La mirada crítica del diseño
Fue uno de los más notables invitados que tuvo la recién pasada Bienal de Diseño de Chile. Este diseñador trajo desde Holanda su peculiar visión sobre esta disciplina. Su vasta experiencia, desarrollada en su estudio en Amsterdam, y la amplia perspectiva que le ha entregado el estar dedicado a la docencia lo han convertido en uno de los más grandes referentes del diseño actual. Agudo, simpático y multifacético. Este es Jurgen Bey.


Jurgen Bey es de esas personas que no pierden nunca el sentido del humor, y puede hacer una broma y seguir hablando con la misma seriedad y profundidad con la que siempre ha realizado su trabajo como diseñador y actual presidente del Instituto Sandberg, en Amsterdam, entidad que desde 1995 ofrece programas de maestría en Diseño, Bellas Artes y Artes Aplicadas.
Crítico de diseño, en su estudio Makkink & Bey, que lidera junto a la diseñadora Rianne Makkink, trabaja junto a un equipo multidisciplinario que incluye expertos de moda, arquitectura y diseño. Esta forma global de enfrentarse a los proyectos es uno de los sellos que lo caracterizan. La conexión entre las diferentes áreas de especialización le permite la gestación de nuevas ideas y perspectivas aplicables a cada etapa del proceso de producción, siempre respaldada por un trabajo de estudio, observación e investigación. Para Jurgen el objetivo de su oficina es justamente atraer la mirada hacia una nueva cultura del diseño. "La planificación urbana, la arquitectura y arquitectura del paisaje están indisolublemente ligadas al diseño de productos, ya que éste puede avanzar hacia un proyecto de mayor escala. Y a la inversa, un proyecto de arquitectura también puede generar una serie de productos que se convierten en los portadores de ese contexto", aclara.
Como una de las grandes figuras de la recién pasada Bienal de Diseño, Chile se Diseña, dio una interesante conferencia en la que habló de la experimentación y de la fusión del arte, el diseño, la economía y la artesanía. Este holandés es autor de diversos proyectos que van desde la publicación de libros como Mentes Brillantes, Hermosas Ideas del Año 2003, la creación de objetos, hasta proyectos de interiorismo y exhibiciones, como la recién pasada The Crate Series en la galería Spring Proyects de Londres. Se trata de un proyecto de diseño con cajas de embalaje, una investigación sobre las delimitaciones en el espacio público, privado y el tiempo, así como el papel de los objetos que usamos en estos ámbitos.
Tu trabajo mezcla diversas áreas de las artes aplicadas, ¿cómo desarrollas tus proyectos?
En nuestro equipo trabajamos con todos los ingredientes que encontramos para un determinado encargo. El personal del estudio es como una familia, de manera que la solución de diseño final es fruto de las contribuciones individuales de cada uno. Se da como una práctica social. Es que ser un diseñador es como enhebrar cuentas en un collar: tú tienes una teoría y decides seguir un camino determinado usando los elementos que hemos recogido de ese camino.
Eres crítico de diseño; ¿cómo se puede ser crítico y diseñador a la vez?
La crítica de diseño es un área donde me siento cómodo, porque creo que es importante hacer que tu voz se escuche a través del diseño. No se trata de estar en contra de las cosas, sino de realizar crítica, particularmente en el caso del diseño sostenible. Se trata de encontrar el justo equilibrio con el progreso.

The Crate Series.
Un proyecto de diseño con cajas de embalaje que fue exhibido en la galería Spring Proyects en Londres, desde 5 de noviembre al 16 de diciembre.
¿Hacia qué dirección debiese enfocarse el diseño? El objetivo del diseño es hacernos pensar, exponer hipótesis, provocar acciones y reacciones, debate y las posibilidades de volver a imaginar más allá de la estrecha definición presentada a través de los medios de comunicación y en las tiendas. Diseñadores, artistas, arquitectos, todos los que trabajan en el ámbito cultural deben tener como objetivo impulsar la cultura hacia el futuro.
En este contexto, entonces, ¿cuál debiese ser el rol del diseñador actual? Todo lo que necesitamos ya existe; sólo hay que hacerse la pregunta sobre ¿cómo reconocer y lograr traducirlo en algo que sea bien utilizado? Para cambiar el punto de vista de alguien necesitas hacer que la gente sea más curiosa. El diseño no es una ciencia exacta, y existe una gran área donde te puedes mover libremente, te haces preguntas como ¿qué pasaría si...?
Recientemente fuiste nombrado director del Instituto Sandberg de Amsterdam, cuéntanos ¿qué proyectos tienes al mando de esta institución? La idea de usar esta red interconectada de diseñadores con diferentes capacidades y backgrounds es algo que me interesa muchísimo, para así poder establecer una comunidad multidisciplinaria. De esta forma, me gustaría usar el peso cultural que tiene el Instituto Sandberg como plataforma para crear en conjunto una comunidad estudiantil internacional, compartiendo diversas experiencias de manera de aumentar la interacción entre teoría y práctica, a través de un programa de investigación y conocimiento conceptual.
¿Cuál es tu percepción de lo que viste en Chile? Creo que en Chile el diseño es simple y clásico. He visto algunas cosas vintage que me han gustado, aunque el proceso de diseño es distinto al que nosotros enseñamos. Justamente es eso lo que me llama la atención. Por otra parte, tampoco podría decir que Chile es un país que no tiene desarrollado el diseño, porque estando aquí he podido ver la cantidad de universidades que imparten esta carrera, que son muchísimas; pero el tema es saber qué se va a hacer con ellos en el futuro, dónde les vas a dar un trabajo. Yo espero que el desarrollo sea de acuerdo con su propia cultura, y en ese sentido me produce curiosidad saber qué tipo de diseño proviene de la cultura chilena, que debiese ser diferente al que se hace en Europa, porque el diseño debe estar vinculado a la cultura a la que pertenece.
¿Por qué te interesó participar en esta bienal? Me interesó participar porque para mí es fundamental estar en contacto con otras culturas, y cuando llegas a un país como turista hay siempre una distancia, pero si te hacen parte de una comunidad puedes conocer personas, te invitan a participar y a entrar a un grupo (en este caso de diseñadores). Yo soy un diseñador que tiene un estudio, y también me dedico a la docencia en el Instituto Sandberg, donde recibimos estudiantes de todas partes del mundo que vienen a aprender el diseño europeo, y a entenderlo desde el modo europeo. El riesgo es que cuando tienes estudiantes extranjeros que vienen de otras culturas, y con otros backgrounds, no todos tienen la misma plataforma de conocimiento. Eso puede ser un riesgo; se da por hecho que tienen una misma base de conocimiento, pero también es importante estar abierto a otras situaciones y culturas, porque el futuro se crea justamente de las cosas que no conocemos. Un estudiante extranjero puede entregar distintas respuestas a las mismas problemáticas que nosotros podemos tener en Europa. Son universos paralelos, otras experiencias que te obligan a replantearte muchas preguntas, y te das cuenta de que hay diversas formas de enfrentar el diseño. Por ejemplo, en Chile si quieres enfrentar el diseño desde el trabajo manual y no de procesos industriales como en Europa, esto te permite el desarrollo de talleres, comunidades pequeñas, y de crear un paisaje social donde la gente se relaciona.
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