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Trump y la posible entrega de misiles Tomahawk a Ucrania: una nueva línea roja de Putin y su advertencia de riesgo nuclear

El presidente norteamericano se reunirá este viernes con su par ucraniano, Volodymyr Zelensky, quien espera conseguir más defensas aéreas y misiles de largo alcance fabricados en Estados Unidos para atacar más profundamente a Rusia.

Los misiles Tomahawks se han considerado desde hace tiempo un arma de referencia en el arsenal del Pentágono. Foto: Archivo

Ahora que el presidente estadounidense Donald Trump ha dado señales de que se centrará nuevamente en resolver la guerra en Ucrania, su par ucraniano Volodymyr Zelensky se dirige a Washington el viernes con la esperanza de conseguir más defensas aéreas y misiles de largo alcance fabricados en Estados Unidos para atacar más profundamente a Rusia.

Los principales aliados europeos de Ucrania han estado presionando a Washington para que suministre las armas, y este miércoles, el secretario de Defensa norteamericano, Pete Hegseth, llegó a la sede de la OTAN en Bruselas para reunirse con sus 31 homólogos. La agenda incluye la obtención de más suministros militares para Kiev y la lucha contra las infracciones del espacio aéreo de la alianza, detalló The Washington Post.

“Si algo hemos aprendido con el presidente Trump es la aplicación activa de la paz mediante la fuerza”, declaró Hegseth a la prensa en la sede de la OTAN. “Ese es el enfoque de nuestros esfuerzos” en Ucrania, añadió. “Vamos a ser fuertes para lograrlo”.

Las versiones más recientes de misiles Tomahawk cuestan aproximadamente 2,5 millones de dólares cada una. Foto: Archivo

Trump, recordó el Post, ha dicho que está considerando proporcionar a Kiev misiles de crucero Tomahawk de mayor alcance como forma de presionar al presidente ruso, Vladimir Putin, para que ponga fin a los combates. Ucrania ya ha causado estragos en las instalaciones petroleras rusas con sus drones de largo alcance, pero los misiles podrían causar daños mayores.

“¿Quieren que los Tomahawks apunten hacia ellos? No lo creo. Creo que podría hablar con Rusia sobre eso”, declaró Trump a los periodistas a bordo del Air Force One el domingo. “Podría decirles: ‘Miren, si esta guerra no se resuelve, voy a enviar Tomahawks’”.

Ese es precisamente el tipo de mensaje que Zelensky quiere escuchar mientras se prepara para su tercera visita a la Casa Blanca desde enero. “Le gustaría tener Tomahawks”, dijo Trump sobre el mandatario ucraniano. “Tenemos muchos Tomahawks”.

Pero también es algo contra lo que el presidente ruso, Vladimir Putin, ha advertido, afirmando que dicha venta marcaría una “nueva etapa cualitativa de escalada”.

Las amenazas de Trump de proporcionar los misiles a Ucrania -ya sea que las cumpla o no- son una muestra de su creciente frustración con Putin, quien se ha negado a ceder o a hacer concesiones a pesar de los ostentosos intentos diplomáticos del mandatario norteamericano, apunta The New York Times.

Volodymyr Zelensky se prepara para su tercera visita a la Casa Blanca desde la asunción de Donald Trump, en enero. Foto: Archivo

Debido a su gran alcance, precisión y bajo costo en comparación con los aviones de guerra tripulados, los Tomahawks se han considerado desde hace tiempo un arma de referencia en el arsenal del Pentágono. Los Tomahawks tienen un alcance de hasta 2.500 kilómetros, dependiendo de la variante, en comparación con los 305 kilómetros de los misiles ATACMS, que la administración de Joe Biden suministró a Kiev. En teoría, ese alcance daría a los ucranianos la capacidad de alcanzar objetivos en el interior de Rusia, incluyendo Moscú.

Estados Unidos ha lanzado más de 2.300 Tomahawks en combate a lo largo de más de cuatro décadas. Las versiones más recientes cuestan aproximadamente 2,5 millones de dólares cada una. Se trata de un misil de crucero propulsado por un pequeño motor a reacción con alas para producir sustentación, lo que le permite volar como un avión que se guía a sí mismo hacia un objetivo. También vuelan relativamente rápido: 880 kilómetros por hora, o aproximadamente el 70% de la velocidad del sonido.

