Por Fernando FuentesLa nueva “clase Trump” de acorazados: la respuesta del presidente frente a la “vieja, cansada y obsoleta” flota de EE.UU.
“Van a ayudar a mantener la supremacía militar de Estados Unidos, a revivir la industria de construcción naval nacional y a infundir temor en los enemigos de nuestro país en todo el mundo”, dijo el mandatario al revelar la nueva categoría de nave desde la biblioteca de Mar-a-Lago, en Florida.

Marcando el inicio de una expansión de la construcción naval y señalando un mayor escrutinio de los contratistas de defensa sobre los retrasos en la producción y los sobrecostos, el presidente Donald Trump anunció planes para que la Armada estadounidense construya una nueva generación de acorazados, conocidos como “clase Trump”, para reemplazar una flota estadounidense “vieja, cansada y obsoleta”.
“Van a ayudar a mantener la supremacía militar de Estados Unidos, a revivir la industria de construcción naval nacional y a infundir temor en los enemigos de nuestro país en todo el mundo”, dijo Trump al revelar la nueva categoría de nave desde la biblioteca de Mar-a-Lago.
Acompañado por imágenes de los acorazados “clase Trump” en el mar, Trump afirmó que participará activamente en su diseño. El anuncio se realizó este lunes por la tarde en Florida, junto al secretario de Defensa, Pete Hegseth, y el secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional, Marco Rubio. Trump no utilizó el término “clase Trump” en sus declaraciones, destacó CNN.
Los buques serán más grandes, más rápidos y “100 veces más poderosos” que cualquier buque de guerra construido anteriormente por Estados Unidos, declaró el presidente el lunes. El proyecto comenzará con la construcción de dos de estos acorazados y se ampliará con el tiempo a entre 20 y 25 nuevos buques.
John Phelan, secretario de la Marina, añadió: “Nuestros adversarios sabrán que, cuando el USS Defiant de la clase Trump aparezca en el horizonte, la victoria estadounidense en el mar es inevitable”.
Las clases anteriores de acorazados solían llevar el nombre de estados norteamericanos. Pero Trump, cuyo nombre ya adorna numerosos hoteles y clubes de golf, se encuentra actualmente en lo que los críticos describen como una “racha narcisista”, destacó The Guardian.
A principios de este mes, su administración renombró el Instituto de la Paz de Estados Unidos en Washington con su nombre. La semana pasada, la junta directiva del Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas en Washington, designada por Trump, votó a favor de renombrarlo como Centro Trump-Kennedy y se le añadió un cartel, a pesar de que la medida requería la autorización del Congreso, consignó el diario británico.
Trump, quien anteriormente ha criticado la apariencia de los buques de guerra estadounidenses, afirmó que participará personalmente en los diseños. Añadió que los buques tendrán una longitud de 268 metros y un desplazamiento de 30.000 a 40.000 toneladas, más grandes que los destructores actuales, y estarán equipados con la tecnología más avanzada, incluyendo inteligencia artificial y láseres de energía dirigida.
Según lo previsto, los buques tendrán “la mayor potencia de fuego destructiva de cualquier buque de superficie que haya navegado jamás, con la capacidad de atacar a un adversario a 80 veces el alcance de la clase anterior”, según el nuevo sitio web de la Marina sobre los buques.

“No hemos construido un acorazado desde 1994. Estos buques de vanguardia serán algunos de los buques de guerra de superficie más letales... aparte de nuestros submarinos”, declaró Trump.
Según NBC News, la última vez que Estados Unidos utilizó acorazados en combate fue en 1991, durante la primera Guerra del Golfo contra Irak.
“Estos han estado bajo consideración de diseño durante mucho tiempo, y empezó conmigo en mi primer mandato, porque me pregunté: ‘¿Por qué no estamos haciendo acorazados como antes?’”, declaró Trump el lunes.
La Armada tiene la tarea de liderar el diseño de los nuevos acorazados, que se espera que estén listos a principios de la próxima década, según el Departamento de Defensa. Trump afirmó que también participará, “porque soy una persona muy estética”.
“Flota Dorada”
El anuncio de Trump revive el concepto de acorazado como parte de un esfuerzo más amplio para expandir la capacidad militar estadounidense bajo su visión de la “Flota Dorada”. El plan surge en medio de la creciente competencia estratégica con China y Rusia, países que han invertido fuertemente en la modernización naval y en capacidades de misiles de largo alcance.
Sin embargo, Trump afirmó que los nuevos acorazados no pretenden disuadir a ningún país. “Es una estrategia para todos. No es para China. Nos llevamos muy bien con China”, afirmó. “Es para todos. No se sabe quién vendrá, pero solo queríamos la paz mediante la fuerza. Ojalá nunca tengamos que usarlos, pero nunca se construirá nada como esto”.
Al igual que Trump, Phelan citó con aprobación “Victoria en el Mar”, una serie de televisión de la década de 1950 sobre el combate naval durante la Segunda Guerra Mundial. “Ahora este nuevo acorazado lo comandará todo, desde buques de guerra hasta drones y todo lo demás”, dijo. “Vamos a hacer que los grupos de combate vuelvan a ser grandes”.
Históricamente, el término acorazado se ha referido a una enorme embarcación fuertemente blindada, armada con cañones masivos diseñados para bombardear otros buques u objetivos en tierra. Este tipo de buque alcanzó su máximo esplendor durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los acorazados estadounidenses más grandes, la clase Iowa, pesaban aproximadamente 60.000 toneladas.

