristián Araya escribió un tuit en el que acusó a su par del distrito Guillermo Ramírez (UDI) de “defender” a la ministra. Ramírez le replicó: “Eres lo mismo que el Frente Amplio. Irresponsable y oportunista”.

Los diálogos también ocurrieron en los pasillos del Congreso. Si bien los republicanos sintieron que la acusación tuvo sus frutos por la cantidad de votos que logró pese a caerse, evidenciaron su molestia contra sus pares de la UDI a quienes acusaron de no defender a las víctimas de los problemas de seguridad ciudadana.

Pero lo cierto es que detrás del rechazo a la acusación en la UDI hay una estrategia pensada. Una que busca, según afirman en esa colectividad, diferenciarse del Partido Republicano y posicionarse como una colectividad más “moderna y dialogante” en la búsqueda de acuerdos. Mostrando así, además, un contraste con lo que fue la antigua oposición que hoy le toca ser gobierno.

La idea ha sido motivo de análisis y es un diseño elaborado por referentes del partido que pretenden que la UDI deje de ser vista como una colectividad que se ha opuesto históricamente a los cambios. Por lo mismo, se han intentando dar señales en ese sentido para intentar influir en los debates actuales y los que vienen.

Una de ellas fue la propuesta del senador y presidente de la UDI, Javier Macaya, para reducir el quorum de las reformas constitucionales de 2/3; luego vino el apoyo de la tienda a la propuesta de Matías Walker (DC) y Ximena Rincón (DC) para cambiar ese quorum a 4/7, y a eso último se sumó que el partido suscribió -junto al resto de Chile Vamos- una carta con diez compromisos de reformas a realizar si es que gana el Rechazo en el plebiscito de salida del 4 de septiembre.

“El hecho de que seamos más dialogantes con todos los otros partidos nos va dar un liderazgo dentro de la centroderecha”, dijo el diputado Christian Moreira, al ser consultado por el diseño de la colectividad.

Quienes comparten este diagnóstico sostienen que “darle la espalda” a la acusación constitucional, además de diferenciarse de los republicanos, también tuvo otro fin que sopesaron durante los cálculos que hicieron: que el libelo se iba a caer de todas formas y que no aportaba acusar constitucionalmente a Siches porque, en privado, creen que su figura favorece al Rechazo debido a que la gestión del gobierno está vinculada al proceso constituyente.

“Pegar cuando valga la pena pegar”, dice un conocedor de esta apuesta, quien agrega que tampoco quieren impulsar acciones que no tengan sustento jurídico. En ese sentido, es que en la UDI algunos creen que la acusación era infundada y no quieren repetir el escenario que se dio en el gobierno de Sebastián Piñera cuando la entonces oposición impulsó varias acusaciones constitucionales.

Así, las mismas fuentes añaden que la idea es perfilar a la UDI como un partido más “dialogante” y tender puentes con la centroizquierda. Esto contrastando con el Partido Republicano, que, dicen, representa a una “derecha más dura” y que gran parte de su militancia está por mantener la actual Constitución tal como está. Asimismo, quieren aprovechar que RN, encabezado por el senador Francisco Chahuán, está “más desordenado” por lo que ven una oportunidad de ser el partido con el cual el oficialismo busque sentarse a conversar en caso de que gane el Rechazo en el plebiscito del próximo 4 de septiembre.

Por lo mismo, el foco del partido liderado por Macaya es el plebiscito constitucional y después de ello, si se impone el Rechazo, apostarán a ser el partido con el cual se tienen que buscar los consensos para realizar los cambios constitucionales a la Carta Magna.

A esa estrategia, según dicen en la colectividad, ha ayudado que el partido esté alineado. Tras las últimas elecciones parlamentarias la UDI se renovó y quienes eran vistos como los más “duros” se fueron del Congreso, por ejemplo, Víctor Pérez, Alejandro García Huidobro, Jacqueline van Rysselberghe y Ena von Baer.

Mientras que hoy, los considerados “más severos”, están alineados. Para graficarlo en la UDI dan el ejemplo del jefe del comité de senadores, Iván Moreira, quien el domingo escribió en Twitter “hay que reconocer que Javier Macaya es nuestro líder de una nueva generación y nosotros fuimos tozudos en no hacer cambios cuando correspondían. Lo importante es que hoy tenemos la convicción democrática en hacerlos para salvar a Chile de una Convención Constitucional que despreció nuestra historia”.

En el partido también destacan frases de referentes de centroizquierda como la de la senadora Rincón quien, en entrevista con La Tercera, dijo que “esta derecha de Macaya no tiene nada que ver con la de Jovino Novoa que se opuso a todos los cambios a la Constitución”.

De todas maneras, en la militancia gremialista todavía hay algunos que podrían resistirse a los cambios. De hecho, fue mal vista la frase del senador Juan Antonio Coloma quien dijo hace unos días en Tolerancia Cero que “yo básicamente mantendría el sistema político actual”. De todas maneras, quienes lo conocen dicen que el propio parlamentario hizo una autocrítica de su frase y está alineado. Asimismo, agregan que el senador ha intentando ayudar a Macaya a ordenar a la colectividad.

Para mantener alineada a la UDI, Macaya inició un recorrido por todo el país para hablar con la militancia, visita constantemente la Cámara de Diputadas y Diputados todas las semanas y cuenta con la ayuda de la secretaria general, María José Hoffmann, quien tiene dedicación exclusiva en el cargo.

En la directiva reconocen que este cambio de tono -que intentando plasmar Macaya- ha significado también flancos en la interna UDI, en la militancia de base, que ven con cierta resistencia que el partido no tenga un rol “más rudo” para fiscalizar al gobierno de Gabriel Boric.

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