Antiguo vergel

Próximo a cumplir 100 años, este jardín que se concibió inspirándose en los jardines del sur de España, mezcla colores y olores en todas las estaciones del año.

Su paisajista fue el original dueño de casa, don Carlos Peña Otaegui, quien transformó una rústica chacra alrededor de una casa de estilo colonial chilena del siglo XVIII. Diseñado en base a parterres constituidos por boj, este parque permite ir recorriéndolo mediante senderos de piedrecilla que conducen a diferentes rincones sombreados por antiguos árboles como tilos, olmos, laureles, pinos, paltos, naranjos y ginkgos.

El color es predominante en este jardín, dado por la cantidad de flores presentes como rosas, hortensias, azaleas, calas, amapolas, lirios y flor de la pluma, las que en sus distintas floraciones se encargan de emanar un agradable aroma.

Su actual dueño, un aficionado del jardín, cuenta que en ocasiones mientras ha estado jardineando ha encontrado, por casualidad, viejas tinajas enterradas en el suelo, porque en algún momento esta chacra también sirvió para almacenar vino y granos.

Algunas de estas han servido como elemento decorativo para el propio jardín, donde también tienen presencia variadas esculturas de figura humana y columnas de ladrillo que con los años el tupido follaje se ha encargado de esconder.

Verde elegancia

Una reserva natural que solo invita a recorrerla y descubrirla por su belleza innata, es lo que representa fielmente este jardín ubicado en el antiguo sector de La Dehesa, diseñado por la paisajista Manene García.

Tomando en cuenta ciertos elementos del paisajismo inglés e italiano, Manene logró dar forma a un gran parque de exuberante vegetación, de viejas cortezas y nobles árboles plantados en acentuadas pendientes.

Un esquema suelto, pero que a su vez denota un diseño elegante e imponente y que define la esencia de este parque que al caminarlo exhibe distintos puntos de interés. Uno de ellos es el sector donde se encuentra una antigua pileta rodeada de lavandas, romeros y boj podados como respaldo de los bancos de fierro presentes en el lugar, además de una empinada escalinata de piedra que da la bienvenida para subir al cerro. Árboles como magnolios, cedros, liquidámbar y osmantus, además de flores como lavandas y rosas, son especies preponderantes en este jardín de corte inglés. Pero si hay algo que caracteriza a este lugar, es el trabajo de poda que ha hecho la paisajista para árboles y arbustos logrando diferenciar macizos sueltos de otros más estructurados.

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Vista ornamental

Sobre el techo de una casa en La Dehesa se originó este jardín de contemplación cuyo diseño, realizado por la paisajista Manene García, se basó en las estructuras y simetrías bien cuidadas de los antiguos jardines franceses.

"Al ser un techo sobre una sala de estar, esta terraza jardín no podía tener mucho riego. Para esto cambié el pasto por piedras toscas y dispuse macetas de arcilla rectangulares plantadas de boj y lavandas inglesas para darles movimiento", explica Manene.

Un diseño que se ordena en base a los mismos elementos decorativos presentes, como la extensa hilera de maceteros de fierro pintado, que contienen mandarinos amargos, los que se mantienen podados al estilo topiary, columnas, asientos de fierro, pinos recortados en forma circular y otras macetas con santolinas, plantas resistentes al sol y la falta de agua.

Sin embargo, todo gira en torno a la pileta central que es el ornamento principal, porque desde ahí emerge el sanador sonido del agua que relaja, y la cuota de frescura necesaria para este lugar.

Un lugar para estar, recorrer y permanecer largos ratos viendo el sol desaparecer detrás de los cerros y contemplar el extenso valle de La Dehesa. Así se concibió este romántico jardín.

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