Luego de visitar esta casa uno queda contenta. Los dos artistas que viven aquí, Guillermo Casanave y Alejandro Abarzúa, siempre con una sonrisa amable y dispuestos a conversar de cualquier tema, arman el panorama. Y qué decir de la fauna que recibe contenta apenas se pone el dedo en el timbre.

Ocho perros, un gato Persa Himalaya que no hace otra cosa que hipnotizar con sumirada, gallinas y caballos conviven en este lugar, un verdadero oasis a pasos de San Juan de Pirque, donde estos dos jóvenes eligieron vivir y, de paso, instalar sus respectivos talleres de trabajo.

El Guille, y es que así lo conoce todo el mundo, fabricamaravillosas piezas utilitarias de cerámica gres y hace clases,mientras que Alejandro es artista visual y trabaja a partir de materiales reciclados.

Aman el arte por sobre todas las cosas,mejor dicho todo es arte para ellos, desde el bichito tornasol que se posa sobre el hombro hasta la cosecha de la huerta durante lasmañanas. “Todo nuestro trabajo está conectado con la naturaleza, con la ecología y con saber ingeniárselas con lo que ya tenemos”, relata Guille, argentino de nacimiento y quien lleva 17 años en Chile.

Por eso en esta casa todos los muebles, los objetos y hasta los árboles cuentan una historia y son considerados como valiosas piezas que merecen ser expuestas, según afirman estos dos artistas. Lo mismo con la construcción de la casa, de tejuela chilena y adobe, que rememora nuestro patrimonio. Y qué decir de la tierra, losmateriales con que ambos trabajan son esencialmente obtenidos de aquí. Todo natural, todo reutilizable, todo con valor, al final, una forma de vida diferente.