
De las pantallas a las calles: Cómo la Generación Z está sacudiendo a los gobiernos del sur de Asia
Con Nepal como el nuevo epicentro de las protestas en la región, los jóvenes desencantados por la corrupción política, la falta de empleo y el nepotismo han articulado por Discord y TikTok las manifestaciones contra sus gobiernos.

Nepal, un país de 30 millones de personas ubicado entre India y China, ha sido escenario de la mayor ola de protestas de su historia reciente durante este mes. Las multitudes se apoderaron del Parlamento nepalí e incendiaron la opulenta residencia de KP Sharma Oli, el exprimer ministro y quien anteriormente era un símbolo de autoridad impenetrable. Pero lo ocurrido en las calles de Katmandú no es un suceso aislado: el descontento popular ya había sucedido en Sri Lanka en 2022 y Bangladesh en 2024.
La escalada de protestas en Nepal irrumpió el pasado 8 de septiembre a causa de una breve prohibición de las redes sociales, cuando el gobierno decidió bloquear 26 plataformas incluyendo WhatsApp, Facebook, X y YouTube. Una decisión que desató la ira de la Generación Z, el grupo de aquellos nacidos entre 1997 y 2012 y que componen la mayoría de la población demográfica en el país.
La edad promedio de la población de Nepal es de 25 años, lo que significa que una gran parte de la población pertenece a la Generación Z, el grupo de edad que más utiliza las redes sociales. Debido a esto, Nepal tiene uno de los índices de uso de redes sociales más altos del sur de Asia, con casi una cuenta por cada dos personas, según la cadena BBC.

“Los jóvenes han sido las víctimas más graves del desgobierno y la corrupción. Así que fue bastante natural, porque el desempleo afecta duramente a los jóvenes, más que a las generaciones anteriores”, explica a La Tercera Anshuman Behera, profesor de resolución de conflictos y estudios para la paz en el Instituto Nacional de Estudios Avanzados de Bangalore, en la vecina India.
En las redes sociales, la gente “estaba revelando la verdad de la corrupción. Por eso los líderes políticos prohibieron las redes sociales, porque la gente mostraba videos que describían corrupción, contratos corruptos entre líderes de partidos y empresas, y los líderes de partidos no lo soportaron más”, dice a La Tercera Richard Bownas, académico de ciencias políticas e investigador sobre Nepal en la Universidad del Norte de Colorado.
El descontento histórico de Nepal
Nepal ha sido testigo de múltiples protestas desde que existía la monarquía constitucional, entre 1990 y 2008. “Siempre se ha intentado establecer la democracia allí. Y siempre ha habido una lucha constante entre las fuerzas tradicionales, encabezadas principalmente por la monarquía, el rey, los partidos monárquicos, y las fuerzas democráticas. También tuvimos un movimiento radical de izquierda, liderado por los maoístas”, indica a La Tercera Behera.
Pero estas nuevas protestas, “aunque repentinas, no fueron inesperadas”, aclara. “Porque durante los últimos 10 años, desde la derogación de la Constitución india y la entrada en vigor de la Constitución de Nepal en 2015, hemos presenciado una inestabilidad política constante en Nepal. Y más aún, las élites políticas, independientemente de su línea partidista, han ridiculizado la democracia”, añade.
“En los últimos 10 años, Nepal esperaba una buena gobernanza y que se solucionara la crisis del desempleo. Desafortunadamente, no ha habido señales de reducción de la pobreza ni de que se aborden los problemas del desempleo. Y en el último año, cerca de 700.000 jóvenes nepaleses emigraron de Nepal en busca de mejores trabajos”, indica el académico. Lo que todos comparten es la frustración por la falta de oportunidades económicas.
“Más de una cuarta parte de los jóvenes nepalíes de la comunidad rural donde he trabajado desde 1975 trabajan en el extranjero, especialmente en los países del Golfo, porque es casi imposible para ellos progresar dentro de Nepal”, dijo a La Tercera Kathryn March, profesora de la Universidad de Cornell y experta en las presiones económicas sobre las comunidades étnicas locales y en la antropología del Himalaya asiático. Así, emigran a naciones como Arabia Saudita, Qatar o incluso India, destaca.
Tanuja Pandey, de 26 años, dijo al diario británico The Guardian que “nuestra generación, la Generación Z, está pagando el precio de esto y eso es lo que nos ha obligado a salir a la calle”. De esta manera, “lo que vimos fue resultado de la mala gobernanza, la corrupción, la discriminación y la falta o el fracaso del establecimiento de instituciones democráticas en Nepal”, concluye Behera. “Es el reflejo de una brecha generacional: los jóvenes digitales sienten que los políticos veteranos priorizan su propio enriquecimiento y el de sus aliados a expensas de las necesidades de los jóvenes”, contrasta March.
Así que, no extraña “lo insatisfecha que está la gente con el estado de la democracia en Nepal”, dado que “la mayoría de la Generación Z está muy frustrada con el funcionamiento de la democracia, porque existe la sensación de que los partidos políticos funcionan como una especie de mafias, carteles, básicamente como organizaciones criminales”, añade Bownas.
Ello, porque “en cierto modo, utilizan los recursos del país para obtener recursos para el partido. Y hay tres grandes partidos que se reparten los beneficios de la esfera pública entre ellos, ya sea educación, negocios, salud. Todo se divide entre esos partidos”, apunta.
¿Primavera asiática?
En apenas dos semanas, la presión de la calle obligó a dimitir al ahora expremier KP Sharma Oli y expuso una forma de activismo juvenil horizontal, articulado casi por completo en redes sociales y sin un líder visible.
“La gente lo llama un movimiento de la Generación Z y, claramente, hay un movimiento, pero no es único. Son una especie de coalición de hasta 20 grupos diferentes con inclinaciones políticas específicas, con problemas específicos, que se han unido. Hasta ahora ha habido poca coordinación y todavía les cuesta encontrar una voz política unificada, ya que representan diversas perspectivas”, dice a La Tercera Michael Hutt, profesor emérito de Estudios Nepaleses e Himalayas en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres.

