
Cómo se gestó la Operación León Ascendente de Israel contra Irán: Netanyahu emitió en octubre la orden para prepararse para un ataque
Según The Washington Post, que cita a funcionarios israelíes actuales y anteriores, el primer ministro puso en marcha planes para atacar a la República Islámica mucho antes de que el presidente Donald Trump comenzara los esfuerzos para resolver las preocupaciones sobre el programa nuclear iraní mediante negociaciones.

“En otoño, mucho antes de que el presidente Donald Trump se embarcara en un esfuerzo por resolver las preocupaciones sobre el programa nuclear iraní mediante negociaciones, el primer ministro Benjamin Netanyahu ya había encaminado a Israel hacia la guerra”.
Así inicia el diario The Washington Post un artículo donde, con el testimonio de funcionarios israelíes actuales y anteriores, da cuenta de los entretelones de cómo se gestó la Operación León Ascendente contra Irán iniciada el 13 de junio. Una confrontación que este martes cesó sus hostilidades tras el alto el fuego total anunciado por Trump que, según el mandatario, puso fin a la “Guerra de los 12 días”.
Según el periódico estadounidense, ya en octubre pasado Netanyahu emitió una orden general para prepararse para un ataque, ello luego que Israel diezmara las defensas aéreas de Irán en un tiroteo con misiles y paralizara a su principal aliado, Hezbolá, en Líbano.
Fue en ese momento cuando los funcionarios de inteligencia israelíes comenzaron a reunirse para compilar listas de docenas de científicos nucleares y líderes militares iraníes que podrían ser blanco de asesinato. En paralelo, la Fuerza Aérea israelí puso en marcha operaciones para destruir sistemáticamente las defensas aéreas en Líbano, Siria e Irak con el fin de despejar el cielo para futuros bombardeos contra Irán.
Influir en Washington
En paralelo, el gobierno de Netanyahu seguía otra vía en sus preparativos: influir en Washington. “A lo largo del otoño (boreal), los israelíes se habían reunido con sus homólogos de la administración de Joe Biden para analizar la información de inteligencia recopilada por ambos países durante el verano, que mostraba que científicos nucleares iraníes se estaban reuniendo para reanudar la investigación teórica sobre el desarrollo de armas”, apunta el Post citando a tres personas con conocimiento del asunto.
Sin embargo, los analistas de inteligencia estadounidenses no concluyeron que los líderes iraníes hubieran tomado tal decisión, una evaluación que las agencias de espionaje norteamericanas revisaron y mantuvieron durante la primavera bajo la nueva administración Trump y hasta el momento en que Israel lanzó los ataques, según cinco personas familiarizadas con las conclusiones.

En conversaciones privadas, no obstante, altos funcionarios del gobierno israelí afirmaron que ya habían decidido en marzo, semanas antes de que Netanyahu se reuniera con Trump en el Despacho Oval el 7 de abril, atacar a Irán, con o sin la participación de Estados Unidos, a más tardar en junio. El razonamiento era que Teherán habría reconstruido sus defensas aéreas para el segundo semestre del año, según una de las personas.
“Finalmente, cuando Netanyahu lanzó su ataque sorpresa contra Irán en la madrugada del 13 de junio, mientras las negociaciones con Trump aún estaban en curso, la decisión no estuvo motivada tanto por nueva información que indicara una carrera iraní hacia un arma nuclear ni por ninguna amenaza inminente para Israel. Más bien, Israel aprovechó lo que consideró una oportunidad única para ejecutar planes, cuidadosamente elaborados con meses y años de antelación, para dañar gravemente a un Irán debilitado que llevaba mucho tiempo librando un sangriento conflicto indirecto con Israel y para retrasar los programas nucleares y de misiles iraníes”, señaló el Post, según testimoniaron funcionarios israelíes y estadounidenses, así como asesores de ambos gobiernos.
“Si Netanyahu tenía suficientes pruebas del progreso iraní hacia un arma nuclear para justificar un ataque ha sido objeto de un intenso debate a nivel mundial y plantea interrogantes sobre la permisibilidad de los ataques según el derecho internacional”, agrega el diario.
De hecho, Netanyahu ha reconocido en entrevistas recientes que Irán aún estaba a meses o un año de tener un arma. Lo que era indiscutible, ha dicho, era que Teherán había enriquecido grandes cantidades de uranio a un nivel muy superior al requerido para uso civil y había acumulado un peligroso arsenal de misiles balísticos.

