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8 miradas

Han pasado tres semanas, un sinnúmero de réplicas y un cambio de mandodesde la madrugada del 27 de febrero. Se han discutido las responsabilidades yteorizado causas para justificar las consecuencias. Ocho profesionales ligadosa la arquitectura, el urbanismo, la docencia y el patrimonio nos entregaron suvisión de este momento y ciertas pautas para encaminarnos hacia unareconstrucción sustancial y coherente que podría darle a nuestro país las basespara un desarrollo sostenible en el tiempo.

9.3.2010 EN talcahuano a la orilla del mar se encuentre caleta de Pescadores que se intenta recuperar luego del maremoto que destruyo sus casa y dejo un barco pesqueros en medio de su barrio foto:Felipe Fredes F Caleta de los Pescadores

-¿Cuán preparado está Chile en materia de calidad de la infraestructura de acuerdo con las leyes y normativas existentes?

No existe un diagnóstico acabado de los daños como para dar una respuesta concluyente. Según lo que conocemos hasta ahora, la infraestructura pública resistió bien. En pocos días se restableció la conectividad longitudinal hacia el sur y el monto estimado por el MOP (U$ 1.200 millones) es muy bajo considerando la extensión del territorio afectado.

En las viviendas nuevas el impacto fue acotado. Los edificios con daños estructurales son marginales respecto al stock edificado desde el último terremoto, que en Santiago supera las 700.000 viviendas, de las cuales 300 mil son departamentos.

Sin embargo, la pésima reacción de algunas empresas con edificios afectados pone en entredicho la tesis de la autorregulación. Esto implicará una revisión en los métodos de fiscalización de aspectos estructurales, aunque veo complejo que esta tarea vuelva a los municipios.

-¿En qué se tendrá que poner énfasis en los próximos años para reconstruir ymejorar?

La tarea debiera ordenarse en tres frentes: reconstruir, procurandominimizar los traslados de personas, y creando subsidios para recuperar las redes locales de empleo, sobre todo a nivel de microempresas. Segundo, re-potenciar, lo que implica aprovechar las obras para resolver problemas de arrastre que tenían las ciudades antes de la catástrofe. Esto abre numerosas oportunidades para renovar centros y bordes costeros, aprovechando los escombros para habilitar rellenos y terraplenes como se hizo en Viña en 1906 o en Kobe en 1995.

El tercer frente es reducir la vulnerabilidad ante futuros desastres. Todos los casos exitosos se basan en la organización de la comunidad a nivel de barrios, creando protocolos y espacios públicos que puedan ser aprovechados como lugares de albergue o protección.

-¿Cómo cree que se encuentra Chile en términos de normativas, expertise y conciencia del valor patrimonial de sus ciudades?

Pienso que no hemos aprovechado para nada la experiencia de 1985. 25 años después, con más recursos e información, insertos en la cultura de un mundo global, nos disparamos en el pie y seguimos demoliendo sin ningún estudio previo. Lo mismo pasa con el adobe. Muchos se asombran de este material, a pesar de que gran parte del país está construido en adobe. Esto convierte en un desafío dramático conservar edificios patrimoniales en adobe. No hay ninguna conciencia de su valor estético, histórico o identificatorio, ymuchas autoridades no han dudado en ordenar la demolición de calles enteras, sin ningún estudio previo, sin registro, sin rescate demateriales constructivos valiosos como puertas, ventanas, vigas, pilares, basas y soleras de piedra, que la retroexcavadora convierte en escombro.

-Luego de ver el estado de algunas construcciones declaradas patrimonio o zona típica, ¿en quién recae la tarea de evaluación y costo de las reparaciones o posible restauración?

Los edificios patrimoniales ‘declarados’ son los que están bajo la tutela omás bien en el registro de la Ley de Monumentos Nacionales, lo que no significa que su conservación y menos su restauración estén aseguradas, o que el Estado o los ciudadanos que se benefician con su existencia deban aportar nada. Todo el gasto de mantención recae en el propietario. Pienso en las iglesias de la Compañía en Graneros y la Merced en Rancagua. Pero no son sólo los Monumentos Nacionales los que preocupan. Interesa el futuro de la enorme cantidad de poblados y conjuntos rurales que constituyen la expresión material de la chilenidad, desde la Región Metropolitana a la VIII Región. Si pensamos que tras todo desastre se abre una oportunidad, en este caso ello sería la reformulación de la Ley de Monumentos Nacionales.

