Diseño para el cambio social
Satorilab, dupla transandina compuesta por el diseñador Alejandro Sarmiento y la periodista Luján Cambariere, hace de los desechos obras de diseño. Trabajo al que sumaron a una de las poblaciones más relegadas por la sociedad, transformando esta experiencia en una verdadera herramienta de cambio.

“El precepto moderno sería: donde hay diseño, hay residuos. Así, en nuestros tiempos, el residuo es, a la vez, el problema más angustioso y el secretomejor guardado. De las fábricas parten a diario dos tipos de camiones: uno se dirige a los almacenes y el otro a los basurales. El cuento con el que hemos crecido nos ha adiestrado para advertir, contar, valorar y preocuparnos por tan sólo el primero”. Con esta cita del sociólogo Zygmunt Bauman, muchas veces Satorilab abre sus workshops para despertar la conciencia sobre la realidad de los desechos que día a día intentamos alejar de nuestra vida, pero que ellos convierten en objetos de diseño.
¿Y qué pasa si a esa realidad que no queremos ver se une otra que también suele ser despreciada? Entidades estatales de Argentina le propusieron a Satorilab el desafío demostrarles a las internas de la Cárcel de Mujeres de Ezeiza lo que hacen en sus workshops, caracterizados por la creación colectiva con elementos que otros simplemente botan a la basura. “Nos pareció un desafío muy especial. Para ellas, la posibilidad de aprender un oficio y trabajar con materia prima gratis y baja tecnología era una oportunidad ideal, y para nosotros que, aunque suene duro, trabajamos con descartes, la posibilidad de sumar un granito de arena a una de las poblaciones más descartadas, también fue ideal”, cuenta Luján. Así nació Marca Cárcel hace un par de años, y hoy la línea de objetos que producen se vende en las tiendas de los museos más importantes de Argentina y pronto aquí en Chile en la tienda Cómodo. La ecuación de trabajo de Satorilab tiene que ver con dictar talleres que se basan en prácticas colectivas, como dice Luján “libres de egos y autorías”, más la utilización de desechos, que finalmente sonmateria prima gratis para un diseño que también debe producirse con un escaso uso de tecnología. “Dos condiciones fundamentales y de gran potencial teniendo en cuenta que, una vez recuperada la libertad, estasmujeres pueden replicar estas técnicas para la producción de objetos de uso propio o para la venta, sin necesidad de realizar una inversión y logrando un ingreso genuino para ellas y sus familias”, señalan Cambariere y Sarmiento.
Satorilab convirtió los desechos en una poderosa herramienta de reinserción social, ya que las cifras oficiales les mostraron que los internos que reciben capacitación y pueden reinsertarse laboralmente, son los únicos que no reinciden en el delito. Y esta forma de capacitarse es ideal para esta población, ya que, como cuenta Luján, “cuando salen de la cárcel no tienen de qué vivir, porque no consiguen empleo o porque si quieren manejarse por cuenta propia no tienen dinero para solventar su emprendimiento. Nosotros de algún modo les enseñamos un oficio fácilmente rentable”.
¿Cuál ha sido la respuesta después del lanzamiento de los productos en la tienda del Malba, uno de los museos más importantes de Argentina?
Excelente. Para el lanzamiento elegimos tres productos: una luminaria en Pet (Invasura Pet), porque aprendieron esa técnica de reciclaje creada por Alejandro; el robot Naturito y el contenedor Dida –productos que nacieron en dos de nuestros workshops La Infancia en Juego y La Celebración–, hechos con el descarte deNatura y Adidas, respectivamente. Esto es importantísimo, ya que además de una técnica o material, el proyecto permite que accedan a un circuito, en este caso de las tiendas de museo, impensado para ellas y donde los productos adquieren otro valor. El proyecto fue documentado en cada momento y el día del lanzamiento se presentó en el Malba para que la gente que viera los productos supiera exactamente de donde venían y cómo estaban realizados.
¿Cuáles son los planes de Marca Cárcel para este año?
Básicamente, seguir fortaleciendo la pata productiva del taller para que ellas puedan ganar de la venta de estos productos. Y acabamos de lanzar la Pet Bol, un diseño de Alejandro realizado con lo que no se usaba de las botellas de plástico: los fondos, con motivo del mundial de fútbol.
¿Les gustaría replicar este modelo en otras cárceles y creen que sería posible hacerlo en otros lugares, como Chile, por ejemplo?
Ya estamos en conversaciones para implementar este proyecto en Chile y Brasil, ya que es absolutamente inédito en nuestro país y creemos que bastante novedoso en el mundo. Además, estas transferencias son muy complejas y hemos estado trabajando mucho tiempo para descubrir cómo aplicarlas correctamente para obtener resultados. Por supuesto que sería bueno capacitar a otros para que puedan aprovechar este camino ya recorrido por nosotros.
COMENTARIOS
Para comentar este artículo debes ser suscriptor.
Lo Último
Lo más leído
1.
2.
3.
4.