Normalmente, los Tomahawk cuentan con una ojiva con el equivalente explosivo de unos 180 kilos de TNT. También existen versiones del Tomahawk con armas de racimo, la más común de las cuales lleva 166 pequeñas bombas con tendencia a fallar, según The New York Times. Este tipo se utilizó por última vez en diciembre de 2009 durante un ataque secreto y fallido de Estados Unidos contra supuestos campos de entrenamiento de Al Qaeda en Yemen.

Firma de un Memorando de Entendimiento de 13 países de la OTAN sobre el Proyecto de Entrenamiento Sintético Distribuido de Alta Visibilidad, para desarrollar simuladores de entrenamiento multinacionales. Foto: OTAN NATO

La otra variante, que sigue clasificada, está diseñada para desactivar temporalmente la red eléctrica de un adversario liberando pequeños botes de filamentos de fibra de carbono que cubren las líneas de transmisión eléctrica y provocan cortocircuitos en los transformadores y otros equipos.

La nueva generación de misiles Tomahawk de la Armada también podrá atacar buques en movimiento en el mar. Una variante con ojiva nuclear fue retirada en 2013, consigna el Servicio de Investigación del Congreso.

Según el Comando de Historia y Patrimonio Naval, el desarrollo del Tomahawk comenzó a principios de la década de 1970. El Ejército estadounidense lo utilizó por primera vez en combate durante la Guerra del Golfo Pérsico de 1991, y lo ha empleado en docenas de conflictos desde entonces.

Lanzador Typhon y amenaza nuclear

El Departamento de Defensa ha elaborado planes para vender o transferir Tomahawks si Trump da la orden. Sin embargo, proporcionar las armas conllevaría enormes desafíos, en particular el hecho de que Ucrania carece de los lanzadores navales o terrestres necesarios para disparar los misiles.

Conferencia de prensa del secretario general de la OTAN, Mark Rutte, en Bruselas, el 15 de octubre de 2025. Foto: OTAN NATO

Ucrania necesitaría un lanzador del Ejército norteamericano llamado Typhon para disparar los Tomahawks, una medida que, según oficiales militares, acercaría a Estados Unidos a una confrontación directa con Rusia. No está claro cuántos Tomahawks podría proporcionar el Pentágono, cómo los almacenaría Ucrania de forma segura ni qué impacto tendría un número limitado de misiles, señala el Times.

También existe una preocupación real por la escalada de tensiones con Rusia, un punto subrayado por las recientes advertencias del Kremlin a Washington de no proporcionar armas de largo alcance a Ucrania.

Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, declaró el domingo que “el tema de los Tomahawks es sumamente preocupante”. “Estamos viviendo un momento realmente dramático debido a la escalada de tensiones generalizada”, comentó a un reportero de la televisión estatal rusa.

En una reciente reunión de expertos internacionales en política exterior en el balneario ruso de Sochi, en el Mar Negro, Putin elogió a Trump, pero le advirtió contra el envío de misiles Tomahawk a Ucrania, afirmando que tal medida representaría una “nueva etapa de escalada, incluso en las relaciones entre Rusia y Estados Unidos”.

Reunión de ministros de Defensa de la OTAN en Bruselas, el 15 de octubre de 2025. Foto: OTAN NATO

Liana Fix, investigadora para Europa del Consejo de Relaciones Exteriores, afirmó que la posibilidad de que Trump lleve a cabo la venta “depende de si Putin logra convencer a Trump y de si logra decirle: ‘No puedes hacer esto, esto conducirá a una guerra nuclear’”.

The Washington Post indicó que el equipo de Zelensky entiende que existe una seria resistencia de Estados Unidos a la entrega de Tomahawks y que la administración Trump los proporcionaría solo si ve un “callejón sin salida total” en las conversaciones con Moscú, dijo una persona familiarizada con el asunto, que también habló bajo condición de anonimato para discutir temas delicados.

Putin aún podría hacer gestiones para evitar tal decisión, pero Kiev intentará defender sus argumentos esta semana para obtener los misiles, según la fuente.

El viernes, durante su visita a la Casa Blanca, Zelensky declaró que planea hablar sobre “la defensa aérea y nuestras capacidades de largo alcance para mantener la presión sobre Rusia”. Añadió que, en dos llamadas telefónicas del fin de semana con Trump, abordaron cómo las entregas de misiles Tomahawk podrían impulsar a Rusia a negociar.

Oleksandr Merezhko, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento ucraniano, afirmó que la próxima reunión entre Zelensky y Trump podría ser un “momento crucial”, ya que el presidente estadounidense “tiene ahora una ventana de oportunidad y el tiempo para abordar seriamente el problema de Ucrania”.

