El golpe del libertario a la larga agonía peronista

Activistas se manifiestan con una imagen en cartulina que representa al difunto presidente Juan Domingo Perón y María Eva Duarte de Perón, mientras celebran el Día de la Lealtad en Buenos Aires, el 17 de octubre de 2021. Foto: Reuters

Si bien el sorpresivo triunfo de Sergio Massa en la primera vuelta había alimentado la idea de la incombustibilidad del peronismo, la derrota del candidato oficialista ante Javier Milei en el balotaje deja en entredicho al histórico movimiento político argentino.


“Argentina es una cosa indescifrable, porque es un país que tiene una mitología. ¿Cómo se explica que el ministro de Economía, con una inflación como la que tiene Argentina, va a pelear la Presidencia? Porque tiene el respaldo de una cosa que no está conforme con él, pero que lo va a votar igual, que se llama peronismo. Porque ese animal existe. Es una mitología que tiene el pueblo argentino y rompe todos los esquemas”, reflexionaba el expresidente uruguayo Pepe Mujica una semana antes de la primera vuelta presidencial en Argentina, el 22 de octubre pasado, donde Sergio Massa se impuso sorpresivamente sobre el libertario Javier Milei.

Ahora ese mismo peronismo, que parecía incombustible, quedó, al menos, en entredicho, tras la contundente victoria del candidato de La Libertad Avanza sobre su rival de la oficialista Unión por la Patria en el balotaje de este domingo. “Me he comunicado con Javier Milei para felicitarlo y desearle suerte, porque es el presidente que la mayoría de los argentinos eligió para los próximos cuatro años”, señaló Massa, actual ministro de Economía, ante sus seguidores.

En sus casi ocho décadas de existencia, el peronismo ha virado a la centroizquierda a la centroderecha y a la derecha, ha cobijado a los Montoneros y a la Triple A, ha sido un férreo defensor del Estado de bienestar y también lo ha desmontado.

Autor del libro Los cuatro peronismos, publicado en 1985, considerado un clásico de la historiografía del peronismo, el doctor en ciencias sociales, docente y ensayista Alejandro Horowicz ya había vaticinado en 2021 el sombrío panorama para el peronismo. Ese año, en entrevista con el periódico Perfil, señaló: “Si el peronismo no tuerce el camino, 2023 será de (Javier) Milei y (Patricia) Bullrich”.

Vista aérea de la Plaza de Mayo y la Casa Rosada que muestra a personas y miembros del partido gobernante reunidos en Buenos Aires, el 17 de noviembre de 2021, para celebrar el "Día de la Militancia".

En agosto pasado, después del batacazo de Milei en las primarias de ese mes, Horowicz explicaba así La Tercera algunos de los argumentos que lo habían llevado a anticipar el mal escenario electoral del peronismo. “Cuando Cristina Fernández abandona el gobierno, en el 2015, el 30% de los habitantes de la sociedad argentina eran pobres. Y si estos datos se comparan con los datos de 1970, usted descubría dos cosas: que en la Argentina del 70 solo el 4% de la sociedad era pobre, y que, para ser pobre, en 1970, usted tenía que ser un desocupado (…) En este momento, la pobreza supera holgadamente el 40% de la sociedad. En consecuencia, usted está entendiendo que usted ve una especie de escalera de degradación sistemática y continua”, señaló.

Ya a mediados de la década de los 90, el historiador argentino Tulio Halperín Donghi publicó el clásico La larga agonía de la Argentina peronista, en la que narraba el fin inexorable de la sociedad organizada bajo los cimientos del primer peronismo (1945-1955), el del Estado de Bienestar. Pese a ello, apunta el periodista Martín Sivak, esa agonía se había prolongado por casi 30 años y convivido con la supervivencia, como lo demostró la inesperada victoria de Massa en la primera vuelta.

Tras las primarias del 13 de agosto, en donde Milei se impuso con el 30,04% de los votos, el periodista Jorge Lanatta ya hablaba de que “estamos asistiendo al comienzo del final del kirchnerismo”. En esa línea, Horowicz reconoció en agosto la existencia de “un proceso de deslegitimación del orden político donde se trata de saber quién se desangra más rápido”.

“Si la situación argentina no se modifica dramáticamente y no es pensable, por lo menos en un sentido positivo, este declive pareciera acentuarse de continuo. En esas condiciones, la posibilidad de sobrevida del kirchnerismo y del peronismo en su conjunto como partido capaz de gobernar la sociedad argentina se va reduciendo velozmente”, anticipaba entonces.

Un vendedor pasa junto a carteles que representan al presidente argentino Alberto Fernández durante una marcha en apoyo al gobierno en el Día de la Lealtad en Buenos Aires, el 17 de octubre de 2020.

El propio Horowicz señaló en mayo pasado que la “balcanización” del peronismo es un hecho inevitable producto de la fuerte crisis que atraviesan y la necesidad de una renovación.

“El kirchnerismo fue un peronismo de izquierda que se fue volviendo faccioso y más de izquierda que peronista, y que no tiene capacidad para llamar a la unidad nacional, ya que se pasó moralizando y cancelando a los opuestos”, explicó en octubre a La Tercera la politóloga y directora de la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Católica de Argentina, María Lourdes Puente. Massa “significa, en algún punto, la muerte del kirchnerismo, o al menos, eso es lo que él quiere mostrar y que el resto crea”.

¿Es posible imaginar una Argentina sin peronismo? Para Horowicz, “es una Argentina muy difícil de imaginar”. “La sociedad argentina va a tener que inventar otra cosa. Ya no se trata de una invención desde arriba, sino desde una invención desde abajo, como el peronismo fue en 1945″, señaló.

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