Por Bastián Díaz“El carnicero del siglo”: Issa Abu Lulu, el rostro sanguinario de la masacre en Sudán
El comandante sudanés se ha hecho conocido por presumir de sus asesinatos en TikTok y redes sociales, asegurando haber matado él solo a 2.000 personas, civiles incluidos.

Las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en Sudán anunciaron a fines de octubre la detención de Issa Abu Lulu, apodado “el carnicero del siglo” por la prensa occidental. El comandante, cuyo nombre real es Al-Fateh Abdullah Idris, se jactaba en videos publicados en redes sociales de haber asesinado él solo a más de 2.000 personas, y se ha convertido en un símbolo de la masacre que ocurre en el país africano, en medio de la guerra civil entre las RSF y las Fuerzas Armadas de Sudán.
Habiendo sido detenido por su propio bando temporalmente, el paramilitar apareció en videos en otro frente: esta vez en Kordofán. Las RSF habían admitido excesos cometidos durante la toma de El Fasher, una ciudad que había pasado cerca de 18 meses sitiada por los rebeldes, y ahora prometen abrir una investigación.
Pero en sus videos, a Iss Abu Lulu no le importa nada, y bromea con que “ya perdió la cuenta” de las personas que ha asesinado.“Seguiré matando. Si alguien quiere que rinda cuentas, que venga aquí, incluso la ONU”, declaró ante la cámara. La costumbre de grabarse y exponer su crueldad en redes sociales se ha vuelto algo común en la guerra civil sudanesa, con muchos comandantes de las RSF en lugares como Jartum y Darfur.

Al-Fateh Abdullah Idris se unió a los paramilitares en 2018: nació en el Darfur occidental, en Al-Junaynah, y se le reconoce por sus rastas, su bigote y su pañuelo blanco. En sus videos, se muestra cruel contra civiles y orgulloso de los crímenes de guerra que comete.
El soldado, vestido con uniforme de camuflaje beige y una larga bufanda blanca al cuello, posa entre los cadáveres, con autos en llamas al fondo mientras blande su arma sonriendo. En uno de sus videos, un sobreviviente herido suplica por su vida, a lo que responde: “No tendré piedad, no perdonaré”, antes de abatirlo a tiros con una ráfaga de Kalashnikov.
En otro video grabado en la ciudad de El Fasher, escenario de 48 horas de intensos combates entre los dos grupos rivales que se disputaban Sudán, se ve al general Issa Abu Lulu burlándose de nueve personas. Su aparición en las recientes imágenes de ejecuciones sumarias filmadas en El Fasher no es casualidad, ni siquiera una coincidencia. Escenifica deliberadamente los asesinatos, con el rostro descubierto.
“Hemedti es el mejor”, declara en ese video, refiriéndose al líder de las RSF, el teniente general Muhammad Hamdan Dagalo Musa, conocido como Hemedti. Los aterrorizados cautivos repiten sus palabras en vano. “No quiero perder el tiempo con ustedes”, dice Issa Abu Lulu, antes de ejecutarlos, uno a uno. Sus camaradas, con las insignias de las RSF visibles en sus uniformes, lo vitorean y corean su nombre. Para ellos, Issa Abu Lulu es un héroe.

Numerosas imágenes de ejecuciones han surgido desde la caída de El Fasher el 26 de octubre pasado, tras un asedio de 18 meses. Grabadas y difundidas en línea por los propios paramilitares, celebran su victoria sobre el Ejército regular sudanés que defendía la histórica capital del Sultanato de Darfur.
El Fasher fue la última ciudad de la región en caer en manos de las RSF. Las imágenes muestran a los hombres de Hemedti, exultantes, provocando a multitudes de espectadores aterrorizados. La mayoría de las atrocidades documentadas van acompañadas de insultos racistas dirigidos a miembros de las comunidades no árabes de Darfur, a quienes llaman “esclavos” y obligan a balar como ovejas. Una matanza llegó a ser transmitida en vivo por TikTok.
Ante la creciente indignación, el general Hemedti reconoció que sus tropas habían cometido “ciertos abusos” y prometió castigar a “cualquier soldado u oficial que haya cometido un delito”. El 30 de octubre, Reporteros Sin Fronteras anunció la detención de Issa Abu Lulu -quien en 48 horas se había convertido en el rostro de las atrocidades cometidas en El Fasher- y publicó un video en el que se le ve siendo escoltado a la prisión de Shala, en las afueras de la ciudad, a la espera de ser investigado. Sin embargo, volvió a la libertad pocos días después.
No se sabe con claridad cuántas personas han muerto en la ciudad, tomada el 26 de octubre definitivamente por las RSF. La Red de Médicos Sudaneses y otras organizaciones internacionales han estimado que el número de muertos asciende a 3.000, de los cuales 2.000 son civiles, pero la cifra podría ser peor.
La ONU asegura que existen informes creíbles de “ejecuciones sumarias”, y el Laboratorio de Investigación Humanitaria de la Universidad de Yale hizo referencia a imágenes satelitales que muestran “montones de cadáveres de personas ejecutadas en masa”. A esto se le suma una grave crisis alimentaria, con cientos de miles de civiles atrapados en la urbe.
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