Esos acorazados, como el renombrado USS Missouri, que albergó la rendición japonesa en 1945, tenían 270 metros de largo y un desplazamiento de alrededor de 58.000 toneladas. Los buques de combate de superficie más grandes de la flota de la Marina estadounidense actualmente son los destructores Zumwalt, que desplazan 15.000 toneladas.
Después de la guerra, el papel del acorazado en las flotas modernas disminuyó rápidamente en favor de los portaaviones y los misiles de largo alcance. La Armada estadounidense modernizó cuatro acorazados de la clase Iowa en la década de 1980, añadiéndoles misiles de crucero y misiles antibuque, además de radares modernos, pero para la década de 1990 los cuatro fueron dados de baja, recordó The Guardian.
El proyecto de los nuevos acorazados estaría a cargo de una base de construcción naval que ha tenido dificultades para cumplir con los plazos en los últimos años y que, según el secretario de la Marina, John Phelan, se encontraba en un estado caótico este año.
“Todos nuestros programas son un desastre”, declaró en una audiencia de la Cámara de Representantes en junio. “Creo que nuestro mejor proyecto (de construcción naval) tiene seis meses de retraso y un sobrecosto del 57%… Y ese es el mejor”.
El mes pasado, Phelan canceló el programa de fragatas de la clase Constellation, que llevaba unos tres años de retraso y que se esperaba que produjera buques de guerra mucho más pequeños y menos complejos que los nuevos acorazados que propone Trump.
En cuanto a los grandes buques complejos, el portaaviones más reciente de la Marina, el USS John F. Kennedy, lleva un retraso de unos dos años respecto a su fecha de entrega prevista, que era en julio de este año. Estos retrasos se han atribuido a los nuevos sistemas de aterrizaje y elevadores de armas, que la Marina aún está intentando certificar, indicó CNN.
Quién construirá los nuevos acorazados
Frente a este escenario, Trump afirmó que la expansión naval iría acompañada de una renovada presión sobre los contratistas de defensa para acelerar la producción y controlar los costos. Añadió que se reunirá con importantes empresas de defensa la próxima semana para abordar los retrasos y los sobrecostos, y para examinar si la compensación ejecutiva, la recompra de acciones y los dividendos contribuyen al incumplimiento de los objetivos de producción.
“No queremos tener ejecutivos que ganen 50 millones de dólares al año, emitan grandes dividendos para todos y también hagan recompras de acciones” mientras la producción de los F35 y otros aviones languidece, dijo Trump.
Al respecto, CNN destaca que la pregunta que surge es quién construirá estos nuevos acorazados. Los astilleros estadounidenses ya están saturados con los trabajos actuales de construcción, mantenimiento y reparación, asegura la cadena de televisión. “Ya no contamos con la infraestructura industrial naval y marítima para hacer esto rápidamente”, dijo el analista Carl Schuster, excapitán de la Marina estadounidense.
Los buques del tamaño de la clase Trump necesitarían el mismo espacio en los astilleros que los grandes buques anfibios y de apoyo logístico que la Marina también necesita, por lo que sería importante reactivar los astilleros cerrados o construir otros nuevos, señaló Schuster.

Y luego está la mano de obra. Según Schuster, “se requeriría un programa nacional de reclutamiento y capacitación para trabajadores de astilleros, electricistas, informáticos y especialistas en sistemas de sensores para apoyar este programa”.
Schuster también aludió al historial irregular de la Marina en cuanto a la finalización de ambiciosos programas de construcción naval. CNN puso como ejemplo los destructores de la clase Zumwalt, un programa que comenzó en la década de 1990. Un plan para 32 de estos buques sigilosos de alta tecnología se redujo finalmente a tres, y el último de la clase, el USS Lyndon B. Johnson, aún espera su puesta en servicio, que ahora no se espera sino hasta 2027. O las fragatas de la clase Constellation, cuyo número se redujo a un máximo de dos unidades de las 20 previstas.
Y, como señala Schuster, los programas recientes de construcción naval que han alcanzado las cifras previstas se han quedado muy lejos del éxito general, en concreto los buques de combate litoral. Este programa, que ha producido más de tres decenas de unidades, ha visto cómo algunas de ellas se retiraban con tan solo cinco años de servicio, ya que han estado plagadas de problemas de fiabilidad y de la falta de una misión bien definida.
Por ello, CNN señala que el nuevo plan de acorazados de Trump “podría transformar la Marina estadounidense… o hundirla”.
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