Muere el árbol que Macron le regaló a Trump: ¿una metáfora de la fría relación entre ambos?

FOTO: AFP

La relación entre ambos mandatarios tuvo un comienzo amistoso, que se evidenció con el regalo de un pequeño roble por parte del Presidente francés. Sin embargo, con el pasar de los meses, las diferencias se han acrecentado. El cambio climático, las relaciones con Irán y el comercio internacional han sacudido esta cercanía.


Hace casi un año, en abril de 2018, el Presidente estadounidense Donald Trump junto con su homólogo francés, Emmanuel Macron, no disimulaban su relación, cercana y de gran sintonía, que se evidenció con la plantación de un árbol, obsequio del mandatario galo, en los jardines de la Casa Blanca. A la ceremonia, una suerte de ritual, estuvieron incluso Melania Trump y Brigitte Macron.

Sin embargo, este símbolo de la amistad murió hace algunas semanas según indicó una fuente diplomática citada por France Presse, lo que fortuitamente se condice con las actuales divergencias y el distanciamiento entre ambos dirigentes en temas como el cambio climático, las relaciones con Irán y el comercio internacional.

Estas diferencias estuvieron bajo la lupa durante la reunión de ambos la semana pasada, en el marco de las conmemoraciones del 75° aniversario del Desembarco de Normandía, en Francia. De hecho, en la antesala al encuentro, el diario Le Monde informó sobre la muerte del árbol como una "metáfora de que la relación ya no es lo que era".

Se trataba de un pequeño roble proveniente de un bosque en Aisne, en el norte de Francia, que Macron le ofreció al mandatario estadounidense durante su visita de Estado a Washington en abril del año pasado. El obsequio estaba cargado de simbolismo, pues representaba la histórica amistad entre ambos países. En el bosque de Belleau, 2.000 marines estadounidenses murieron durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

"Hace 100 años, los soldados estadounidenses lucharon en Francia, en Belleau, para defender nuestra libertad. Este roble (mi regalo para Donald Trump) será un recordatorio en la Casa Blanca de estos lazos que nos unen", escribió en Twitter en esa ocasión Emmanuel Macron. La imagen era inolvidable, con ambos Presidentes con pala en mano, poniéndole tierra al árbol que aún no tenía hojas.

Pero la vida del roble duró poco. De hecho, inmediatamente después de ser plantado, debió ser puesto en cuarentena, por motivos de seguridad obligatoria de Estados Unidos, para evitar la propagación de enfermedades no autóctonas e insectos invasores.

"Es una cuarentena que es obligatoria para cualquier organismo vivo importado a Estados Unidos", dijo en ese momento el embajador francés en Estados Unidos, Gérard Araud. En ese entonces, el diplomático también señaló que el roble sería replantado próximamente, pero aquello no ocurrió finalmente, ya que el árbol murió mientras estaba en cuarentena.

Las divergencias

Una de las principales divisiones entre ambos Presidentes tiene que ver con el acuerdo de París contra el cambio climático. Trump anunció en 2017 su retiro del pacto firmado por 195 países. Las relaciones con Irán también son un punto que genera tensión entre ambos líderes, tras el retiro de EE.UU. del pacto nuclear iraní, que es apoyado por Francia, Reino Unido y Alemania. Se trata de dos visiones de las relaciones internacionales. "Macron apoya el acuerdo nuclear de Irán y el acuerdo de París sobre el cambio climático. Trump se opone a ellos y, a menudo, ha expresado dudas sobre la existencia misma del cambio climático. Macron apoya el sistema de comercio internacional, mientras Trump es profundamente escéptico de la Organización Mundial de Comercio y favorece el proteccionismo comercial", explica a La Tercera el analista estadounidense de Claremont McKenna College, John Pitney.

Desde abril de 2018 las tensiones entre ambos dirigentes han aumentado. En noviembre del año pasado Trump visitó París para conmemorar el centésimo aniversario de la Primera Guerra Mundial. En su regreso a Washington, Trump no tuvo reparos en apuntar contra Macron, en temas como los aportes a la OTAN, la ayuda estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial y el comercio del vino.

"Emmanuel Macron sugiere construir su propio Ejército para proteger a Europa de EE.UU., China y Rusia. Pero fue de Alemania en la Primera y Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo le fue en eso a Francia? Estaban empezando a aprender alemán en París antes de que llegase EE UU. ¡Paguen a la OTAN!", lanzó uno de los tuits de Trump, que reclama que Europa eleve su gasto en la OTAN y critica que Francia quiera impulsar una defensa europea autónoma de la Alianza Atlántica.

Y como si nada de esto hubiera pasado, la semana pasada, tras el encuentro entre ambos, Trump señaló que la relación está en un momento "sobresaliente". "Ha sido buena (la relación) a veces y otras veces no lo ha sido, pero en este momento es sobresaliente. Así que la relación que hemos tenido juntos ha sido realmente excelente y lo aprecio mucho", indicó Trump.

Según Le Monde, el objetivo de este último encuentro era volver a la normalidad.  De todas formas, Macron no desaprovechó la oportunidad para defender el multilateralismo que Trump rechaza. "Nunca dejaremos de perpetuar la alianza de los pueblos libres. Eso es lo que hicieron los bandos victoriosos, cuando crearon Naciones Unidas, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Eso es lo que unos años más tarde hicieron los líderes de Europa al crear la Unión Europea", expresó el mandatario francés en un discurso frente a 15.000 personas reunidas en el cementerio y memorial estadounidense en Colleville-sur-Mer.

"Las relaciones entre Trump y Macron han empeorado. Macron inicialmente intentó hacerse amigo de Trump, pero descubrió que las relaciones de Trump nunca son permanentes", señaló Pitney, quien agrega que el encuentro la semana pasado fue solo para "apariciones". "Las diferencias políticas persisten. Al igual que otros líderes de países libres, Macron ha aprendido que Trump no es un socio confiable. Trump se reserva su verdadero entusiasmo por los líderes autocráticos", asegura el experto.

Hoy, lo que resta en el jardín de la Casa Blanca, en donde estuvo plantado el pequeño roble, es un pedazo de pasto seco, amarillo.

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