El día que los dummies comenzaron a salvar vidas

Antes de su aparición, las pruebas de choques se hacían con cadáveres y animales. Prácticas poco éticas que terminaron con la creación de Sierra Samy, el primer dummy de la historia. De ahí en adelante, la evolución de estos maniquíes antropomórficos no ha parado, convirtiéndose hoy en figuras claves para mejorar la seguridad en los automóviles y la protección a los ocupantes. Hoy, los dummies virtuales permiten simular con gran precisión el cuerpo humano a través de un computador.




El primer fallecido por accidente de tránsito documentado fue Mary Ward, una irlandesa de 42 años, que viajaba como pasajera en el vehículo de su esposo, del cual, tras volcar, salió despedida y fue atropellada. Aquel fatal accidente ocurrió el 31 de agosto de 1896, comenzando así una interminable lista de decesos por esta causa a nivel mundial. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hoy cada 24 segundos muere una persona en un accidente vial, alcanzando los 1,35 millones de fallecidos anuales. Una triste cifra que, sin duda, sería mucho más elevada si no existieran los dummies.

Sí, los dummies, aquellos maniquíes para pruebas de choques que llevan con nosotros más de 70 años y cuya versión virtual está pronta a ser liberada por Toyota. Una iniciativa aplaudida por toda la industria, pues permitirá realizar miles de análisis diferentes, sin necesidad de utilizar vehículos y muñecos reales.

Desde su aparición, a mediados del siglo pasado, los dummies han evolucionado tanto en aspecto como en tecnología. Aun así, continúan siendo fácilmente reconocibles como un tipo de muñeco antropomórfico, diseñado para recoger datos de la reacción del cuerpo ante ciertos tipos de impacto.

Antes de que existieran se experimentaba con cadáveres y animales. En el primer caso, se los cubría con vendajes e inyectaba un líquido similar a la sangre, con lo que los científicos podían hacerse una idea más certera de las consecuencias de un choque en el cuerpo humano. Los primeros “crash test”, eso sí, no eran vehículos impactando contra paredes, sino con bolas de acero que caían sobre los cadáveres, o bien, los hacían caer en huecos de ascensor. Además de las dudas éticas de utilizar cadáveres, el hecho de que estos fueran de personas que superaban los 70 años se traducía en que los resultados no fueran del todo válidos, ya que las víctimas de los accidentes de tráfico eran de todas las edades.

Por su parte, las pruebas con animales eran mayoritariamente con cerdos, por su estructura similar a la de los seres humanos y porque podían sentarlos en un asiento al volante de un vehículo.

Sam y sus descendientes

El primer dummy de la historia se fabricó en 1949 y tenía como objetivo probar la fiabilidad de los asientos eyectores de los aviones del Ejército estadounidense. Se llamó Sierra Sam, como su inventor, Samuel Anderson, quien lo desarrolló para la empresa Sierra Engineering. Era un muñeco del tipo “percentil 95%”, lo que quiere decir que era más alto y pesado que el 95% de los pilotos de avión de la época, buscando no quedarse cortos en cuanto a sus cálculos.

Cuando se dieron cuenta de que los soldados sufrían más accidentes al volante de un automóvil que de un avión, fue cuando se comenzó a pensar en su utilidad para testear la seguridad de los vehículos.

Volvo Cars' crash test dummies

Desde entonces, la evolución de los dummies fue imparable. Anderson produjo la serie VIP-50 para General Motors y Ford, con la idea de comprobar la fiabilidad de uno de los sistemas de seguridad pasiva más importantes introducidos en los autos de los años 50: el cinturón de seguridad.

Más tarde, en 1971, vio la luz el Hybrid I, creado por General Motors, en su búsqueda de un dummy más real, tanto en peso como en tamaño, al cual le siguió su versión femenina. Ambos desarrollos que el gigante estadounidense optó por compartir con sus competidores.

Apenas un año después nació el Hybrid II, un maniquí mejor documentado, gracias a que disponía de rodillas, hombros y columna vertebral. De hecho, fue el primer dummy que cumplió con el estándar norteamericano (American Federal Motor Vehicle Safety Standard -FMVSS) para ensayos de cinturones de seguridad de pecho y cintura.

