Nuevas ideas y talentos: un cambio a la vez (Parte I)

¿Quiénes están innovando?, ¿quiénes han ido un poco más allá con sus sueños?, ¿qué pasa cuando se impacta de manera positiva en una comunidad? Estas y otras preguntas las respondemos a través de quienes consideramos nuestros nuevos líderes, porque están haciendo cambios positivos, y eso siempre es bueno.




Constanza Valderrama: Expandiendo la fotografía

Acaba de aterrizar en Santiago después de cinco años en Londres y los dos últimos como madre y estudiante de magíster en el Royal College of Art, una de las universidades más prestigiosas de arte, donde llegó becada y culminó con una pieza seleccionada por la también reconocida Saatchi Gallery, como parte de la exposición anual de graduados. Antes, por cierto, había pasado por otras aulas en Nueva York, Madrid, Chile y por otras galerías.

“Mi intención es tratar de expandir los límites de la fotografía, salir del papel fotográfico y del laboratorio, para trabajarla desde distintas disciplinas y materialidades, haciendo que sus limitaciones sean ventajas”, declara con ya dos grandes obras realizadas sobre post-its: ‘Grandmother’ –el retrato de su abuela– y ‘Pueblo Unido’ –imagen de la cordillera y Chile.

¿Por qué los post-its? Porque son lo máximo, o su encuentro lo fue. En la escuela teníamos una fotocopiadora para hacer pruebas gratis y yo imprimí en lo que se me ocurrió, páginas de libros, boletas, sobres, diarios. Mi idea –y necesidad– era que fueran de bajo presupuesto, también como postura política frente a lo caro que son los materiales tradicionales. Lo que me gustó con ellos es el lado performático. Es una imagen que va cambiando con el tiempo, cuando se arma nunca es igual. Me gusta que sean efímeros, que muten, que tomen esa simbología y evoquen sensaciones. ‘Grandmother’ tiene que ver con la memoria, el alzhéimer. En ‘Pueblo Unido’ –expuesto en una esquina de Trafalgar Road– era la necesidad de manifestarme para el estallido social, muchos papelitos como la cantidad de gente que se juntó por un cambio, el que se salieran otros, como los que perdieron ojos.

¿Así también con las telas? Sí. Lo que trato de hacer es darles más carga sensorial a las fotos. Que no entren solo por los ojos, que sean táctiles, salir de lo bidimensional. Por eso uso el deshilado, por ejemplo, que representan los recuerdos y sus aristas. Y así puedo mostrar que la fotografía más allá de la imagen, siempre ligada a su soporte y a su material, es una decisión para dirigir la mirada del espectador.

¿Cómo se viene tu retorno a Chile? Bien, quiero trabajar con esta realidad y contextualizar lo que hago. Estando lejos te das cuenta del arraigo de las raíces. Para el 2021 tengo una expo en Casa La Porfía, la galería más austral del mundo, en Punta Arenas. Quiero seguir explorando el post-it, las fotos antiguas, agregar más cosas. Quiero salir del museo y entrar al espacio público y su infinita intervención. @constanzavalderrama.art

Memoriplantas: Creado por Dra. Adriana Bastías Barrientos

Los niños quieren jugar. Aprovechar esa instancia para entrenar la memoria, la atención y que aprendan siempre es una buena estrategia. La Dra. Adriana Bastías Barrientos –académica de la Universidad Autónoma de Chile– la utilizó en ‘Biodiversidad y plantas nativas de Chile’, proyecto multiplataforma que involucra un libro digital, un juego online y una aplicación.

“Bajo la lógica de que es mucho más difícil cuidar lo que no conoces, esperamos que presentando esta información podamos fomentar el respeto y cuidado de nuestra biodiversidad y medioambiente”, explica esta investigadora de formación en múltiples áreas como bioquímica, ingeniería genética vegetal, innovación y emprendimiento para el sector agroalimentario, entre otras. “Es un juego entretenido, simple, lleno de color y dibujos. En vez de puntos se acumulan frutos, lo que te permite ir conociendo plantas del norte, centro, sur y Patagonia de Chile. Tiene tres niveles de dificultad y se puede descargar como aplicación desde Google Play para poder jugarlo también offline”.