-¿Cuál es el camino a seguir en el ámbito del patrimonio?

Lo primero es reformular la institucionalidad, dando un lugar preponderante al patrimonio en el aparato estatal, de forma que se pueda formular y llevar a cabo una política, esto es tener el poder político y económico para eso. Junto a ello, se deben actualizar las leyes, incorporando nuevos conceptos, categorías, la participación ciudadana y de las comunidades que viven en zonas patrimoniales, etc.

Por otro lado, se requiere consensuar los conceptos y lamirada que se tendrá sobre este tema, fundamental para tener una política. Desdemi punto de vista, se debiera dilucidar cuáles son nuestras identidadesmás relevantes –entendiendo que estas evolucionan y que pueden surgir nuevas identidades relevantes– para nuestro país, incluidas las de los inmigrantes y, a partir de ellas, ver cuáles son los elementos fundamentales para preservarlas, para desarrollarlas, tanto materiales como intangibles.

-Desde la experiencia de catástrofes anteriores –terremoto del 85 por ejemplo–, ¿cómo se encuentra nuestro país en términos de normativas y conciencia del valor patrimonial de sus ciudades?

Nuestra sociedad valora hoy mucho más su patrimonio cultural. Ello se constata en que existe una creciente participación ciudadana expresada tanto en la demanda por declaraciones demonumentos nacionales, como en la convocatoria del Día del Patrimonio. Por otra parte, se ha fortalecido considerablemente el Consejo de Monumentos Nacionales, factor que ha redundado en una mayor y más efectiva valoración del patrimonio, tanto así que en los últimos cuatro años se declaró el 20% de los monumentos nacionales que existen en el país. Por otra parte, los consejos regionales debieran ser resolutivos para acelerar el proceso de rescate.

Me parece que ha sido importante la puesta en marcha del Programa de Puesta en Valor del Patrimonio, que realizan la Dirección de Arquitectura delMinisterio de Obras Públicas, la Subsecretaría de Desarrollo Regional y el Banco Interamericano de Desarrollo. Dicho programa ha involucrado una amplia gama de instituciones y generado procedimientos, diálogos, unidad de criterios, etc.

-De aquí para adelante, a su juicio, ¿cuál cree que es el camino a seguir?

Es especialmente significativo cómo los vecinos de algunas de las localidades patrimoniales dañadas por el terremoto se manifiestan a favor de la recuperación. Hay que considerar además que esta catástrofe ha afectado gran parte de nuestra zona central, a pueblos que tradicionalmente han sido íconos de la forma de vida propia del Chile Central rural, vinculados muy estrechamente con los hechos de nuestra independencia y por ende con el Bicentenario que nos prestábamos a celebrar con grandes fiestas. Lo sucedido nos presenta hoy el gran desafío de posicionar el patrimonio en nuestro proyecto de desarrollo humano integral.

-¿En qué se tendría que poner énfasis en los próximos años para poder reconstruir y mejorar?

Las normas de diseño estructural con que cuenta nuestro país son equivalentes a las normas de los países desarrollados, sin embargo, considero que las capacidades de fiscalización que disponemos no son suficientes para garantizar al 100%el cumplimiento de estas en la etapa de construcción. Por ello es indispensable fortalecer las capacidades fiscalizadoras de los municipios y de los organismos responsables de la infraestructura pública. Asimismo, es necesario destinar recursos para estudios e investigaciones que convoquen a las instancias públicas, privadas y a las universidades a fin de explorar el desarrollo y uso de nuevas tecnologías y materiales de la construcción.

-¿Podemos ya hablar de reconstrucción o estamos aún en un momento previo?