Mientras tanto, los funcionarios rusos han advertido de graves consecuencias si Washington envía armas a Kiev, incluido un conflicto directo entre Rusia y la OTAN, una amenaza que Moscú ha emitido durante debates anteriores sobre las entregas de armas estadounidenses.

“El suministro de estos misiles podría tener consecuencias nefastas para todos. En primer lugar, para Trump”, declaró el lunes el expresidente ruso Dmitry Medvedev. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, aclaró luego en una reunión informativa con periodistas que Medvedev quiso decir que las tropas estadounidenses estarían directamente involucradas porque “el manejo de misiles tan complejos requerirá, de una forma u otra, la participación de especialistas estadounidenses”.

El presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, aliado cercano de Putin, afirmó que el despliegue de Tomahawks intensificaría el conflicto en Ucrania “al borde de una guerra nuclear”. “Donald Trump probablemente lo entiende mejor que nadie, por lo que no tiene prisa en entregar estas armas letales y permitir ataques en el interior de Rusia, como espera el presidente Zelensky”, declaró.

En cambio, Margus Tsahkna, ministro de Asuntos Exteriores de Estonia, aliado de la OTAN, dijo a ABC News que el suministro de misiles de crucero Tomahawk estadounidenses a Ucrania podría ayudar a “hacer retroceder a Rusia”. “Todo lo que podamos ofrecer a Ucrania, sin restricciones, está contribuyendo a ganar la guerra y a hacer retroceder a Rusia”, declaró Tsahkna. “Por lo tanto, si el presidente Trump y Estados Unidos deciden eliminar las restricciones al apoyo militar, así como los Tomahawks, simplemente están ayudando a Ucrania a ganar y a hacer retroceder a Rusia”, aseguró.

Si Kiev recibe las armas Tomahawk, los analistas dicen que podría ampliar significativamente las capacidades de ataque de Ucrania y permitirle alcanzar objetivos en lo profundo del territorio ruso, incluidas bases militares, centros logísticos, aeródromos y centros de comando.

Lenguaje apocalíptico y líneas rojas

Keir Giles, experto militar ruso del centro de estudios británico Chatham House, declaró a Al Jazeera que los misiles también perturbarían las tácticas de defensa de Rusia en primera línea. “Se trataría de ataques profundos contra importantes instalaciones militares que garantizarían que Rusia ya no pueda ocultarse tras las líneas del frente”, declaró Giles, refiriéndose a la táctica del Ejército ruso de atrincherarse justo fuera del alcance de los misiles lanzados desde Ucrania.

A juicio de Peter Dickinson, editor del servicio UkraineAlert del Atlantic Council, “la verdadera pregunta es si las últimas amenazas de Rusia merecen ser tomadas en serio. Después de todo, los funcionarios del Kremlin han empleado con frecuencia un lenguaje igualmente apocalíptico durante los últimos tres años y medio de guerra a gran escala, pero han fracasado sistemáticamente en respaldar sus palabras con hechos. Una y otra vez, Moscú ha declarado una nueva línea roja al tiempo que advierte a Occidente de posibles represalias rusas, para luego no hacer nada cuando estas líneas rojas se cruzan posteriormente”.

“Los intentos de Rusia de imponer líneas rojas a los aliados occidentales de Ucrania son una parte clave de las tácticas de intimidación empleadas por Putin desde el comienzo de la guerra. Durante su discurso en el que anunció la invasión a gran escala de Ucrania, Putin amenazó a Occidente con ‘consecuencias como nunca antes en su historia’ si se atrevían a intervenir. Esta referencia, bastante obvia, a la guerra nuclear sentó las bases para el implacable chantaje nuclear que ha seguido. Cuando el año pasado se hizo evidente que la fanfarronería nuclear de Putin estaba perdiendo fuerza, revisó ostentosamente la doctrina nuclear rusa para reducir el umbral de los ataques nucleares y aumentar el miedo en el mundo democrático”, prosiguió Dickinson.

Y concluyó: “Basándose en la experiencia bélica de los últimos tres años y medio, no hay razón alguna para creer que las líneas rojas de Rusia sean creíbles. En cambio, la única conclusión lógica es que Putin ha estado fanfarroneando todo este tiempo. Trump debe ahora decidir si desmiente a Putin y arma a Ucrania con misiles Tomahawk”.

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