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Renuncia del primer ministro francés pone presión sobre Macron y profundiza temor por crisis económica

Apenas nombrado hace un mes, el nuevo gobierno de Sébastien Lecornu ya terminó. El primer ministro, presionado por todos los bandos, presentó su dimisión al jefe de Estado, quien la aceptó.

Sébastien Lecornu renunciando al cargo de primer ministro en el Palacio de Matignon. Foto: Archivo

El desfile de primeros ministros del campo macronista continúa, y el resto de los espacios políticos en Francia comienzan a perder la paciencia. Unas pocas horas después de que el premier Sébastien Lecornu hubiera anunciado el domingo a los ministros de su gabinete, él mismo se dirigió a la oficina del presidente Emmanuel Macron este lunes para transmitirle su demisión, que se aceptó de inmediato.

Una situación política inédita para Francia, en la que ya van tres primeros ministros en tan solo un año, después de las elecciones legislativas adelantadas que convocó Macron. En una muy corta alocución a la prensa, Lecornu aseguró que “no se podía ser primer ministro cuando las condiciones no se daban”.

Con esto, Sébastien Lecornu se vuelve el primer ministro más efímero de la Quinta República, luego de pasar 27 días como jefe de gobierno. Así, la crisis política y económica continúa en Francia, en una jornada que se sintió en los mercados y las bolsas tanto locales como europeas.

Bruno Retailleau, líder de Los Republicanos, caminando con Sébastien Lecornu. Foto: Archivo

Las cosas ya estaban complicadas cuando Lecornu, del partido macronista Renacimiento, fue nombrado primer ministro, siguiendo la renuncia de François Bayrou. Tanto los socios como los oponentes potenciales del nuevo primer ministro habían dejado en claro que buscaban una ruptura simbólica con los gobiernos y políticas anteriores de Macron. Esto, como condición para participar en las negociaciones presupuestarias, que han venido siendo el centro de la controversia estas semanas.

Sin embargo, los ministros nombrados por Lecornu el domingo por la noche apenas representaban un cambio. La mayoría de los puestos clave permanecieron en las mismas manos, y las dos incorporaciones más destacadas, que fueron Bruno Le Maire, como ministro de las Fuerzas Armadas, y Roland Lescure, como ministro de Economía y Finanzas, ya habían sido ministros en gobiernos anteriores de Macron.

Le Maire, quien ocupó el cargo de Finanzas durante siete años, ya había sido destituido del gobierno cuando Macron disolvió el Parlamento en 2024. Los Republicanos, el partido de centroderecha aliado con Lecornu, mostró su descontento al respecto, ya que según ellos Le Maire es uno de los culpables de acumular deuda mientras era ministro de Finanzas. Bruno Retailleau, líder del partido Los Republicanos, afirmó que la colectividad de Macron había ocupado ya demasiados puestos en el gabinete, considerando su creciente impopularidad.

Sébastian Lecornu en Matignon. Foto: Archivo

La incertidumbre de ver, otra vez, el Palacio de Matignon vacante, se sintió en los mercados. La bolsa francesa se desplomó el lunes, el euro cayó y los inversores llevaron el costo de los préstamos franceses a niveles casi récord tras la dimisión del primer ministro. El índice bursátil de referencia CAC 40 de París se desplomó un 2%.

La crisis golpeó fuera de las fronteras francesas, y el euro cayó un 0,6% frente al dólar. La dimisión intensifica la turbulencia que afecta a la segunda mayor economía de la Unión Europea, después de Alemania. Lecornu debía presentar un presupuesto el martes para abordar el alarmante aumento de la deuda y el déficit de Francia. Ahora, esos esfuerzos se han visto frustrados.

Salomon Fiedler, analista del Banco Berenberg, escribió en una nota a sus clientes: “Esto aumenta aún más el riesgo de que los problemas fiscales de Francia sigan sin resolverse y de que las políticas económicas se vuelvan menos favorables al crecimiento. La economía francesa ha pasado de ser la de mayor rendimiento a ser la principal rezagada de la eurozona”, añadió.

Tras años de un gasto público desmesurado y una caída de la recaudación fiscal, el déficit presupuestario de Francia alcanzó los 168.600 millones de euros, o el 5,8% de su producción económica, en 2024. Este déficit es el mayor del país desde la Segunda Guerra Mundial y está muy por encima del límite del 3% establecido por la Unión Europea.

A esta historia se le agregó otro giro argumental durante la jornada. Pocas horas después de aceptar la dimisión de su primer ministro, Emmanuel Macron decidió pedirle que negocie de nuevo para formar un nuevo gobierno, a pesar del rotundo fracaso de su primer intento. En un comunicado enviado a última hora del lunes, el Palacio del Elíseo anunció que le había encomendado llevar a cabo las negociaciones finales el miércoles por la noche para alcanzar una plataforma de acción.

En otras palabras, el presidente de la República le da al primer ministro dos días para lograr lo que no logró en tres semanas. “He aceptado la solicitud del Presidente de la República de llevar a cabo las conversaciones finales con las fuerzas políticas para la estabilidad del país. Le comunicaré al Jefe de Estado el miércoles por la noche si esto es posible o no, para que pueda sacar todas las conclusiones necesarias”, añadió el primer ministro dimitido en su cuenta X, insinuando que el inquilino del Palacio del Elíseo podría ordenar una nueva disolución en caso de fracaso.

Las especulaciones aumentan, ya que desde el círculo cercano al presidente aseguran que Macron “asumirá la responsabilidad en caso de fracaso” de las “negociaciones finales” lideradas por Sébastien Lecornu, según indicó LCI.

Los partidos de la oposición y algunos de los socios minoritarios de la coalición de Macron reaccionaron con furia a los nombramientos de Lecornu, ya que muchos de los ministros eran remanentes del gobierno anterior o habían ocupado anteriormente puestos de alto nivel. Ahora, con la renuncia, los escenarios vuelven a repetirse en las especulaciones: se habla de disolución del Parlamento, de demisión de Macron, o de un nombramiento de un nuevo primer ministro del campo macronista, teniendo que negociar de nuevo con Los Republicanos. En el caso menos posible, figura el nombramiento de un primer ministro de izquierda, lo que sería más fácil de sostener ya que es el bloque más presente en el Legislativo.

Mathilde Panot, líder del mayor grupo de izquierda del Parlamento, La Francia Insumisa (LFI), declaró en una publicación en X que la “cuenta atrás” para la dimisión de Macron había comenzado tras el fracaso de tres gobiernos en un año.

Por su parte, la que fue candidata del bloque de izquierda para primer ministra, LLucie Castets, declaró también en X: “No es demasiado tarde para hacer respetar los resultados de las legislativas de 2024. Todas las fuerzas de izquierda que habían permitido el fracaso de la extrema derecha deben dialogar y alistarse”.

Desde La Francia Insumisa, el líder Jean-Luc Mélenchon había convocado a una reunión durante la tarde con todas las organizaciones del Nuevo Frente Popular, el bloque de izquierdas que triunfó en 2024. Sin embargo, el portavoz del Partido Socialista, Arthur Delaporte, le cerró la puerta al encuentro: “No le corresponde a Mélenchon el convocarnos. Ahora, si se trata de construir un gobierno de izquierda, la presencia de LFI hará que sea censurado inmediatamente”.

Al otro lado del espectro, Jordan Bardella, presidente de la Agrupación Nacional, de extrema derecha, reaccionó a la dimisión de Lecornu poco después que esta ocurriera, declarando a la prensa que “con toda seguridad” habría nuevas elecciones “en cuestión de semanas” y que su partido estaría “listo para gobernar”.

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