Espacio: Firma familiar
La puerta de entrada, la chimenea, el retrato de sus hijas con sus ojos redondos, las lechugas chorreando la frescura de su chacra. Todo sigue vigente, como recién salido del horno. Y aunque se hornearon hace años, los recuerdos de esta casa son momentos de la historia de Cachagua, la familia y sus recovecos.


Toda su vida ha sido de campo. Aunque nació en Santiago, María Isabel Vicuña terminó viviendo aquí, entre el mar y los cerros, mientras el gallo despierta y los pájaros le siguen a coro. Esta casa es un cuadro chileno, sin marco y con vida propia, con muchísima comida casera, con esa enjundia tan criolla en los rincones, con ese terruño casi extinto en Santiago.
Fue una antigua casa de inquilinos de los años cuarenta emplazada en el campo de los Vicuña, en Cachagua. Y encauzada por ese amor a primera vista por la zona, María Isabel decidió ir a vivir allí después de casada. Luego vinieron los hijos y las ganas de echar raíces. "Este lugar fue hecho a partir de planos arquitectónicos que hizo mi papá, con estos techos con cola de pato, tejuelas… Y cuando nosotros crecimos, hicimos crecer la casa con el mismo formato del principio, no cambiamos el estilo ni la altura", aclara Isabel. "Por eso hay algunas zonas que siguen iguales, como la galería y la escalera".
A pesar de ser campo -según nos cuentan, lo último que va quedando de lo que fue de los Vicuña-, Isabel trabaja como si estuviera en la ciudad. Se mueve entre la chacra, el jardín, los asuntos familiares, los negocios. Y al frente, su querido Club Ecuestre, fundado por los tres hermanos menores hace unos veinte años. Allí se lee una tradición familiar que recorre caballos, caballerizas, equitación y más caballos galopando. Desde muy chicos que aprendieron el asunto, convirtiéndose en expertos anónimos, maestros indiscutidos en Cachagua. Allí la dueña de casa está a cargo de la galería de arte, además de otros asuntos de la administración.
Los espacios interiores se vistieron con muchísimas fotos familiares, también varias herencias y regalos de amigos. "Mi mamá era mueblista, entonces veíamos una revista juntas y yo le decía me encanta esto y ella lo copiaba tal cual. Si bien tenemos muebles antiguos que datan de la época de la Colonia, mi casa no es muy estirada, tengo de todo. Se ha ido armando con la historia de mi vida, hay muchas fotos, es práctica y fácil de vivir".
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