La tradición de los caballos de madera Dala comenzó en la aldea de Bergkarlas en Suecia. Distintas aldeas cercanas a este lugar se dedicaban a la cría de caballos y otras tantas estaban en la ebanistería y relojería. Se cree que esta tradición de más de cuatro siglos se inició cuando los fabricantes de muebles se encontraron con sobrantes de maderas que comenzaron a tallar como juguetes para los niños.

Ya para 1800, este pasatiempo se había convertido en todo un arte y el caballo Dalecarlian pasó a ser un símbolo que representa internacionalmente a Suecia.

En la actualidad esta tradición se conserva, y las figuras, completamente hechas a mano, provienen sólo de Nusnäs, un pequeño pueblo cerca del lago Siljan en Dalarna.

Nils Olsson Hemslöjd los fabrica desde 1922. La madera utilizada desde siempre ha sido el pino, ideal para la carpintería y tallado. Mientras los árboles aún están en los bosques, se seleccionan y se marcan para su fin, sólo los mejores serán elegidos como materia prima para tallar en un solo bloque los caballos. Son cortados y tallados a mano y luego de diversos procesos en que la madera se sella, se lija, se pinta a mano alzada con colores y pinturas tradicionales, salen a la venta, y ni un solo caballo es igual a otro.

Como es tradición, los caballos están pintados de rojo brillante con detalles y un arnés de color blanco, verde, amarillo y azul. Dependiendo de la zona geográfica a la que corresponden, los colores varían y del azul brillante pueden pasar al gris.

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• Las primeras referencias a los caballos tradicionales suecos para la venta datan de hace 400 años.
• El patrón contemporáneo corresponde a uno que tiene 150 años. Estos están decorados con un estilo de pintura conocida como kurbits.
• Al menos nueve personas diferentes participan en el proceso de fabricación artesanal de cada pieza.