En una industria automotriz mundial convulsa, Volvo Cars lleva dos años consecutivos de récord de ventas, teniendo al EX30 como la estrella de su portafolio. Ni aun así, sin embargo, los suecos se han librado de tomar decisiones difíciles.

Esto porque el fabricante escandinavo anunció 3.000 despidos, una decisión difícil, pero que constituye un paso importante para construir una empresa “más fuerte y resiliente”, según dijo Hakan Samuelsson, el CEO de la compañía.

Actualmente, Volvo cuenta con 42.000 empleados, de los cuales 29.000 trabajan en Europa. El masivo despido anunciado, equivale al 15% de su plantilla mundial y para lo que destinará un presupuesto de 1.500 millones de coronas: 1.381 millones de euros.

Esos 3.000 despidos son la primera medida polémica del nuevo CEO de Volvo, que retomó la dirección del fabricante sueco el pasado abril, pero también la parte más importante de un plan de restructuración y reducción de gastos de 1.800 millones de coronas suecas, 1.663 millones de euros.

“La industria automotriz se encuentra en un período difícil. Para abordarlo debemos mejorar nuestra generación de flujo de caja y reducir estructuralmente los costos. Al mismo tiempo, seguiremos garantizando el desarrollo del talento que necesitamos para nuestro ambicioso futuro”, añadió Samuelsson.