De hecho, hay que diferenciar dos etapas posterremoto; una de emergencia y una segunda de reconstrucción. Hoy estamos inmersos en la emergencia, que calculamos durará almenos unos cuatromeses. Esta etapa se define porque todavía hay muchas zonas inhabilitados y la urgencia es habilitarlas, restablecer o asentar a la gente en distintos lugares.Pueden existir planes concretos, pero hablar de reconstrucción hoy, es olvidar la sensibilidad de lo que está pasando en cada lugar.

Hoy nuestro trabajo se concentra –en paralelo al plan para este año de entregar viviendas definitivas amás de 10 mil familias– en la entrega de mediaguas para sacar a la gente que está en carpas y albergues.

-¿Cuál es o son las claves para una reconstrucción eficiente?

Sería un gran fracaso si la reconstrucción se hace desde un escritorio. Nos encantaría que las autoridades nos llamaran formalmente a trabajar por la reconstrucción; nuestra experiencia se podría homologar en ciertamedida con situaciones que están ocurriendo hoy.Nuestro contacto con el sentimiento de la gente nos da la convicción de que los pobladores saben que una mediagua es una solución temporal, y de hecho lo agradecen, la gente sabe reconocer soluciones temporales necesarias y urgentes, de planes definitivos.

-¿Hacia dónde deben ir las futuras normas políticas relacionadas con la construcción?

La normativa chilena es clara al exigir estándares antisísmicos en todo tipo de construcción. Sin embargo, ha quedado en evidencia que no todas las construcciones pasan la prueba. Ante este escenario, se debiera priorizar una mayor fiscalización por parte de las autoridades de gobierno y municipales, y además un mayor desarrollo en el mercado de los seguros contra sismos y terremotos, que hoy en día abarca a menos de un 7% de las construcciones. Esto sin duda tendrá un mayor costo económico de corto plazo que recaerá finalmente en los consumidores, pero en el largo plazo se traducirá en que podremos reponernos de mejor manera frente a este tipo de catástrofes que nos acompañarán por siempre.

-¿Cuál es o son las claves para una reconstrucción eficiente?

El Estado debiera abordar principalmente tres directrices. La primera, disponer de un sistema adecuado de telecomunicaciones satelitales que permita el flujo de información instantáneo. La segunda corresponde a los procedimientos de fiscalización y estándares de construcción que se exige a los diversos proyectos de infraestructura. La creación de una superintendencia de obras civiles, tanto para proyectos inmobiliarios como para obras de infraestructura de uso público, que cuente con los recursos técnicos y profesionales adecuados, debiera ser una prioridad.

La tercera directriz se relaciona con el diseño de esquemas de seguros asociados a los bienes inmuebles y proyectos de infraestructura, de tal forma que sean un aporte real a la sociedad en casos de catástrofe, y que no sean un negociado para las empresas aseguradoras o un trámite adicional para quienes adquieren una propiedad o para quienes administran y explotan proyectos de infraestructura.

- Luego del terremoto, ¿qué descubrimos del estado de nuestra arquitectura patrimonial?

Por un lado que, cuando una obra, por ejemplo de adobe, está bien concebida en términos de su diseño, está bien conservada en términos de su mantención permanente y está bien construida en términos de la debida incorporación de resguardos estructurales, no hay terremoto que valga.

Por otra parte, se vuelve a tomar conciencia del enorme e insustituible valor de nuestra arquitectura patrimonial.

Por último, mencionaría las consabidas limitaciones de nuestra legislación en el sentido de que no se contemplan adecuados mecanismos de protección para el patrimonio que se encuentra en manos de privados. Ninguna sociedad consciente del valor de sus bienes patrimoniales podría aceptar que un edificio tan significativo como la Basílica del Salvador permanezca pormás de veinte años en el estado en que se encuentra este noble edificio. Lo mismo sucede con otras construcciones como el Palacio Pereira o la Cervecería Ebner, por nombrar sólo algunos.

Aunque parezca un contrasentido, el terremoto puede contribuir a una mejor comprensión de la difícil situación que aqueja a nuestro patrimonio.

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