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Jeffrey Epstein: El escándalo que remece a la monarquía británica

El rey Carlos III de Inglaterra decidió quitarle a su hermano Andrés el título de príncipe, luego de que se diera a conocer que una joven, menor de edad, fue obligada a tener sexo con él en tres ocasiones, algo que el hijo favorito de la fallecida reina Isabel II siempre ha negado. La presión llegó a tal punto que incluso deberá abandonar su actual residencia.

Jeffrey Epstein. Foto: Archivo

A 20 años de que se destapara el escándalo sexual del fallecido financista estadounidense Jeffrey Epstein, las repercusiones se siguen sucediendo, al tiempo que periódicamente se revelan más secretos. Es así como el libro de memorias póstumas que la denunciante Virginia Giuffre -muerta en abril pasado- lanzó recientemente, titulado Nobody’s Girl, ha remecido a la corona británica luego que señalara que fue obligada a mantener relaciones sexuales con el príncipe Andrés en tres ocasiones.

El hermano del rey Carlos III de Inglaterra, que a consecuencia de esto renunció a sus títulos a principios de este mes, ha negado rotundamente haber cometido delito alguno. Pero la indignación de los británicos por el caso se ha ido acumulando y han surgido fuertes cuestionamientos en contra del príncipe de 65 años.

En los últimos días había crecido la presión sobre Andrés para que abandonara lo que se conoce como el Royal Lodge, la residencia privada del príncipe situada en los terrenos del Castillo de Windsor, algo que finalmente se concretó el jueves. Así, mediante un comunicado, el Palacio de Buckingham anunció no solo que el rey Carlos III había iniciado los trámites para retirarle los títulos y honores a su hermano, sino que también ya no viviría en su actual residencia.

La BBC indicó que el príncipe Andrés se mudará a una propiedad en la finca privada de Sandringham, en Norfolk, que será financiada de forma privada por el monarca.

Tras conocer el anuncio, el hermano de Virginia Giuffre, Skye Roberts, y su cuñada Amanda dijeron: “Hoy, una chica estadounidense común y corriente, de una familia estadounidense común y corriente, derrocó a un príncipe británico con su verdad y su extraordinario coraje”.

Virginia Giuffre y el príncipe Andrés. Foto: Archivo

Y es que cada minuto la situación de Andrés se volvía más complicada. El grupo activista Republic anunció el jueves que encargó a sus abogados que investiguen al príncipe por acusaciones de agresión sexual, corrupción y mala conducta en el ejercicio de su cargo público. Su director ejecutivo, Graham Smith, afirmó que la decisión del grupo de iniciar un proceso penal privado era una “acusación devastadora” contra el sistema de justicia penal británico.

A esto se suma que el Comité de Cuentas Públicas (PAC), organismo del Parlamento británico que supervisa el control del gasto público, escribió al Tesoro y a la Corona para expresar su preocupación por la “relación calidad-precio” de la residencia del príncipe Andrés y explicaran la lógica detrás de los acuerdos de arrendamiento.

Como si fuera poco, a comienzos de semana se reveló que Andrés recibió a Epstein, Ghislaine Maxwell (exempleada y amiga de Epstein) y el productor de Hollywood, Harvey Weinstein, en Royal Lodge, como parte de las celebraciones del 18 cumpleaños de su hija Beatriz: un baile de máscaras, en 2006, dos meses después de que se emitiera una orden de arresto en Estados Unidos contra Epstein por agresión sexual a una menor.

Anteriormente se había informado de que Epstein, Maxwell y Weinstein visitaron el Castillo de Windsor para el evento, pero no que hubieran sido recibidos en la casa privada de Andrés.

Todas estas revelaciones han tenido directas repercusiones en el rey Carlos III, quien esta semana fue increpado por un manifestante, quien le preguntó sobre los vínculos del príncipe Andrés con Jeffrey Epstein.

Mientras estrechaba la mano de la gente durante una visita a la Catedral de Lichfield en Staffordshire el lunes, se le preguntó a Carlos si había pedido a la policía que “encubriera” a su hermano.

Donald Trump, Melania Trump, Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell. Foto: archivo.

“¿Debería permitirse a los diputados debatir sobre la familia real en la Cámara de los Comunes?”, le dijo una persona al rey, quien no respondió.

