A la U se le perdió un Duende

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Los azules igualaron sin goles ante Universidad de Concepción y vieron terminar su racha de victorias consecutivas. Gustavo Lorenzetti vio la tarjeta roja antes de los 15 minutos y queda automáticamente suspendido para el superclásico ante Colo Colo.




Si algo le impregnó Guillermo Hoyos a la U en esta etapa del torneo, entre otros detalles futbolísticos, ha sido la intensidad en la recuperación. Un aspecto que le ayudó sin duda para terminar imponiéndose a tres rivales de forma consecutiva. El juego seguía estando en deuda, pero después de tormentosos meses, parecía que lo más urgente era conseguir resultados por sobre el lirismo.

Pero claro, cuando queda antes de los 15 minutos con un hombre menos, como le ocurrió ayer al cuadro azul por la correcta expulsión de Lorenzetti, producto de un planchazo en contra de Barreto, cualquier idea se quiebra. Y la principal arma de juego resulta imposible desenfundar. Entonces, en desventaja numérica, la U quedó atrapada a medio camino, sin poder imponerse en intensidad ni tampoco sin saber qué hacer cuando tenía el balón.

Por eso, más allá de intentar equiparar el trámite desde el amor propio, a la U le resultó imposible quebrar al rival y por ende el marcador. El empate sin goles que selló su visita a la Universidad de Concepción, a todas luces justo, supone además un duro golpe en sus aspiraciones de seguir encumbrado cerca de los líderes. Porque el argumento de haber resistido prácticamente todo el partido con un hombre menos, luce claramente débil para abrazar como un éxito este punto en el sur.

La U sigue exhibiendo una gran forma física, pero al mismo tiempo no encuentra cómo traducir ese ir y venir, en buen juego. Y principalmente en fabricar caminos al gol. Ya lo había padecido en la última fecha ante Unión Española, donde más allá de la victoria, generó pocas chances de gol. Ante el Campanil, todo pareció supeditado a alguna genialidad de Felipe Mora, siempre bien marcado, con hasta tres hombres encima. Sin un generador de fútbol nato, los pelotazos desde el fondo azul se multiplicaban hasta el cansancio. Una fórmula que ya se sabe poca veces trae resultados positivos.

Los dirigidos por Bozán, que por segundo partido consecutivo se vieron beneficiados por una temprana expulsión del contrario, otra vez no supieron resolver el dilema de la superioridad. Salvo en algunos pasajes del partido, los penquistas jamás pudieron marcar superioridad en el juego.

Hoyos intentó darle un giro al partido con el ingreso de Pizarro, pero a esa altura el partido claramente estaba a contramano para el Fantasista. La U lentamente comenzó a sentir el desgaste el partido, al punto que el arco de Cristian Muñoz le quedaba cada vez más lejos. Y la figura de Johnny Herrera se empezó a agigantar sobre el final, con un par de intervenciones notables.

Es cierto que la U lo pudo ganar en la última jugada del partido, con un remate de Mora que desvió de forma brillante Muñoz, pero habría sido demasiado premio para un equipo al que le sobra amor propio, pero que sigue extrañando el juego. Y para aspirar a cosas mayores, los números se terminan sosteniendo con el rendimiento.

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