Hasta mayo del año pasado, un hombre de negocios, un empresario de la minería por ejemplo, que necesitaba pasar días en Calama, no contaba con un lugar como el Hotel Borde Loa para alojarse. Existían otros hoteles, pero ninguno que combinara habitaciones de primer nivel, buena gastronomía y una inspiración en la cultura Licanantay, de la que Calama es parte.

En la cercanía con los centros productivos y económicos, los socios Cristián Gálvez -empresario minero- y Mario Gómez -director del BCI- detectaron la ausencia de construcciones con la misma raíz cultural atacameña que se observa en San Pedro, especialmente en el ámbito hotelero. Se propusieron rescatar esa herencia, junto a  su comida y arquitectura. El resultado es un hotel boutique con 18 habitaciones, cuyo diseño recoge elementos característicos de la zona como la tierra, el adobe, la piedra, la madera. Esa mezcla de texturas y colores, que entrega calidez e invita al descanso, estuvo a cargo de la mujer de Cristián Gálvez, Marcela Toso, quien puso en este proyecto toda su experiencia en decoración, paisajismo y diseño de imagen corporativa.

En La Cava, el restaurant del hotel, se produce un fenómeno similar con los colores, aromas y sabores de los productos típicamente usados por las culturas atacameña, mapuche y aimara; fusionadas con la cocina internacional, creando nuevas sensaciones y matices.