Al momento de rediseñar la cocina de su casa en Chicureo el animador Felipe Camiroaga no dudó en hacerle el encargo a su hermano Francisco, decorador, quien en sólo 20 días logró dar un vuelco total a este espacio, simplemente modernización el espíritu campestre que tenía con aires más sofisticados, donde una iluminación estratégica fue clave.

Inspirada en las antiguas residencias del campo europeo, específicamente en una ambientación que Francisco vio en una feria gastronómica en Alemania, esta cocina refleja además su experiencia, una construida entre idas y vueltas al viejo continente, en la que combina con total propiedad colores y materiales, algo tan típico de este conocido diseñador.

“Esa mezcla entre el pasado y el futuro de alguna forma devuelve vida a lo antiguo y suaviza lo moderno”, dice Francisco.

Y lo anterior se confirma, por ejemplo, con la presencia de una cabeza de jabalí montada sobre antiguos durmientes de madera de roble, que se contrapone a una lámpara de exquisito diseño italiano que rompe el esquema y la rusticidad casi obvia del lugar.

La iluminación fue otro punto importante a la hora de ambientar esta cocina, la que se distribuyó en forma cenital sobre todos los artefactos gastronómicos de avanzada tecnología que aquí se encuentran. Por un lado, un juego de alógenos proporciona una iluminación fría hacia los ángulos de trabajo, cocción y lavado y, por otro, una luz más cálida e indirecta crea ambientes íntimos en los espacios de estar, donde el dueño de casa se reúne periódicamente para cocinar con amigos y familiares, como parte de una fascinación personal que tiene Felipe