Desde el Centro de Comunicación de las Ciencias de la Universidad Autónoma de Chile indican que está proyectada la impresión del juego físico para regalar a instituciones educacionales y de promoción de la ciencia en las y los niños. “A ellos les gusta mucho. Les agrada el sonido y sobre todo las imágenes de las plantas y los animales que van presentando cada zona. El colorido les atrae. En el colegio de mi hijo mayor se usó en una clase de ciencias de segundo básico -tanto el juego como el libro- y la verdad es que a los y las niñas les gustó mucho, se divirtieron, pero a la vez entrenaron su memoria y aprendieron de plantas nativas”, dice Adriana. ciencias.uautonoma.cl/memoriplantas/index_desk.html

Qactus: Economía circular

Felipe Herbage, Héctor Loyola y Julien Hanna se conocieron en la universidad y trabajaron en un laboratorio de investigación microbiológico donde vieron que todos los días botaban un par de bolsas llenas de plástico. “Esta práctica nos parecía completamente insostenible y, para peor, era algo que se repetía en todas partes. No importaba a qué industria miraras (minería, agricultura, alimentos, etc.), todos tienen el mismo problema con los plásticos”, cuenta Julien. Así fundaron Qactus, para trabajar por un cambio cultural donde el plástico se deje de ver como un desecho. El objetivo fue unir la tecnología 3D con la economía circular del plástico para fabricar productos de alto valor agregado y así demostrar que se pueden hacer las cosas de otro modo.

Hoy trabajan en alianzas con empresas recolectoras y revalorizadoras de plástico que se encargan de la separación, trituración y lavado del plástico para que luego ellos lo puedan utilizar para fabricar el material de Qactus. “Actualmente trabajamos con el plástico de residuos electrónicos (ABS), el de las típicas bolsas de retail (LDPE) y uno de origen vegetal (PLA). Estamos avanzando con el uso del plástico de las botellas desechables (PET y PETG), ya que es un muy buen material, y estamos buscando aliados que nos quieran apoyar con este desarrollo”, cuentan

Sus productos están diseñados para que tengan una larga vida útil, que sean reutilizables y que no se mezclen materiales para facilitar el reciclaje del objeto al final de su vida útil.

¿Cuáles son sus canales de distribución? Utilizamos principalmente canales digitales, como nuestra página web y página de Instagram. También utilizamos YouTube (QactusTV) para explicar un poco lo que hacemos y acercar a las personas información relacionada a los residuos plásticos y la impresión 3D. Durante el último año empezamos a trabajar con grandes empresas de retail para así sumarlos a este cambio tan necesario.

¿Cómo describirías el aporte que hace Qactus en esta nueva era pospandemia? La pandemia nos tomó por sorpresa a todos y nos vimos obligados a adaptarnos. En Qactus no bajamos los brazos fácilmente y afortunadamente logramos mantenernos en pie para seguir trabajando en el problema del plástico que, a pesar de todo, no ha desaparecido. Sin duda que la pandemia ha marcado a todas las personas y nos ha hecho replantear muchas cosas. Es nuestra responsabilidad como Qactus, como parte de una nueva generación de empresas, empujar la transición hacia una economía circular de los plásticos. Es ahora cuando iniciativas como Qactus son una prueba clara de que se pueden hacer las cosas de otra forma, que no podemos quedarnos quietos esperando que los problemas se resuelvan solos y que todos jugamos un rol en la solución de los grandes desafíos de la humanidad. www.qactus.cl

Jaime Araya: Empatizar con el pasado

Siempre le atrajeron el arte, la fotografía, la historia y los procesos sociales. Nacido y criado en Valparaíso, estudió ciencias políticas en la Universidad de Concepción y, motivado por rescatar registros fotográficos de su familia, que eran pescadores de Valparaíso a inicios del siglo XX, tuvo la idea de pasar fotos a color como un proyecto personal durante el 2018. Desde ahí nació su cuenta @memoriaencolor, donde comenzó a publicar escenas cotidianas del puerto y su gente, para luego extenderlo a todo Chile. “Las fotografías en las que trabajo pertenecen a colecciones digitales de distintos museos y bibliotecas de Chile y el mundo. Recolectar y seleccionar esos archivos fue un proceso largo, que me llevó desde la plataforma virtual de la Biblioteca Nacional de Chile, hasta el Museo del Hombre de París o la Universidad de Nueva York”, cuenta.