A finales del año pasado, las agencias de inteligencia estadounidenses detectaron los preparativos israelíes para un ataque y advirtieron a los responsables políticos de Washington que era probable que Israel atacara en los primeros seis meses de 2025.
Pero el plan de Netanyahu se retrasó inesperadamente cuando fue convocado a Washington para reunirse con Trump y se le informó que Estados Unidos entablaría negociaciones directas con Irán para resolver el problema por la vía diplomática. Sin embargo, la firme inclinación del primer ministro a atacar se mantuvo inalterada, según una persona con conocimiento de las ideas de altos funcionarios israelíes.
Al comenzar la primavera, también existía la preocupación entre los funcionarios israelíes de que cualquier posible acuerdo entre el enviado de Trump, Steve Witkoff, e Irán aún permitiera a la República Islámica eventualmente poseer una bomba, añadió un funcionario israelí.
“Vamos por los científicos, eliminémoslos”
En una entrevista el martes con el canal 14 de televisión progubernamental, Netanyahu afirmó que había decidido el momento exacto del ataque tan solo dos semanas antes, pero que había tomado la “difícil” decisión de llevar a cabo la operación “hace varios meses” y que comenzó a desarrollar el plan y su factor sorpresa en abril. La clave era eliminar a los expertos nucleares. Netanyahu declaró: “Esas fueron mis instrucciones: Vamos por los científicos, eliminémoslos”.
Mientras los funcionarios israelíes se preparaban en los últimos meses para atacar, con la esperanza de que Estados Unidos se uniera, Israel realizó otro esfuerzo con la administración Trump como parte del intercambio regular de inteligencia. Los funcionarios de inteligencia estadounidenses no detectaron nada sorprendentemente nuevo, según dos personas con conocimiento del asunto.

Sin embargo, los funcionarios israelíes creían que la inteligencia mostraba que los científicos iraníes estaban revisando estudios en varias áreas alarmantes, incluyendo el dispositivo de detonación multipunto, la producción de explosivos plásticos y experimentos con radiación de neutrones.
Richard Nephew, uno de los principales negociadores estadounidenses con Irán durante la administración Obama, afirmó que la verdadera división parece no haber sido entre los analistas de inteligencia estadounidenses e israelíes, sino entre los espías y los políticos, quienes interpretaron la información de inteligencia de forma más alarmante. “Puede que los servicios de inteligencia estadounidenses e israelíes estuvieran de acuerdo, pero no con sus líderes políticos”, afirmó Nephew, quien actualmente trabaja en el Instituto Washington para la Política del Medio Oriente.
Nephew añadió que no era sorprendente que Irán volviera a considerar la opción de una bomba tras sufrir una serie de reveses estratégicos. Para el otoño pasado, Israel había asestado golpes contundentes a grupos iraníes aliados como Hamás y Hezbolá, y había destruido gran parte de las defensas aéreas de Irán en ataques aéreos en octubre, dejándolo en gran medida expuesto.
Preparación de pilotos y rol del Mosad
En los últimos meses, agentes de inteligencia israelíes rastreaban la ubicación de varios miembros del grupo científico iraní, y pilotos de la Fuerza Aérea israelí se entrenaban para atacar simultáneamente a los científicos y oficiales militares iraníes en sus hogares, señaló un funcionario israelí al Post.
Asimismo, según Matan Kahana, legislador israelí y comandante de escuadrón aéreo, los pilotos israelíes habían perfeccionado su capacidad para usar nuevo software y municiones para llevar a cabo docenas de ataques simultáneos, una capacidad que no poseían ni siquiera hace unos años.

Un funcionario israelí afirmó que el servicio de inteligencia exterior de Israel, el Mosad, había dedicado años a recopilar información sobre cada uno de los científicos que serían objeto de asesinato y su papel en el programa nuclear iraní. Gran parte del conocimiento de la agencia sobre el programa iraní provenía de agentes reclutados y controlados por el Mosad, que trabajaban en las instalaciones nucleares de Natanz y Fordow, la mismas que fueron blanco de la Operación Martillo de Medianoche ordenada por Trump.
El Mosad también desplegó una elaborada misión encubierta que incluía el contrabando y la instalación de drones kamikaze y lanzamisiles dentro de Irán, según un funcionario israelí. Existía el riesgo de que la operación encubierta fuera descubierta, y esa consideración influyó en parte en el momento del ataque del 13 de junio, pero no en la decisión estratégica de Netanyahu, tomada meses antes, de ponerlo en marcha, según afirmaron funcionarios y asesores del gobierno israelí.
Con todo, Danny Citrinowicz, exjefe de la oficina de Irán en el departamento de investigación de la inteligencia militar israelí, dijo al Post que “deberíamos haberle dado una oportunidad a la vía política”. “Ahora, hemos obtenido logros operativos, pero los riesgos son enormes. Nunca hemos combatido con un país como Irán. Nos encontramos sin saber dónde están el uranio altamente enriquecido ni las centrifugadoras. Si hubiéramos tenido un acuerdo, al menos tendríamos menos incógnitas”, concluyó.
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