Estilo internacional
Detrás de una larga fachada continua en el barrio Bellavista se encuentra el taller del fotógrafo Philippe Desruelles y del cineasta Hugo Maza, un espacio silencioso que contrasta con el exterior, pero logra el ambiente perfecto para que surjan buenas ideas.


Nunca está igual y cambia según las producciones que sus dueños realicen. Versátil, así es esta oficina-taller-estudio del fotógrafo francés Philippe Desruelles y del cineasta mexicano Hugo Maza. A veces acoge a decenas de personas y otras sólo a ellos, quienes encontraron en este lugar un espacio perfecto para su creatividad. Aunque se pueden ver objetos y cuadros por montones en cada esquina, la luz que entra por cada uno de los ventanales junto al blanco de las paredes permiten que en este lugar de techos altos se encuentre una tranquilidad incomparable y se obvien todas las interrupciones a la vista. Entre las molduras del techo, las mesas provenzales de los espacios comunes, plantas, cactus, ramas y flores, se logra una combinación perfecta que habla del origen de cada de uno; un poco de Europa, un poco de México.
Varias habitaciones componen esta casona de principios del siglo XX, cada una con su función. Las dos principales son las oficinas de los dueños: la de Desruelles con un gran ventanal por el que entra la luz principalmente en la tarde, piso en damero, fotos en blanco y negro, revistas de diseño, decoración y arte apoyadas en un mueble negro. Es aquí donde el fotógrafo encuentra la inspiración y donde se reúnen sus herramientas de trabajo, computador e impresora. Por su parte, Maza le da la espalda a la calle en su escritorio y se asila del ruido. Este es su lugar, siempre y cuando no esté reunido con el equipo de producción, quienes generalmente aprovechan la mesa provenzal del comedor o la habitación del lado, la cual tiene más estaciones de trabajo. Ambos profesionales de la comunicación y las imágenes no sólo comparten el lugar de trabajo.
Maza y Desruelles se establecieron en nuestro país por la misma razón: se enamoraron de una chilena. Hace más de 15 años que viven acá y por esas casualidades del destino se conocieron por un amigo francés que tienen en común. Así, hace dos años comenzaron a realizar varios proyectos en conjunto. Y no sólo tienen sus oficinas acá; un par de metros más allá, en el mismo pasaje, tienen sus estudios, que sirven para las sesiones fotográficas de Philippe así como de locación para las grabaciones de Hugo.
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