Hoy tiene casi 400 fotografías de diversas temáticas del Chile antiguo a la espera de ser trabajadas, muchas casi desconocidas. “El proceso de dar color a una foto también requiere de una selección de material bibliográfico. La información para dar vida a retratos sobre –por ejemplo– pueblos originarios es vital para lograr un resultado lo más cercano a esa realidad que se vivió al momento de apretar el obturador 100 años atrás”, explica.

Luego de la etapa de recolección del material comienza el proceso de coloración, que hace en una tableta gráfica de forma totalmente manual, sin softwares de inteligencia artificial. Dicho proceso dura entre 1 a 4 horas. “El denominador común en mi trabajo y sus temas son la cotidianidad y el anonimato de los personajes presentes. Ponerle un rostro humano al genocidio selk’nam, a las víctimas de la dictadura militar, a los mutilados de la Guerra del Pacífico o los huérfanos y viudas de los grandes terremotos, confluye en la idea de dejar de ver la historia como una suma de acontecimientos memorizables y comenzar a empatizar con los verdaderos protagonistas”, concluye.

¿Cuál es la invitación que haces con Memoria en Color? A imaginar vívidamente el Chile del pasado y así entender mejor nuestro presente. Busco complementar el entendimiento de nuestra historia rescatando las perspectivas más humanas de nuestros antepasados, como sus carencias, sufrimientos y dolores. También se trata de generar un nexo generacional entre quienes cohabitaron dicho pasado y quienes son parte de una generación totalmente conectada con la tecnología. Quienes vivieron ese pasado tienen la capacidad de rememorar, mientras que aquellos crecidos en el mundo ‘a color’ tienen la oportunidad de sumergirse y sentirse parte de ese mismo pasado. @memoriaencolor

Rodrigo Arteaga: Ganador del Premio Arte Joven de MAVI 2020

En 2017, el artista seguía atentamente desde Londres todo lo que ocurría con los incendios forestales más grandes que ha sufrido Chile. Investigando en la historia de las forestales encontró hechos como el enorme subsidio a través del cual la dictadura traspasó muchísimo dinero a las empresas madereras para financiar plantaciones de pino y eucalipto. “Me parece vital reconocer la diferencia entre un bosque nativo y uno de monocultivo que instrumentaliza la naturaleza convirtiéndose en una simplificación ecológica muy peligrosa para la biodiversidad. Es una piedra angular donde se cruzan varios conflictos en Chile: la mal llamada ‘pacificación’ de La Araucanía, la privatización del agua y la sequía que esto conlleva. Me puse a quemar papel manualmente para armar estos herbarios como un intento de llenar algo de vacío. El proceso de alguna manera replicaba el incendio”. Con esta obra que bautizó “Monocultivos” se convirtió en el ganador del Premio Arte Joven de MAVI 2020.

Este mes de noviembre Rodrigo Arteaga expone en la Bienal de Arte Joven de Moscú y en diciembre participará en la exposición RESET, en Centex de Valparaíso, junto a cinco artistas; además formará parte del Festival Tsonami Arte Sonoro, también en Valparaíso. En 2021 estará en el MAC de Quinta Normal y en el Museo de Artes Visuales, MAVI, esta última exposición individual es parte del premio otorgado por ese espacio. “Para la exposición en el MAVI quiero continuar la investigación que he venido desarrollando con hongos. He trabajado mapas hechos de hongos filamentosos, esculturas con hongos medicinales y más recientemente esculturas hechas de micelio. Esto partió como una colaboración con el Museo del Hongo, Biofab UC y La Matriz. Para esta exposición planeo continuar trabajando con Felipe Muñoz, quien es biotecnólogo molecular de la Universidad de Chile, para cultivar hongos que sean partes de esculturas que crezcan durante la exposición. También grabar videos del proceso de crecimiento con la documentalista Manuela Thayer. Quiero trabajar con un maestro ebanista especializado en la entomología. También trabajar con Macarena Díaz (artista visual) y Marcela Mella (ilustradora) en la producción de nuevas obras gráficas e instalativas. La exposición será curada por Carolina Castro Jorquera”, explica el artista. rodrigoarteaga.com

LABVA

Mitos: Crear biomateriales requiere tecnologías muy sofisticas, nivel NASA. Necesitamos un material que reemplace todos los usos efímeros del plástico.

