El cantante Al Jarreau y el pianista George Duke se conocieron en San Francisco a mediados de los 70. Ambos daban sus primeros pasos en la música, intentando abrirse camino en el competitivo mundo del jazz. Mientras Jarreau realizaba trabajos sociales en el día, Duke encendía las noches en el Half Note con sus improvisaciones. Durante una de esas jam sessions, Jarreau subió al escenario para acompañar a la banda del músico. Aquella demostración de talento fue suficiente para que lo invitaran a formar parte del George Duke's Trio, del cual fue miembro durante tres años.

Tras abandonar la agrupación, comenzó una exitosa carrera en solitario. Por su parte, George Duke se unió a la banda de Frank Zappa y colaboró con otros destacados artistas. A pesar de tomar caminos distintos, siguieron siendo "almas gemelas", como dice el propio Jarreau. Pero la temprana muerte del pianista, a causa de una leucemia crónica en 2013, lo devastó. My old friend, su más reciente trabajo, es un tributo a su viejo amigo. Nueve de las 10 canciones del disco son composiciones de Duke. Y como es costumbre en los trabajos de Jarreau, vuelven a mezclarse estilos diversos como el jazz fusión, el rhythm and blues y el bossa nova.

El cantante ha hecho de la versatilidad un sello de la casa. Algunos dicen que tiene una orquesta en la garganta. Con su voz no sólo interpreta canciones, sino que también imita el sonido de instrumentos musicales. Con más de 40 años de trayectoria, Jarreau es una estrella de la escena del jazz norteamericana. Aunque mirado con cierto desdén por los seguidores más ortodoxos del género, su obra ha conseguido expandir a un público más amplio la música de raíz negra.

Nacido en 1940 en Milwaukee, Alwyn López Jarreau ha ganado siete premios Grammys y una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Quizás una de sus canciones más recordadas sea Moonlight, la cual gozó de éxito durante los años 80 como tema central de la serie de televisión Luz de luna. Mañana jueves, a las 21 horas, el artista se presentará en el Teatro Caupolicán, en el marco de la gira promocional de My old friend. Acompañado por seis músicos en escena, Jarreau repasará material de su nuevo disco y éxitos del pasado. Tras su paso por Santiago, será parte del Rock in Rio en su edición número 30. De todo el cartel de artistas, es el único que participó en la primera edición del festival brasileño, en 1985.

¿Qué puede adelantar de los conciertos que lo tendrán de visita en Sudamérica?

Tocaré canciones de toda mi carrera, desde mis primeros discos hasta los últimos trabajos. Obviamente cantaré los hits, las canciones que la gente conoce, como Take Five, Mornin' y We're in this love together. Pero también tengo preparadas muchas sorpresas, las cuales prefiero mantener en secreto.

¿Qué sentimientos inspiraron su último trabajo?

Quería hacer un disco que rescatara el legado de George Duke y mostrarle al mundo lo fascinante que fue su obra musical. Era mi manera de darle las gracias. Tengo hermosos recuerdos de él. George y yo vivíamos en San Francisco en pleno apogeo del movimiento hippie, y escuchábamos como todo el mundo a Janis Joplin, Jefferson Airplane y otras bandas de rock. Sin embargo, nos gustaba tocar jazz. Aunque no hacíamos la música que estaba de moda, teníamos nuestra audiencia y eso nos entusiasmaba mucho.

¿Considera que su trabajo ha acercado la música de raíz negra a las personas?

Mi música siempre ha estado muy cercana a mi audiencia. Mi público no es el mismo de Lady Gaga, Sting o de los Rolling Stones. Mis seguidores son amantes de lo que yo hago y entienden mi mensaje, por lo tanto, estamos muy conectados y cerca. Por lo demás, es una audiencia que siempre va creciendo. Creo que acerqué la música a las personas.

Tras su paso por Santiago tocará en Brasil, una cultura que a usted lo ha influenciado mucho. ¿Qué recuerdos tiene de esa primera vez en el festival Rock in Rio?

Era la primera vez que visitaba Brasil. Recuerdo la enorme cantidad de gente. Eran más de 200 mil fanáticos del fútbol escuchándome cantar. Yo, en los inicios de mi carrera, ya había grabado discos con canciones brasileñas; sin embargo, nunca había tenido la oportunidad de visitar ese país. Para mí, que soy un amante de aquella cultura, fue maravilloso poder interpretar por primera vez esas canciones para un público brasileño. Ese país entrega una gran lección de dignidad. A pesar de sus muchas necesidades económicas, tienen una enorme riqueza cultural. Para mí, la verdadera riqueza.

Coordenadas: jueves 24 de septiembre, 21 horas, en Teatro Caupolicán (San Diego 850, Santiago). Entradas a la venta a través de Ticketek: entre $20.000 y $120.000.