Uno de los más enojados al interior de la familia real es el príncipe Guillermo, quien estaría tomando la postura más firme posible contra su tío y planea excluir a Andrés de todos los aspectos de la vida real, incluida su coronación, cuando se convierta en rey, informó el Sunday Times hace unas semanas. Según se informa, Guillermo fue “consultado” sobre la decisión de que Andrés renunciara a sus títulos y honores reales, pero no está “satisfecho con el resultado” y planea tomar medidas más duras en el futuro.

El príncipe considera a su tío una “amenaza y un riesgo para la reputación de la monarquía, y se entiende que está preocupado por el mensaje que la presencia de Andrés en los eventos reales envía a las víctimas de abuso sexual”, continuó el medio.

La prensa ha señalado que Guillermo ha comenzado a tomar un rol cada vez más preponderante. De hecho, el diario The Guardian indicó que el príncipe heredero fue consultado antes de la dramática declaración de Andrés y “debe haber sentido cierto alivio cuando su tío aceptó renunciar al uso de sus títulos y honores”.

Memorias póstumas

Muchas víctimas de Epstein han contado sus historias públicamente a lo largo de los años, pero Giuffre siempre se había mantenido al margen con su afirmación de haber sido “prestada” a los amigos y conocidos ricos y poderosos del magnate.

Es por eso que Nobody’s Girl: A Memoir of Surviving Abuse and Fighting for Justice (La chica de nadie: memorias de una sobreviviente del abuso y la lucha por la justicia), coescrito por la escritora y periodista Amy Wallace, ha causado tanto revuelo. La publicación se terminó antes de que Giuffre se suicidara en abril pasado a los 41 años.

En el libro cuenta la noche en que el príncipe supuestamente abusó sexualmente de ella en marzo de 2001 y señala que el hijo preferido de la reina Isabel II consideró que era su “derecho de nacimiento” acostarse con la joven, que entonces tenía 17 años. Andrés siempre ha negado las acusaciones.

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La mujer señala que el príncipe, que entonces tenía 41 años, durante las relaciones sexuales estaba “particularmente atento a mis pies, acariciando mis dedos y lamiendo mis arcos”.

Recuerda lo emocionada que se sintió cuando Ghislaine Maxwell, que se encuentra encarcelada por traficar con niñas para Jeffrey Epstein, le dijo que cenaría esa noche con Andrés, y admite que se sintió como Cenicienta a punto de conocer a un apuesto príncipe.

En el libro, Giuffre describe la primera vez que, según ella, le presentaron al duque de York. El 10 de marzo de 2001 se alojaba en la residencia de Maxwell, una casa blanca a pocos pasos de Hyde Park, en Londres.

“Maxwell me despertó esa mañana con un canturreo: ‘¡Sal de la cama, dormilona!’”, escribió Giuffre. “Va a ser un día especial”.

A la joven le dijeron entonces que debía vestirse con elegancia, por lo que Maxwell había elegido un atuendo para la noche que constaba de un “vestido sofisticado” y un bolso Burberry. Pero Giuffre decidió usar “una polera mini rosada con cuello en V y sin mangas y un par de jeans brillantes y multicolores bordados con un patrón de caballos entrelazados”, detalla en el libro.

Cuando Andrés llegó a la casa londinense de Maxwell jugaron a un juego que a la socialité británica le encantaba, que era pedirles a los invitados que adivinaran la edad de la joven. Giuffre dice que Andrés acertó y luego comentó: “Mis hijas (Eugenia y Beatriz) son ​​un poco menores que tú”. Ella afirmó haberse acostado con el duque esa noche, algo que él ha negado.

Reflexionando sobre el encuentro, Giuffre escribe: “En los años transcurridos desde entonces he reflexionado mucho sobre su comportamiento. Era bastante amable, pero seguía creyéndose con derecho a todo, como si creyera que tener sexo conmigo era su derecho de nacimiento”. Afirma que Epstein le pagó 15.000 dólares por “atender al hombre al que los tabloides llamaban ‘Randy Andy’”.

Giuffre añade: “A la mañana siguiente Maxwell me dijo: ‘Lo hiciste bien. El príncipe se divirtió’”. Estos son extractos dados a conocer por The Guardian.

