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Matemática 2 bajo la lupa: ¿qué tan difícil fue la prueba “del terror” de la reciente PAES?

La mayoría de los comentarios tras la rendición de M2 durante la semana pasada abrió el debate. Según expertos que preparan a estudiantes para estos exámenes, esta versión sí fue diferente a las anteriores.

Mario Tellez / La Tercera MARIO TELLEZ

“La PAES M2 estaba brígida”. “Mi hermano dio M2 y dijo que estaba muy díficil”. “Hice la M2, diosito prometo que me bautizo si me va bien”. “Di la M2 y salí cojeando”. “Que cosa más traumática que la PAES M2″.

Los comentarios tras la PAES Regular de Competencia Matemática 2 (M2), fueron transversales: la prueba fue, derechamente, difícil. Esa es la sensación ambiente y lo que -al parecer- no sólo estudiantes refrendan, a la espera de los resultados que saldrán el 5 de enero.

María José Gómez, ingeniera civil que hoy se dedica a preparar alumnos para las pruebas de acceso a la educación superior, rindió por tercera vez M2 con el afán de ir conociendo en carne propia los exámenes.

“En todas he estado a una de los 1.000 puntos. Esta vez encontré que la prueba estaba más difícil, porque las preguntas tenían una complejidad y requerían un nivel de conocimiento más profundo de los contenidos. No es que la materia haya sido más difícil, sino que las preguntas estaban diseñadas de tal forma que había que pensarlas más”, profundiza la profesional que ya ha obtenido siete puntajes nacionales entre PSU, PDT y PAES.

Y añade: “Además, el cálculo en cada pregunta también era más complejo. Habían ejercicios con mucha multiplicación, división, números decimales y eso hace que uno se demore más y te tomaban más tiempo, y eso es lo más difícil de la prueba: el manejo del tiempo porque tienes dos horas 20 para contestar 55 preguntas”.

En ese sentido, en promedio son dos minutos y medio para contestar cada pregunta. “Si no se te ocurre cómo hacerla altiro, en realidad es muy difícil llegar al final. Yo alcancé a terminar justo, no me sobró tiempo. Y generalmente me sobran 20 miutos para M2″, dice, contextualizando que se demoró ese tiempo siendo profesora de preuniversitario, ingeniera civil y habiendo estudiado muchos ramos de Matemática difíciles. “Yo pensaba ‘pobres niños que están saliendo de cuarto medio y se encuentran con esto’”, cierra.

El tema es que esa apreciación no es única. Por ejemplo, en una carta publicada en El Mercurio, Paula Mena, profesora de Matemática, expuso hace algunos días que se dedica hace más de 35 años a preparar alumnos para este tipo de pruebas. “La M2 es una prueba de conocimientos específicos, mide la capacidad de análisis, es requerida para carreras matemáticas. Este año el Demre (encargado de las pruebas) midió mal el tiempo y la distribución de los ejercicios, es decir, un mal diseño. Los primeros ejercicios de la prueba fueron muy extensos, lo que les quitó a los estudiantes mucho tiempo de la prueba. Cabe plantear si lo que ha terminado midiendo la M2 es rapidez o habilidades matemáticas”.

Edmundo Concha, jefe del Departamento de Matemáticas del Preuniversitario Pedro de Valdivia, señala que la M2 “fue de dificultad alta, no por el contenido, sino por la exigencia de madurez cognitiva y el formato. Los enunciados fueron innecesariamente extensos, obligando a los estudiantes a gastar tiempo valioso en la lectura y el filtro de información para llegar al núcleo del problema”.

Por lo mismo, suma, muchos alumnos, aun conociendo los contenidos reportaron que no les alcanzó el tiempo para terminar la prueba. “Esta edición resultó ser la más exigente rendida hasta la fecha”, concluye.

Desde el Demre, el organismo técnico encargado de desarrollar y aplicar las pruebas, su directora Leonor Varas toma el guante sobre la aparente mayor dificultad de M2.

“Lo que nosotros tenemos es el proceso de armado de las pruebas, el que nos hace decir que no, que no puede ser una prueba un año más difícil que la otra por cómo se hace”, asevera tajante. Y agrega: “Estas pruebas, invierno y verano, se ensamblaron juntas. Ese ensamblaje lo que hace es distribuir preguntas que tienen que tener un equilibrio que prometieron los temarios. Y la dificultad tiene que tener una distribución, no solamente una cuestión promedio, sino cuántas preguntas de tal dificultad, cuántas de tal otra, y se distribuyen igual que en la prueba anterior. Y cuando después analizamos los resultados las curvas prácticamente nos coinciden con la distribución de dificultad con la que se ensambló”.

Pero entonces, ¿cómo podría explicarse esta sensación de mayor dificultad? “Uno puede venir de cualquier parte y las percepciones son sensaciones. Por ejemplo, si uno se enfrenta a una pregunta que no sabe, eso puede haber pasado porque hay contenidos que no estaban el año pasado, porque el currículum priorizado, que viene de la pandemia, tuvo un rezago largo, y se han ido incorporando de a poco los nuevos contenidos”, se explaya Varas, quien ahonda en que esta prueba abarcaba un currículum -levemente- distinto que la del año pasado.

“Y eso sobre todo se nota en M2, que es la única prueba que tiene contenido hasta cuarto medio. Ahí aparecen contenidos nuevos, pero nuevos de cuarto medio. Ahí se reclama que la PAES no era como los ensayos, o que en los ensayos les iba mejor, pero los ensayos también tienen un rezago de lo que se preguntó el año anterior”, se aventura la directora del Demre a la espera de los estudios de la presente PAES.

Varas insiste en que “M1 es fácil, tiene que ajustarse al grueso de la población y siempre van a haber muchos puntajes nacionales porque en esa zona es M2 la que tiene que distinguir las habilidades medias y medias bajas, porque a todos hay que ordenarlos con la mayor precisión posible”. Y que, además, siempre puede ocurrir, como en el caso de M2, que habían materias nuevas y algunas personas no sabían que estarían ahí. “Pero todas las preguntas están piloteadas y tenemos información estadística sofisticada”.

Competencia Lectora

Otro de los comentarios que asomó con fuerza tras la rendición de las pruebas fue lo extenso de los textos de Competencia Lectora.

Pero desde el Demre Varas señala que es todo lo contrario: este año hubo un texto menos. “Hay un equilibrio, porque textos más largos permiten hacer más preguntas sobre el mismo texto”.

Para Gonzalo González, jefe del Departamento de Lenguaje del Preuniversitario Pedro de Valdivia, la PAES de Competencia Lectora se inserta en una secuencia evolutiva de las pruebas de selección. “Si bien los cambios pueden no ser muy evidentes a simple vista, a ojos medianamente expertos se puede observar un giro paulatino, pero continuo. Por una parte, la prueba de este año se aparejó con la PAES rendida en invierno en términos de la cantidad de textos, bajando de los ocho tradicionales a siete. Por otro lado, el tipo de lecturas también ha ido modificándose, centrándose de a poco en textos de carácter académico, con construcciones sintácticas complejas, características de este tipo de lecturas y dejando atrás aquellas de carácter más cotidiano”, se extiende.

Y ahonda: “Si bien se mantiene un texto de estructura narrativa literaria, la prueba en su globalidad tiene una muy fuerte inclinación hacia los textos no literarios. La construcción de sentidos de las lecturas requiere cada día de más experiencia por parte de los postulantes pues se trabaja con abstracciones complejas y referentes poco cercanos. Cada vez más la prueba busca ser un filtro efectivo para el acceso a la universidad, promoviendo las habilidades esperables en un estudiante universitario”.

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