Realidades: La ciencia involucrada se puede ‘bajar’ a algo más cotidiano para que todos podamos experimentar y buscar soluciones en nuestros propios territorios, desde la escala local y lo que tenemos mano. Esperar UNA solución global conlleva el riesgo de llevar ese material a la misma o a una situación muy similar a la del plástico. “De esa manera podemos aspirar a escalar las soluciones de manera distribuida. El gran problema del plástico es que homogeneizó todo, se presentó como un material que resolvía toda la existencia. Eso asociado a una cultura desechable generó el escenario que enfrentamos actualmente. Saltar de una nueva materialidad a una escala mayor sin hacer un proceso de entendimiento sería repetir la historia”, explica María José Besoaín, cofundadora / Lab mánager del Laboratorio de Biomateriales de Valdivia, LABVA.

Invitados al Abierto de Diseño de México, realizado de manera online este año, enviaron una obra audiovisual demostrando que se puede extraer un biopolímero del cuesco de la palta en una operación doméstica, utilizando cosas que se encuentran en cualquier hogar, experimentando la circularidad de ver cómo el desecho se transforma en algo nuevo. “Nos pareció pertinente hacer ese link porque Chile y México son productores mundialmente conocidos de palta. Pero las soluciones no son cerradas, deben estar siempre en cuestionamiento, y al mismo tiempo nos preguntamos hasta qué punto es sensato hacer materiales de una industria que impacta el medioambiente en ambos países. Las soluciones tienen que ir ligadas a una abundancia natural”. @somoslabva

Isidora Molina: Cruzada regenerativa, efecto Manada

“Sin la agricultura no hay nada”, declara segura después de explicar que lo suyo es difundir y colaborar en un cambio de visión y trabajo del suelo. Una mirada que aprendió cuando, buscando estrategias para un programa de Indap con cabras en Coquimbo, se topara con el manejo holístico, “una metodología para que tu empresa, proyecto o campo sea regenerativo desde todas las aristas: ecológico, económico, social. Y también la revalorización de la agricultura y las personas que la hacen, porque sin ellas no hay alimento”.

Desde ese momento no ha dado pie atrás. Se juntó con José Manuel Cortázar, pionero de este manejo en Chile, que se convirtió en su guía y mentor. Hicieron proyectos y ella siguió estudiando (aquí y en el extranjero), yendo y probando en muchos campos el trabajo real, el pastoreo regenerativo en sus diferentes contextos, donde se usa el animal para lograr un comportamiento natural del sistema, sin intervenirlo, comprendiéndolo para llegar a metas beneficiosas generales.

Así armó Efecto Manada en el 2014, ofreciendo cursos, asesorías y, hace dos años, siendo seleccionada por The Savory Institute (principal organización mundial de estas prácticas) para representarlos aquí.

¿Cómo ves el presente y el manejo holístico en Chile? Tengo muchas esperanzas. Creo que ya está pasando un cambio increíble, el interés –incluso de sectores convencionales– ha crecido un montón. Formamos una red de personas cada vez más grande y consciente de que se necesita hacer esta conversión si se quiere un futuro. @efecto_manada

Sebastián Calfuqueo: Nuevas voces

Para Sebastián es la efervescencia del actual momento político, cultural y social lo que atrae miradas hacia Chile desde otras latitudes. Ese fenómeno se ha traducido para él en invitaciones a exponer en ciudades como Colonia, Alemania, desde donde acaba de volver. “También tiene que ver con la forma en que se ha construido ese relato, que en general es muy eurocentrado, donde las voces latinoamericanas, disidentes en género, voces indígenas, nunca han estado. Es un momento muy particular para que esas voces aparezcan. Por eso creo que la circulación de mi trabajo en espacios extranjeros ha aumentado últimamente. A mí me interesa esa relación porque siento que mi trabajo se abre a otros contextos y otros territorios que no son tan cercanos a lo mapuche, por ejemplo”, explica. Ese interés por leer su obra lejos de los conflictos que él habita se confirma a través de una invitación a la versión 34 de la Bienal de Sao Paulo, donde Sebastián Calfuqueo y Alfredo Jaar serán los únicos artistas chilenos invitados.