Andrés llevaba varios años separado de su esposa, Sarah Ferguson, quien en septiembre fue despojada de sus cargos en organizaciones benéficas tras la publicación de correos electrónicos perjudiciales dirigidos a Epstein. “A diferencia de su aspecto actual -corpulento, canoso y con papada-, el príncipe Andrés de ese entonces todavía estaba relativamente en forma, con el pelo castaño corto y una mirada juvenil”, escribe Giuffre.

“En el camino de regreso, Maxwell me dijo: ‘Cuando lleguemos a casa debes hacer por él lo que haces por Jeffrey’”, detalla en el libro.

Llevó al duque arriba y preparó un baño. “Nos desnudamos y nos metimos en la bañera, pero no nos quedamos mucho tiempo allí, porque el príncipe estaba deseando ir a la cama”, afirma en el libro citado por The Times.

El segundo encuentro de Giuffre con Andrés ocurrió en la mansión de Epstein en Manhattan. En sus memorias escribió que Epstein y Maxwell le regalaron al príncipe una marioneta caricaturesca de él mismo, del programa satírico de televisión de los años 80 Spitting Image, y que él la usó para tocarla a ella y a otra mujer, Johanna Sjöberg, de forma inapropiada.

En documentos judiciales presentados en Nueva York en 2021, sus abogados afirmaron que si bien Giuffre bien podría ser víctima de abuso por parte de Epstein, “el príncipe Andrés nunca abusó ni agredió sexualmente a Giuffre”.

Después de resolver una demanda civil y firmar un acuerdo de confidencialidad de un año con Andrés en 2022, en el que no admitió ninguna responsabilidad, Giuffre nunca más habló públicamente sobre el presunto abuso.

Lazos con Trump

Las especulaciones de que Epstein estaba involucrado en una red global de tráfico sexual continúan causando dolores de cabeza a la administración de Donald Trump, que ha estado bajo presión para publicar más registros relacionados con las investigaciones del FBI sobre Epstein y Maxwell.

Incluso, Giuffre, en las páginas finales del libro, pregunta: “¿Dónde están esas cintas de video que el FBI confiscó en las casas de Epstein? ¿Y por qué no han permitido procesar a más abusadores?”.

En el libro ella describe haber conocido a Trump una vez en su resort de Mar-a-Lago, en Florida, donde trabajaba su padre, pero no acusa al magnate de haber cometido ningún delito.

Trump “no podría haber sido más amigable”, dijo Giuffre, y agregó que se ofreció a ayudarla a encontrar trabajo de niñera.

Giuffre, que rompió contacto con Epstein en 2022, también menciona que una vez estuvo presente en las cenas que el fallecido financista tuvo con el expresidente Bill Clinton y el exvicepresidente Al Gore y su esposa, Tipper, pero tampoco los acusó de ningún delito.

En 2005, la policía de Palm Beach comenzó a investigar a Epstein después de que los padres de otra adolescente denunciaran que a su hija también le habían pagado por un acto sexual. La policía identificó a varias menores de edad con historias similares sobre haber sido contratadas para dar masajes sexualizados, pero la investigación finalizó en 2008, cuando Epstein se declaró culpable de prostituir a una menor de 18 años. Cumplió 13 meses de una condena de 18 meses de cárcel.

Los fiscales federales de Nueva York presentaron nuevos cargos contra Epstein en 2019, pero, según las autoridades, se suicidó en la cárcel mientras esperaba el juicio, en agosto de ese año. Maxwell fue condenada en 2021 por cargos que incluyen tráfico sexual y cumple una condena de 20 años de prisión.

El diario The New York Times reveló el viernes que semanas después de la muerte de Epstein, el banco de inversiones JPMorgan Chase (entidad que le prestó dinero, transfirió sus fondos al extranjero y facilitó pagos a algunas de sus víctimas de trata sexual) presentó un informe alertando al gobierno estadounidense sobre más de mil millones de dólares en unas 4.700 transacciones potencialmente sospechosas que involucraban al financista y a prominentes figuras de Wall Street y del mundo empresarial.

El diario señaló que el informe de JP Morgan también mencionó las transferencias electrónicas de Epstein a bancos rusos y la preocupación en torno a “sus relaciones con dos presidentes de Estados Unidos”. También recordó que el fallecido financista fue cercano en ocasiones a Trump y Bill Clinton.

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