Ciertos pÁjaros, como las urracas o los zorzales, dedican muchas horas y energía a construir sus nidos, lo hacen a partir de la nada y se dan un tiempo antes de considerarlos terminados, sus formas son orgánicas, con mezcla de hierbas y fibras que les dará la protección y el cobijo necesario una vez que la familia crezca.

Algo similar, obviamente a otra escala, es lo que pasa con las casas que llevamos en este número, sus dueños son personas que se dieron el tiempo y la maña para construir lo que para ellos funciona; igual que los pájaros, las fueron completando a pulso, siguiendo su intuición, las llenaron de detalles importantes y les imprimieron un sello único, personal. Este vivir de acuerdo a las propias ideas y ser consecuente con ellas, inevitablemente dará como resultado una propuesta potente, con un discurso propio, que no será indiferente a quienes visiten estos espacios. Porque habitar una casa no es solo decorarla, es crear los espacios que uno siente importantes, con las cosas que para uno funcionan. Es no hacerle caso al "debe ser" o lo que está de moda y en cambio jugársela por el "quiero ser" y lo que para uno es lo bueno.

Quizás es pedirle mucho a la decoración, casi una filosofía de vida, pero cuando uno ve espacios naturalmente vividos, donde el orden/desorden de sus dueños tiene una lógica propia, eso se nota y valora. Puede que no lo sepamos hasta que lo vemos, pero por algo sitios como Decor8 o The Selby hoy tienen miles de seguidores, porque hablan desde la identidad y la individualidad, no desde la moda.

Esa también es nuestra filosofía.