“En mis últimas producciones estoy pensando mucho en cómo la naturaleza ha sido construida desde una mirada colonial, extractivista y explotadora, siempre como algo ajeno, dispuesto para el humano y no algo en relación o en contexto con el humano. Cómo distintas especies y organismos no caben en el binarismo de género; ni lo masculino ni lo femenino están tan marcados en la naturaleza, no es binaria, existen múltiples posibilidades que no hemos mirado ni puesto atención. También me importa mucho la relación histórica con el agua. Creo que no se ha dado la debida relevancia al hecho de que un Código de Aguas de 1981 sigue impactando nuestras vidas hoy; el agua sigue siendo usada y mercantilizada bajo una lógica capitalista”, dice sobre sus investigaciones más recientes. sebastiancalfuqueo.com

Francisca Diban: Comida real y en redes

Dejó el diseño para meterse en su propio restaurante. No a la cocina misma, pero sí a todo lo necesario para que funcione, más allá de las preparaciones, conectando con todos los involucrados, desde los proveedores a los comensales. Así Francisca (32) creó Boa, real food, un local muy verde, donde la comida habla de origen, se promueven la producción local, las buenas prácticas, el lado humano tras una cocina simple, rica y buena. Algo que demostró con la pandemia, cuando empezó a vender el trabajo de algunos pequeños productores junto con ser parte –desde el inicio– de Comida Para Todos, la organización creada en pandemia que vincula restaurantes con comedores sociales, no solo dando almuerzos diarios, sino que propagando una alimentación saludable, creando redes en torno a la comida. Un recorrido que recién comienza y es cada vez más seguro. @boarestoran / @comida_para_todos_cl

Fundación Endémica: Carolina Bustamante, cofundadora y directora ejecutiva

Desde niña la desconcertó la desigualdad y, por lo mismo, trabajó liderando proyectos de educación, emprendimiento, reconstrucción y acceso al agua, entre otros.

Tiempo atrás, leyendo un paper en donde la NASA demostraba a través de imágenes satelitales cómo las corrientes de viento llevan arena del desierto del Sahara a la selva del Amazonas, proporcionando nutrientes cruciales para la flora selvática, descubrió la interdependencia que existe en la naturaleza, y entendió que del cuidado de esta dependían la salud del planeta y todas las especies que viven en él.

Con 34 años decidió que dedicaría su vida al cuidado de los ecosistemas, “ya que entendí que esta es la única forma en la cual no dejó a nadie fuera, cuidando la casa común, el hogar que todos habitamos, nuestro planeta Tierra”, afirma.

Carolina vive hace un año en la isla Robinson Crusoe y es hoy quien lidera Fundación Endémica, una organización que nace a partir de un profundo análisis sobre las actuales condiciones ecológicas y sociales, tanto globales como locales. “Nuestro foco está en el archipiélago de Juan Fernández y las islas Desventuradas, consideradas territorio especial, con una gran extensión entre su área terrestre y marina. Los desafíos que aquí se enfrentan son en gran medida similares a los del planeta pero en una escala menor. Junto a Felipe Paredes, exalcalde y conservacionista isleño, nos dimos cuenta de que era necesaria una plataforma no gubernamental, sin fines de lucro y fuera del ámbito de la política, que permita a la comunidad isleña decidir, emprender y liderar las acciones necesarias de conservación de su ecosistema, sus tradiciones y su memoria local”, cuenta.

La misión es investigar, conservar y preservar el patrimonio natural y cultural de Juan Fernández y las islas Desventuradas, colaborando con distintos investigadores e instituciones para aportar información que faltaba en áreas como la botánica, la geología y la fauna marina, entre otras. Para ello han realizado diversas expediciones, con el fin de registrar y tomar muestras, las que una vez analizadas dan luces sobre cómo gestionar acciones de conservación adecuadas. “Gracias a estas expediciones también hemos logrado rescatar material genético de los últimos individuos de especies que están en grave peligro de extinción. Por otro lado, se realizan distintas actividades en el archipiélago, con el fin de potenciar el rol activo de la comunidad local y su colaboración con el desarrollo de las ciencias y la educación ambiental”, nos cuenta.

