Vocerías en tiempos de crisis: El balance en La Moneda

Cinco rostros principales determinó el gobierno para hacer los anuncios en medio de la pandemia. Las miradas del Ejecutivo y de Chile Vamos se han centrado en el subsecretario de Redes Asistenciales. Entre los analistas se destaca el rol de Daza.


El miércoles, a raíz de la abrupta salida de Rosa Oyarce como seremi de Salud de la Región Metropolitana, en el almuerzo de bancada de RN surgió como tema de conversación el rol que ha cumplido el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga, una de las caras visibles de la crisis sanitaria y quien se ha desempeñado como uno de los cinco principales voceros del gobierno para enfrentar la pandemia del coronavirus en Chile.

En esa reunión, junto con insistir en la molestia que generó la remoción de Oyarce, los diputados hicieron una evaluación de Zúñiga, quien es cercano a Mañalich. Según los asistentes, el diagnóstico compartido fue que es un “mal vocero”. De hecho, algunos de los presentes dicen que se acordó transmitirle esa inquietud al Presidente Sebastián Piñera.

Las vocerías de Zúñiga, en todo caso, no solo tienen mala evaluación en RN -donde algunos le pusieron el sobrenombre de “Robocop” por la poca expresión y lo que consideran falta de “ritmo” en sus declaraciones-, sino que es un diagnóstico compartido por gran parte del gobierno, donde sostienen que se muestra nervioso y que transmite inseguridad.

De hecho, en el Ejecutivo agregan que se le ha recomendado a Salud quitarlo de las vocerías, pero que Mañalich defiende su permanencia. La cercanía entre ambos, además, ha provocado que al interior del gobierno a Zúñiga se le apode “su secretario”, en vez de subsecretario. Sin embargo, en el Ejecutivo señalan que las razones del titular de Salud responden a que Zúñiga realiza una buena gestión, maneja los contenidos y es responsable con la información.

Las miradas en el oficialismo, en todo caso, se han centrado también en otros voceros de esta crisis, que funcionan bajo un sistema de turnos, dependiendo del tipo de información que se dará a conocer. Uno de ellos es la ministra de la Segegob, Karla Rubilar, quien es la que los coordina a todos: a Zúñiga, al ministro Mañalich, y a las subsecretarias Paula Daza (Salud Pública) y Katherine Martorell (Prevención del Delito).

En el caso de Rubilar, salvo cuando dijo que “no hay vacuna más relevante que el amor” y que quedarse en casa es “señal de amor” -frases que fueron mal evaluadas en el oficialismo-, el balance en Palacio y en Chile Vamos sobre sus vocerías es positivo: ven un contraste grande desde el estallido social a la fecha, que Rubilar se ve más “sólida”, segura y que creen que eso responde a que su profesión está ligada al aérea de la salud.

Sobre Martorell -quien elaboró los protocolos de salvoconducto y desplazamiento para las cuarentenas-, el diagnóstico en el gobierno y el oficialismo es que ha sido uno de los “grandes aciertos”. Las mismas fuentes indican que sus intervenciones son “didácticas y claras”, que permiten llegar con facilidad a la gente.

Un diagnóstico similar hay en el caso de Daza, de quien también hay una buena evaluación.

En cuanto a Mañalich, en tanto, las opiniones no son unánimes. Hay quienes afirman que entrega “seguridad” y se muestra empoderado en el cargo, mientras que a otros en el sector no les gusta el “tono” que usa, sobre todo con los alcaldes.

En este contexto, incluso, el ministro tuvo que reconocer hace unos días que había cometido un error cuando -en medio de la disputa con los ediles y en una de sus vocerías- criticó a varios jefes comunales en general, acusándolos de hacer campaña, una intervención que al propio Piñera le pareció incorrecta.

En la encuesta Cadem del 20 de marzo, Mañalich subió en nueve puntos su aprobación sobre cómo está gestionando la crisis, llegando a un 39%, en el sondeo del 3 de abril retrocedió a un 23%, y en la medición del 9 de abril llegó a 30%.

“Se han destacado las vocerías de Rubilar y de Martorell, y lo ha hecho muy bien la subsecretaria Paula Daza”, dice el presidente de RN, Mario Desbordes, junto con señalar que “hay que sacarle máximo provecho posible a quienes han demostrado ser buenos voceros”. Su par de Evópoli, Hernán Larraín Matte, agrega que “frente a esta crisis que ha sido un aprendizaje para todos, no existía preparación, y todas las autoridades han ido mejorando la gestión y la manera de comunicar”.

El académico de la Universidad de Talca Mauricio Morales comenta que “Daza ha sido la vocera más clara y prístina; está abocada a hacer su trabajo y no a esperar que caiga Mañalich para asumir como ministra”, mientras que el abogado Gonzalo Cordero dice que “el ministro Mañalich puede ser confrontacional, pero en una crisis como esta se necesita seguridad y convicción, no que trate de agradar a todo el mundo”,

En el caso de la ministra Rubilar, Carlos Correa, consultor y académico de la Universidad Diego Portales, dice que “las metáforas de virus y amor son impropias de una vocera, y tienden más a confundir que a transmitir la posición del gobierno”.

En términos más globales, el director del Instituto de Filosofía de la Universidad Diego Portales, Hugo Herrera, sostiene que "comparativamente, el gobierno en este escenario lo está haciendo mucho mejor que en un escenario de crisis política”.

En La Moneda, además, dicen que se evalúa incorporar nuevas figuras para que hacer bajadas comunicacionales en dos áreas: “bienestar social” y “evidencia y transparencia”. Sobre lo primero, la idea es aterrizar medidas en beneficio de la gente a través de las carteras de Desarrollo Social y Mujer; mientras que lo segundo apunta a despejar las dudas que hay por las cifras de contagiados y proyecciones, lo que podría estar a cargo del ministro de Ciencias, Andrés Couve.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.