Productora chilena alista demanda contra Mariah Carey por show cancelado en Santiago

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Como una forma de salvar el recital, la empresa Fenix incluso barajó llevarla al Festival de Viña. La cita fue suspendida en octubre y la acción judicial se presentaría la próxima semana en Los Angeles.




La huella de la primera vez de Mariah Carey en Chile, anunciada para el pasado 30 de octubre en Movistar Arena, pudo ser una noche engalanada por su falsete afilado y por una figura que ganó un espacio entre las mayores divas del pop. Pero no: su debut en la capital fue cancelado sorpresivamente cuatro días antes, despachando uno de los más grandes bochornos de la cartelera de 2016 y una trama sin solución que hasta hoy enfrenta a los organizadores de la cita con los representantes de la intérprete.

"Devastada por la cancelación de estos shows. Mis fanáticos se merecen algo mejor que lo que les han ofrecido estos promotores", comentó la artista en su Twitter por esos días, oficializando que también suspendía sus fechas en Brasil y Argentina, las otras escalas del tour sudamericano.

En respuesta, Fenix Entertainment Group Chile -la sede local de la productora con casa matriz en Argentina y responsables del frustrado concierto- prepara desde hace días una demanda contra la artista por los perjuicios económicos y de imagen ocasionados por la determinación. Entre distintos puntos, se acusa que Carey decidió de manera unilateral no realizar las presentaciones y se reclama la restitución de una serie de pagos realizados a su oficina, los que incluyen honorarios y adelantos por su aterrizaje. La orden judicial se presentaría la próxima semana en la Corte de Los Angeles y también servirá para discutir la serie de cláusulas estipuladas en el contrato que hacían referencia a este escenario.

En EE.UU., la cantante funciona bajo la tutela de United Talent Agency, una de las mayores firmas de representación de artistas en su país. Según estimaciones de la industria local, la tarifa exigida por la neoyorquina para sus recitales está entre los rangos más altos del mercado y superaría los US$500 mil.

Por otro lado, la arremetida de los promotores chilenos se planifica de manera independiente a sus pares argentinos, quienes también podrían concretar una acción similar. En todo caso, el cortocircuito entre Mariah Carey y Sudamérica comenzó en Brasil. En el gigante regional, la voz de Emotions tenía pactado tres shows, en Curitiba, Sao Paulo y Porto Alegre. Sin embargo, ante la irregular venta de entradas, los encargados locales de ese tramo de su gira decidieron cancelar el primero de sus espectáculos.

La maniobra disgustó a los representantes de la norteamericana, ya que entre otros aspectos vislumbraba una importante merma económica, por lo que optaron por bajar todo el periplo. En Brasil, los conciertos fueron organizados por las productoras Stage Entertainment y Lens Events, de experiencia más acotada en el circuito y que se enredaron en una serie de acusaciones mutuas por la responsabilidad del entuerto.

Cuando ya era oficial la suspensión, Fenix Chile informó que se habían vendido cerca de 8 mil boletos para su debut en la capital. Además, comenzaron rápidamente a buscar una solución para salvar el show, bajo la premisa de reagendarlo para 2017. En esos movimientos, la productora contactó a los organizadores del Festival de Viña y les ofreció la opción de fichar a la intérprete como estrella anglo del evento.

La idea era que Carey hiciera el postergado concierto en el recinto de Parque O'Higgins en febrero y que además sumara su paso por la Quinta Vergara, como una forma no sólo de compensar lo sucedido, sino que también de asegurar otros ingresos ante las eventuales pérdidas originadas por la cancelación. Pero desde Viña no mostraron mayor interés y desecharon una hipotética incorporación, argumentando además que sus honorarios se escapaban de su actual presupuesto.

En lo inmediato, no existen mayores probabilidades de que la estadounidense se presente este año en Santiago. Además, el conflicto se sumaría a otro más reciente y casi más bochornoso: la empresa organizadora de la reciente fiesta de Año Nuevo en Times Square también planea demandarla, luego que abandonara el último espectáculo de celebración tras acusar problemas técnicos.

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