¿Qué desafíos tienen como fundación a mediano plazo en el territorio especial (Archipiélago Juan Fernández e Islas Desventuradas)? Si bien reconocemos la grave amenaza que representan la erosión y las especies exóticas invasoras (como la mora, el maqui, el erizo, entre otros), creemos que la mayor amenaza es el cambio climático y la contaminación de los océanos. Dicho de forma simple y fácil: podríamos eliminar todas las exóticas invasoras, pero el Archipiélago terminará colapsando igualmente por la elevación de temperatura de los océanos, las sequías y los microplásticos, que de manera casi invisible están comenzando a afectar la fauna marina. Si las principales potencias del mundo no hacen un cambio radical en su forma de relacionarse con el medioambiente, Juan Fernández y todas las pequeñas comunidades del mundo verán morir su entorno por acciones de personas que viven en grandes ciudades a miles de kilómetros de distancia. Con esto no quiero decir que no sean importantes las acciones locales, por el contrario, creo que el Archipiélago debe ser un ejemplo a nivel mundial de cómo una comunidad unida es capaz de enfrentar las adversidades de forma exitosa, haciéndose cargo de los problemas y desafíos locales. El historial de administración de los recursos marinos por parte de los pescadores locales es un tremendo ejemplo de lo que se puede lograr con un mayor rol de la comunidad. @fundacion_endemica

Héctor Pino: FreshWater

¿No hay agua? Bebe del aire. Este emprendimiento promete agua pura, libre de contaminantes y metales pesados, del cielo a tu vaso.

De qué se trata: Grosso modo, este Premio Nacional de Innovación Avonni es una máquina que captura las partículas de agua suspendidas en el aire, acelera su ciclo natural de condensación, las transforma de su estado gaseoso a sólido, luego a líquido y pasa por diferentes filtros para producir agua purificada. Se conecta a la corriente eléctrica y también puede purificar agua de otras fuentes como la lluvia (modelo Urban).

Cómo nace: La hija de Héctor Pino, uno de los creadores de la iniciativa, nació con una enfermedad a los riñones, de ahí que comenzó la búsqueda de un sistema que pudiera producir agua pura y segura, sin químicos ni preservantes. Investigó tecnologías que ya existían en contextos militares internacionales, se asoció con Alberto González y Carlos Blamey para producir un equipo doméstico y junto a Social Lab expandió ese emprendimiento a la innovación social para entregar agua purificada a comunidades y otras personas que también la necesitaran. Así nació el primer modelo, Ecco, con partes recicladas y de fácil mantención que produce entre 5 y 28 l de agua por día.

Rol social: En FreshWater hablan de cerca de 382 mil personas en contextos rurales sin acceso al agua en Chile y unos 34 millones en Latinoamérica. Por eso, además del negocio propio de la venta de los equipos a particulares, trabajan en alianza con programas e instituciones como Fundación Avina y Fundación Vivienda, entre otros. “Llegan las solicitudes de personas o comunidades que necesitan agua y se gestionan con empresas privadas y entes públicos para responder a esas necesidades. Por ejemplo, el proyecto BroteEduca de transformación ambiental junto a Rising Sun; Agua para Chile, para sectores como Puchuncaví o Valparaíso; puntos de agua en escuelas como en San Pedro de Melipilla, en Copaquire, el altiplano, o el proyecto en Araucanía para entregar FreshWater a todos los jardines Junji que estamos trabajando hoy día”, explica Kamila Narea, directora comercial de Fondos y Alianzas. freshwatersolutions.org

Condensa, congela y derrite las micropartículas de agua suspendidas en el aire para producir agua pura sin químicos ni preservantes. FreshWater, ganadores de Antofaemprende, cuentan hoy con dos modelos: Ecco y Urban, que pueden instalarse en cualquier casa, colegio o comunidad.

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