Capillas de Ñuñoa se distancian del cardenal Errázuriz

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Frontis de la parroquia Santo Tomás Moro y de la capilla Sagrada Familia.

Tras una asamblea parroquial se desató una controversia, luego de que un grupo de fieles cuestionara al arzobispo emérito de Santiago, quien oficia misas en esos templos.


En medio de la crisis que atraviesa la Iglesia Católica en Chile, una particular situación se vive en la Parroquia Santo Tomás Moro, de Ñuñoa. Durante una asamblea parroquial a la que asistieron alrededor de 130 personas, un grupo de feligreses de ocho capillas dependientes del templo pidió a su párroco, el sacerdote Sebastián Vial, que el cardenal Francisco Javier Errázuriz no siguiera oficiando misa en esos lugares. "Pedimos que no fuera invitado. El párroco dijo que iba a ver de qué forma solucionaba la situación y esta semana nos comunicó que habló con él y que el cardenal lo había entendido", cuenta Pauline Saintard, feligresa de San Agustín, una de las capillas del sector (ver listado).

La razón de la petición a Vial, para que hablara con el cardenal, respondió a la "molestia e incomodidad", según trascendió, que algunos fieles manifestaron ante frases que la autoridad religiosa habría dicho en ciertas homilías en las capillas Jesús Esperanza del Mundo, San Francisco Javier y San Agustín.

Hugo Osorio, presente en una de esas instancias, contó que "Errázuriz celebró una misa en Jesús Esperanza del Mundo y harta gente se quedó después de la liturgia, porque él dijo que no tenía problemas en responder preguntas. Todo empezó bien, pero terminó descalificando a los enviados del Papa, Scicluna y a Bertomeu".

El hecho puntual, según informan algunos de los presentes, habría provocado molestia. El párroco Vial le pidió entonces a la comunidad que manifestara su parecer. Sin embargo, entre las opiniones también hubo voces a favor del cardenal. "Estamos trabajando con la misericordia y el perdón. Yo lo interpreté como el reclamo de una persona. Errázuriz es un sacerdote (...) Personalmente, sentí que fue el malestar solo de una persona, no del conjunto general", expresó Jaime Fernández, asistente a la capilla Sagrada Familia.

Pauline Saintard, en cambio, añadió que "sus palabras nos llevaban a dudar de que él estuviera entendiendo y aceptando lo que ocurre en la Iglesia chilena. Algunas homilías nos desconcertaron, como queriendo bajarle el perfil a la crisis. En vez de un sentimiento de humildad, de preguntarse por qué pasa esto, prefería decir están exagerando. Hoy día, yo, como laica, pido y rezo por él, por el cardenal, para que reflexione".

Consultado por La Tercera, Vial confirmó la conversación que se presentó en la asamblea parroquial del 14 de julio y señaló que, ante lo ocurrido, "preferí pedirle al cardenal que no fuera a la parroquia. Y él estuvo de acuerdo".

Frente a la situación que acontece en las capillas del templo Santo Tomás Moro, el vicario de la zona oriente del Arzobispado de Santiago, el sacerdote Manuel Paz, dice que "sabía que el cardenal Errázuriz iba a ayudar de forma esporádica, pero si la gente se ha manifestado, el párroco está en plena facultad de decidir a quién pide ayuda y a quién no. Si él ha querido acoger la solicitud de la gente en esa asamblea, está en plena sintonía con eso".

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