Por Bastián DíazBloomberg proyecta las eventuales protestas de la Generación Z que pueden marcar 2026
El aumento del costo de la vida, junto con las dificultades para encontrar vivienda, han vuelto a la Generación Z uno de los segmentos demográficos más propensos a manifestarse e incluso derrocar gobiernos, como ya pasó en Nepal, Madagascar y Bulgaria. Angola, Guatemala y Argentina, entre otros, son países con alto riesgo de descontento civil.
Candidatos a protagonistas del 2026: Las recientes manifestaciones de la “Generación Z”, que han tenido lugar en lugares tan variados como Madagascar, Perú y Sri Lanka, no son un fenómeno que termine con la llegada del nuevo año. Desde Bloomberg, utilizando un modelo matemático, aseguran que hay muchas partes en el mundo que podrían ver un surgimiento de nuevas manifestaciones, y que países como Argentina y Angola tienen un riesgo particularmente alto de que esto ocurra.
El precedente de este año sigue siendo importante, y podría ser la semilla que termine cosechando en 2026: el Rastreador de Protestas de Carnegie dio cuenta de 53 manifestaciones con más de 10 mil personas, en 33 países este año, marcando así una cifra récord desde que el estudio empezó en 2017.
No se trata forzosamente de manifestaciones de izquierda o derecha, y de hecho se han levantado frente a gobiernos de ambos lados del espectro político. Para entender que factores están alimentando el descontento en distintas partes del mundo, Bloomberg Economics introdujo más de 22 millones de datos y métricas en un modelo de aprendizaje automático, con estadísticas de polarización, desigualdad, estructura de población y precios de la gasolina, entre muchas cosas.
Los resultados sugieren que, desde Nepal hasta Madagascar y desde Perú hasta Marruecos, la penetración de las redes sociales, junto con una edad promedio baja, aumentan el riesgo de que el descontento derive en altos niveles de malestar civil.

Agobiados por el alza de los arriendos en vivienda y el costo de la vida en general, enfrentando un futuro donde la inteligencia artificial amenazan sus empleos, la Generación Z está desatando una ola de protestas que ha sacudido gobiernos en todas las esquinas del mundo. Líderes de gobierno ya han caído en Nepal, Madagascar y Bulgaria, mientras que gobiernos desde Indonesia hasta Perú y Serbia lidian con un incesante malestar juvenil, fomentado en redes sociales e inspirado en símbolos de videojuegos y anime.
Se trata de una frustración que se refleja incluso en las economías avanzadas, donde la sorpresiva victoria de Zohran Mamdani en la alcaldía de Nueva York subrayó la profunda influencia que la preocupación por la “asequibilidad”, y la ansiedad económica, están teniendo en las ideas políticas de la generación trabajadora más joven.
Si bien los motivos varían según el país, entrevistas con manifestantes, simpatizantes y expertos revelan quejas compartidas: frustración por la galopante desigualdad, el subempleo, la corrupción y una creciente duda entre estudiantes y jóvenes trabajadores sobre si algún día disfrutarán de la vida que tuvieron sus padres.
Uno de los hallazgos del modelo de Bloomberg Economics es que los países con una mediana de edad entre 15 y 30 años tienen un mayor riesgo de disturbios civiles, mientras que las naciones con poblaciones mayores son menos propensas a protestar. Nepal es un claro ejemplo, en el que la población de la capital fue la que llevó adelante las protestas de septiembre de 2025: es uno de los países más jóvenes del sur de Asia, con una edad media de 25,3 años.
A medida que la penetración de las redes sociales se intensifica en las economías emergentes, aumenta rápidamente el riesgo de protestas. Este efecto es mucho menor en los países de ingresos altos, con un uso ya generalizado de las redes sociales. El uso de las redes sociales en Antananarivo, la capital de Madagascar, aunque es relativamente bajo, fue un factor determinante en las protestas de octubre de 2025.

El modelo de Bloomberg Economics señala a la desigualdad de ingresos como un factor clave de la inestabilidad en Perú y México, entre los países con mayor desigualdad del mundo, mientras que la corrupción política se encuentra entre los principales detonantes en Filipinas. En el caso de Madagascar, es la pobreza la que lo hace vulnerable a la inestabilidad: datos del Banco Mundial muestran que aproximadamente dos tercios de su población vive con menos de 3 dólares al día, y el acceso limitado a servicios básicos como agua potable y salud se ha convertido en un importante foco de protestas.
El modelo de Bloomberg Economics rastreó un riesgo creciente de inestabilidad civil y protestas a nivel nacional en Angola y Guatemala. En otros países, el modelo detectó posibles focos de tensión donde el riesgo de inestabilidad civil se ha concentrado este año.
De cara a 2026, el modelo de Bloomberg Economics señala a Etiopía, la República Centroafricana, Angola, Guatemala, República del Congo y Malasia como países con mayor riesgo de inestabilidad civil. Entre los 157 países analizados, estos seis han experimentado el aumento más rápido en el riesgo de inestabilidad desde enero, solo por detrás de Nepal y Madagascar.
Malasia ya está viendo esta predicción cumplirse de a poco. El primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, se enfrenta a crecientes riesgos derivados del auge del islamismo y las fracturas dentro de su coalición, problemas que se ven agravados por la frustración que ha generado la situación económica en el país. Entretanto, los recientes reveses electorales se han interpretado como una señal de la pérdida de confianza pública, y el propio Anwar parece reconocer el riesgo que supone para los jóvenes.

En general, las economías avanzadas y los principales mercados emergentes son menos propensos a sufrir disturbios civiles graves. Sin embargo, algunos -en particular, Estados Unidos, Indonesia e Israel- se encuentran entre los países con mayor riesgo de protestas, y el riesgo de disturbios ha aumentado desde principios de año.
Un índice de “miseria juvenil”, desarrollado por Bloomberg Economics y que combina el desempleo juvenil con la inflación promedio de cinco años, muestra que las dificultades económicas para los jóvenes están aumentando en gran parte del mundo. Un aumento de tres dígitos en la inflación en Zimbabwe, con un 152%, y Argentina, con un 103%, los coloca a ambos países a la cabeza a nivel mundial, seguidos por naciones como Turquía, Surinam, Irán y Angola, todos afectados por una inflación sostenida de dos dígitos.
Al alza de los precios se le suma, encima, el alto desempleo que vive la Generación Z. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que uno de cada cuatro jóvenes en el mundo no está empleado ni cursa estudios ni formación. Esta estadística se mantiene particularmente alta en los países de ingresos bajos y medios, que además se ven afectados por la inflación y las presiones del costo de la vida.
Como resultado, los trabajadores se están desplazando hacia empleos de baja productividad en el sector servicios, un cambio que contribuye a la creciente fragmentación política a medida que el galopante descontento impulsa mayores demandas de cambio estructural.
Al mismo tiempo, la disrupción de la IA y el aumento del costo de vida están sacudiendo las economías más ricas, creando una política de asequibilidad que refleja el enojo que ahora está tomando forma en los mercados emergentes, una dinámica ilustrada por la victoria de Mamdani el mes pasado en Nueva York.
“Espero que la democracia liberal esté a la altura del desafío y articule una solución viable, ambiciosa y más justa para algunos de estos problemas”, afirmó Daron Acemoglu, economista del Instituto Tecnológico de Massachusetts que ganó el Premio Nobel de Economía en 2024. “Si eso no ocurre, creo que esto continuará y, en algunos lugares, se traducirá en una ruptura con las instituciones democráticas o en el colapso total de su apoyo”, advirtió el autor del libro de 2012 “Por qué fracasan las naciones”.
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