Las protestas en Nepal comenzaron de manera espontánea, pero luego derivó en violencia, destrucción de propiedades y una represión letal por parte de la policía, que dejó un saldo de 72 personas fallecidas, según el Ministerio de Salud nepalés. El fenómeno tiene similitudes con Bangladesh, Sri Lanka e Indonesia: se viralizaron memes, símbolos antigobierno y hubo un impulso generacional común.
Para Bownas, la similitud entre las protestas de los países del sur asiático está en que son “contra un sistema democrático, pero estos manifestantes no protestan contra un régimen autoritario, sino que protestan contra la corrupción de los partidos políticos”. Y aclara tajante que, para él, no es correcto compararla con la Primavera Árabe (2010-2012). “No es así. Es contra los partidos políticos tal como existen, por ser entidades corruptas”, afirma.
No obstante, sí destaca que una similitud es que “fueron las generaciones más jóvenes las que participaron en las protestas”. Pero Behera contrasta que en la Primavera Árabe países externos, como Estados Unidos, jugaron un rol mucho más visible. “En Bangladesh, a diferencia de Nepal y Sri Lanka, el movimiento fue aprovechado por islamistas radicales (Jamaat-e-Islami) que usaron a estudiantes y jóvenes para avanzar su propia agenda y derrocar al gobierno de (la exprimera ministra) Sheik Hasina”, compara.

La rabia contra el nepotismo
En TikTok e Instagram, circulaban imágenes de descendientes de políticos y empresarios afines de Nepal presumiendo automóviles deportivos, relojes de diseñador y viajes por Europa en un país donde uno de cada cuatro ciudadanos vive bajo el umbral de pobreza. Lo que inicialmente fue una reacción airada ante el lujo que los hijos de los dirigentes exhibían en redes sociales -los llamados nepo-kids-, se convirtió en un movimiento de alcance nacional.
El año pasado, la tasa de pobreza en Nepal fue del 20,27%, según la Cuarta Encuesta de Nivel de Vida de ese país (NLSS-IV). La encuesta muestra que el país ha tenido un desempeño deficiente en la reducción de la pobreza en los últimos 12 años. En 1995, cuando se administró por primera vez la NLSS para medir objetivamente el nivel de vida de su población, la tasa de pobreza era del 42%.
Reuters y Al Jazeera documentaron estas publicaciones, que pronto se propagaron con el hashtag #NepoKids, encendiendo un torrente de comentarios que denunciaban “la vida de millonarios de los hijos de los líderes mientras el pueblo apenas sobrevive”. Los memes se multiplicaron, mientras los jóvenes comparaban las mansiones y autos de lujo con los salarios precarios de la mayoría.
Muchos también se preguntaban si el dinero de sus impuestos financiaba aquellos privilegios. “La sensación es que si eres hijo de un líder de partido, tienes todas las ventajas. Obviamente, dinero y acceso a buenos trabajos y educación en el extranjero. Los líderes de partidos envían a sus hijos a estudiar a Estados Unidos, Europa o Australia, y otros sienten que no tienen esas oportunidades”, indica Bownas.
El futuro político de Nepal
Tras las manifestaciones, Sushila Karki se convirtió en la primera mujer líder de la nación del Himalaya. La expresidenta del Tribunal Supremo de Nepal, de 73 años, asumió como primera ministra el 12 de septiembre después de que jóvenes activistas la recomendaran para el cargo. Y fue votada de una manera sin precedentes en cualquier democracia electoral: mediante una encuesta virtual en Discord, una plataforma de mensajería gratuita con sede en Estados Unidos utilizada principalmente por jugadores en línea.
La reunión en línea fue organizada por Hami Nepal, un grupo de la Generación Z detrás de la protesta con más de 160.000 miembros, según constató la cadena de televisión qatarí Al Jazeera. El debate reunió a más de 10.000 personas, incluida mucha diáspora nepalí. El domingo pasado, en sus primeros comentarios públicos, Karki dijo que el país debería unirse para reconstruirse y prometió que trabajaría “según el pensamiento de la Generación Z”.
Y el lunes, la nueva premier nombró a tres nuevos ministros, quienes gobernarán el país junto con ella hasta que se celebren elecciones a principios de marzo del próximo año. Todos los nuevos cargos asumieron menos de una semana después de que KP Sharma Oli renunciara. Pese al cambio de gabinete, los consultados coinciden en que no ven probable que el país implemente cambios estructurales para erradicar la pobreza o el desempleo.
“No creo que se produzcan cambios drásticos, porque la Constitución actual es inclusiva en muchos sentidos. No se trata solo de las aspiraciones y las quejas del pueblo. Lo único que veo posible es que promulguen leyes más estrictas para combatir la corrupción. Porque la corrupción, el pauperismo y el nepotismo, todo eso está profundamente arraigado en Nepal”, concluye Behera.
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