Editorial
Semana del 27 de noviembre al 4 de diciembre


Existen sectores de Santiago que se mantienen vigentes siempre. Alternando ciclos de actividad y períodos de latencia, pero siempre presentes en el inconsciente colectivo, porque en algún minuto los vivimos intensamente o porque son referentes de algo bien resuelto (proporción de verde versus construido, servicios versus residencial, regulación de alturas, circulaciones, etc.). En ciertos sectores de Providencia aún se puede encontrar lo anterior. Esta es una comuna en que ocurren cosas; ferias, teatro, exposiciones y, sobre todo, una sana vida comercial que se reinventa constantemente.
Algunos de sus sectores, como el eje Caupolicán/Av. Italia, han tomado vida propia gracias a una identidad que los hace únicos, viéndose privilegiados por personas que prefieren calidad sobre cantidad. En estos barrios se ha consolidado la lucha de algunos por preservar y evitar que el desarrollo, fruto de criterios inmobiliarios desatinados, destruya lo que les da carácter, escala y armonía a calles cada vez más escasas en el resto de Santiago.
Lo anterior, al menos para mí, grafica el modo en que mucha gente quiere vivir y en qué están dispuestos a transar, cuestión que debería ser tomada en consideración al momento de pensar una ciudad, especialmente ahora, cuando nuevamente se está proponiendo una modificación al plano regulador del Gran Santiago, la cual ya fue rechazada hace un par de meses. Coincido plenamente con Iván Poduje y su opinión sobre la necesidad de implementar un plan director, en el que los distintos factores que conforman una ciudad deben ser analizados y propuestos de manera relacionada entre ellos, integrando de buena manera los elementos que la componen. Hace mucho que se discute sobre esto. Entonces, ¿qué seguimos esperando?
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