Esta cocina diseñada por la oficina Livingston Elton tiene dos notorias características: la primera, es que ocupa un primer plano y comparte protagonismo con el resto de la casa, utilizando un colorido mobiliario y artefactos que generan una estética única. Y  la otra, es que puede independizarse totalmente gracias a una  simple puerta corredera o fundirse con el comedor y el living como un todo.

Cuando la oficina de Francisca Livingston y Clarisa Elton recibió el encargo de diseñar la cocina de una joven propietaria se concentraron en cumplir con los requisitos establecidos; este lugar debía ser práctico, integrado, acogedor y ordenado. Hoy, con cualidades a la vista, se ve una cocina luminosa, de vivos colores, vivida y acogedora.

Los muebles que marcan la distribución y definen el layout son de cielo a piso con frentes de vidrio ranurado pintado con distintas tonalidades: verde, azul petróleo y turquesa (innovación de la oficina a cargo). La inspiración proviene de los años 70, con un  toque diferente dado por la integración de colores. Estas puertas se ven como un solo paño y no tienen marcos en su perímetro. Además no tienen tiradores sino que tienen un rebaje en el canto que permite su apertura. Para lograr el concepto de funcionalidad, los muebles aéreos y de piso se proyectaron con mucha capacidad de almacenamiento y se ocuparon los espacios muertos como de la parte superior, donde se dispuso una cava para vinos en toda su longitud.

Pese a ser una cocina de estilo contemporáneo tiene una faceta acogedora que se logró con el toque de la madera de mañío en dos espacios: en el  nicho para trabajar y almacenar los electrodomésticos y  en el mesón isla con encimera. En tanto, el mármol de Carrara se usó en la zona del lavaplatos y en la cubierta del mesón.