Una fotógrafa revelada
Esta es la historia de Vivian Maier: niñera y fotógrafa desconocida en vida, sensación mundial tras su muerte. Este año la galería londinense Beetles+Huxley exhibió un selecto compendio de su obra y un documental de la historia y detalles de su vida la han elevado como figura de culto.


El historiador John Maloof nunca imaginó el tesoro que estaba a punto de desenterrar cuando, hace siete años, compró en una subasta un locker cerrado por 400 dólares. Eran cientos de negativos sin revelar, acumulados entre 1950 y 1970 por una mujer desconocida. Y es que aunque Vivian Maier tomó más de 100 mil fotografías, nunca llegó a exponer o vender una sola de ellas.
Maloof, consciente de que había descubierto a una artista de primera, decidió que investigaría sobre ella y la daría a conocer al mundo. Esta búsqueda fue plasmada en el documental Finding Vivian Maier, que fue el salto a la fama póstumo de una de las fotógrafas más importantes de la historia.
Aparentemente, ella fue una mujer reservada, de carácter solitario e independiente. Vivió entre Europa y Estados Unidos hasta que en 1951 se instaló en Nueva York para trabajar como niñera. Sin un hogar permanente, fue guardando en lockers sus cosas más preciadas: fotos, videos, grabaciones de audio, panfletos y recortes del diario. En otras palabras, una extensa documentación de su entorno y de su época.
En 1956 se trasladó a Chicago, donde residió hasta sus últimos días de vida. Allí fue asistida económicamente por algunos de los niños que había cuidado años atrás, pero Vivian Maier murió en abril de 2009 pobre y sola. Pocos meses después, Maloof dio con su historia.

Para Federica Chiocchetti, directora de Photocaptionist.com y curadora de fotografía para el Victoria & Albert Museum, la vida personal de Maier fue clave para su reconocimiento mundial. Una superestrella disfrazada de una pobre niñera, de prácticas curiosas y actitudes esquivas, era digno personaje hollywoodense.
“Después de conocer a la persona, la gente se interesó en su trabajo, y no la decepcionó. Pero lo notable es que gracias a esta especie de farandulización sus imágenes llegaron a personas que de otro modo nunca las habrían visto”, comenta Chiocchetti.
“Además, el documental encendió una polémica: ¿quería Vivian Maier mostrar su obra o buscó el anonimato intencionalmente? Hay pruebas de que tuvo contacto con un estudio fotográfico francés, pero no está del todo claro hasta qué punto le hubiese gustado el reconocimiento”, agrega.
Evidentemente, la galería Beetles+Huxley está del lado de la difusión. Entre agosto y septiembre exhibió 30 imágenes, impresas directamente de los negativos originales y muchas de ellas nunca antes vistas. Sin embargo, Giles Huxley, director, reconoce que Maier pareciera ser una persona muy reservada y que fotografiaba por gusto propio.
“Es cierto que se discute sobre su interés por ser conocida. Pero tal vez quiso ser niñera porque le daba espacio para caminar por las calles y desarrollar su pasión”, explica. Además señala que el sello de Maier son sus autorretratos, cinco de los cuales fueron parte de la exposición. Este hecho particular habla, quizás, de una intención de mostrarse y revelar al mundo lo que realmente era: una fotógrafa digna de admiración y la perfecta ventana a la vida urbana americana.


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