Crítica de cine: Sólo tres días
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Desayuno familiar. Un papá que es profesor de literatura, una madre ejecutiva y el pequeño hijo del matrimonio comparten antes de comenzar el día. La escena es interrumpida cuando la policía entra al hogar y arresta a la mujer. El cargo es asesinato y la detención lleva a la inculpada a una prisión lejana. Pero, ¿cómo? ¿Puede esta mujer (buena esposa, devota madre) haber cometido el crimen que se le imputa? Su marido piensa que no. Por ello, agotará todos los recursos legales para sacarla de la prisión. Y cuando la legalidad ya no le dé más opciones, bueno, el bajo mundo entrará a operar.
El cine de Paul Haggis nunca ha sido muy matizado ni controlado. Sus películas (la sobrevalorada Crash, la incomprendida En el valle de Elah) no son ejemplos de mesura o contención. Su trabajo como guionista también navega por las aguas lacrimosas, aunque ha tenido la suerte de contar con un director (Clint Eastwood) que ha sabido, en la medida de lo posible, controlar sus excesos en títulos como Million dollar baby o Cartas de Iwo Jima.
En Sólo tres días, Haggis rehace el filme francés Pour elle, se olvida de propósitos edificantes e ingresa en mundos hitchckonianos, donde un hombre común y corriente es llevado al límite de sus capacidades. El resultado es un thriller hecho y derecho. Suspenso, acción y alguno que otro momento de drama humano se hacen presentes y el saldo es quizás el más accesible de las cuatro películas en que Haggis ha servido como director. Es también un gran sinsentido si se le analiza bien, pero eso no es un pecado tan grave.
El marido, John (un Russel Crowe al parecer adicto al Ravotril), parte siendo un tipo cualquiera, que nunca ha visto la violencia ni coqueteado con el delito. ¿Se entiende entonces que, al caer la última apelación de su mujer, se transforme en un genio del escape de prisión en tiempo récord? ¿Es posible que piense en todo lo que ocurrirá y en lo que harán los policías y en qué, cómo y dónde buscarán? En sólo tres meses es capaz de urdir un plan perfecto gracias a los consejos de un prófugo que ha escapado de la prisión muchas veces y a la ayuda de internet. Siempre dos pasos adelante de la policía y el espectador, John teje un enmarañado programa para liberar a su esposa Lara, Elizabeth Banks. El entramado es difícil de comprar, aunque podamos disfrutarlo. A pesar de la escasa verosimilitud, de la falta de mirada y de la pretensión de entrar a la mente o los sentimientos del protagonista, la cinta "funciona". Podría ser hasta un tributo al amor conyugal. Aunque es más probable que sea una experiencia sin mucho sentido y llena de adrenalina. Esto no la hace una mala película; la hace una película extraviada, pero eficaz.
Está bien. No está el horno para andar pidiendo más. La cartelera está llena de gente disfrazada, de animaciones olvidables y de cintas en 3D tan planas como la pantalla en que se proyectan. Acá al menos hay una historia con atisbos de humanidad en torno a una trama (algo) terrenal que se agradece. Incluso, no siendo muy convincente.
Solo tres dias
Director: Paul Haggis
Con Russel Crowe, Elizabeth Banks, Olivia Wilde.
Thriller. 122 minutos
Estados Unidos - Francia, 2010Mayores de 14 años.
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