En 1976 apareció el Hybrid III, dando un paso cualitativo con cerca de 100 posibilidades de medición. Eso sí, fue diseñado para investigar los efectos de impactos frontales, por lo que su confiabilidad para reproducir las consecuencias de otro tipo de impactos era limitada.

Precisamente, fueron las exigencias de nuevos test de choques las que agrandaron la familia Hybrid III, con dos versiones masculinas, otra femenina y las recreaciones de niños de seis y tres años.

A partir de la base de los dummies modernos han nacido otras versiones que tienen como objetivo medir la respuesta del cuerpo a situaciones muy concretas. Así, la familia SID analiza los efectos sobre la columna, las costillas y los órganos internos tras un impacto lateral. El modelo BioRID, por su parte, predice los efectos de un impacto trasero y ofrece datos de gran relevancia para desarrollar sistemas de retención para la cabeza y el cuello que mitiguen las consecuencias del latigazo cervical. Asimismo, el modelo CRABI reproduce la geometría de un niño pequeño para comprobar la efectividad de los sistemas de retención infantiles. Existen tres ejemplares, que representan infantes de 18, 12 y seis meses.

Actualmente, el dummy más avanzado es el THOR 50M, cuya gran biofidelidad es capaz de medir con exactitud variables como la compresión torácica, la aceleración del esternón, los cambios que se producen en el cráneo o las consecuencias del impacto en cara, rodillas, talones y pies.

DUMMIES VIRTUALES

Normalmente, los dummies duran unos tres años, siendo sometidos a dos o tres pruebas mensuales. Su costo varía de acuerdo a las especificaciones requeridas, partiendo en los ocho mil euros ($ 7.000.000 aprox.) hasta los 400 mil euros ($ 364 millones). Un alto costo para un laboratorio de crash test, donde se contabiliza una media de 200 diferentes tipos de pruebas al año.

De ahí que la simulación por computador sea cada vez más común, pues el hecho de no necesitar maniquíes ni autos reales soluciona dos problemas importantes: el ecónomico y el medioambiental.

El primer software de modelación humana virtual es el Total Human Model for Safety (THUMS), de Toyota. Se presentó en el año 2000, en una reunión de la Sociedad de Ingenieros de Automoción en Japón, después de tres años de investigación.

Este innovador programa permite reproducir de forma virtual las consecuencias de todo tipo de accidentes de tráfico en el vehículo y el cuerpo humano, representando con absoluta fidelidad las estructuras óseas, el cerebro, los órganos internos y la musculatura.

No solo recrea con gran precisión el cuerpo humano, sino que también, según explica la firma nipona, simula su vulnerabilidad, basada en la densidad y las características de cada una de sus partes. Además de los ocupantes del vehículo, este simulador tiene en cuenta el daño que podrían sufrir otras personas que podrían verse involucradas, como peatones, por ejemplo.

A la fecha, THUMS ha recibido seis actualizaciones. La primera versión representó al detalle los huesos del cuerpo humano.

Posteriormente, en 2005, se añadió el modelado detallado de la cara, llegando tres años más tarde la tercera edición, que incluía la reproducción del cerebro. Los órganos internos entraron en la versión de 2010, que dispuso variantes para diversas tipologías físicas basadas en el tamaño, la edad y el sexo del ocupante. Con el tiempo se añadieron también las características anatómicas de los niños. Ya en 2015 Toyota incorporó a sus dummies virtuales toda la musculatura del cuerpo humano, la cual se perfeccionó el año pasado.

Al tratarse esta tecnología de un software para ordenador, amplía el rango de acción y permite llevar a cabo decenas, cientos o miles de análisis diferentes cambiando las condiciones, algo que no es posible cuando se realizan pruebas con vehículos y dummies reales.

Hace unos meses, Toyota anunció su decisión de liberar el software llamado THUMS a partir de enero de 2021, de forma que otros fabricantes puedan acceder a él de forma gratuita y como parte de su visión a largo plazo por una movilidad más segura.

Ya sea en formato real o virtual, estos maniquíes de aspecto neutro e imperturbable, con los clásicos círculos ajedrezados de calibración, llevan décadas trabajando y velando por nuestra seguridad a bordo, por lo que larga vida a toda la familia de dummies. MT

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