Columna de Ignacio Imas: “Es hora de hablar de lobby”

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"Una regulación actualizada no solo beneficiaría la confianza ciudadana, sino que también tendría un impacto positivo en cuestiones críticas como la permisología. El compromiso de llevar adelante estos cambios, recae sobre todos los actores políticos y por sobre todo en quienes somos parte de la actividad."



En Chile, hemos cumplido casi una década desde la promulgación de la ley de lobby, tiempo que podría marcar un momento clave para reflexionar sobre su eficacia en el panorama. Aunque en sus inicios pudo -para algunos- haber representado un avance, se hace cada vez más evidente que la legislación vigente ya no cumple con las demandas cambiantes de nuestra sociedad. Es esencial que, después de un período considerable de aplicación, cuestionemos nuevamente la necesidad imperiosa de modernizarla.

El contexto actual se encuentra marcado por un vertiginoso avance tecnológico desde la promulgación de la ley en 2014. Las herramientas digitales y la expansión de las redes sociales han transformado la manera en que se llevan a cabo las relaciones políticas y las interacciones entre los actores involucrados. Estos cambios exigen una adaptación de la normativa para abordar los nuevos desafíos que surgen en este entorno digital, donde las influencias pueden manifestarse de maneras más sutiles y difíciles de rastrear.

Por otro lado, la esencia misma de la democracia conlleva la constante necesidad de superar obstáculos y mejorar sus mecanismos. En un mundo en constante evolución, es responsabilidad de la sociedad y sus líderes no solo abordar las problemáticas, sino también anticiparse a las futuras. En este sentido, revisar y fortalecer la regulación del lobby se convierte en una tarea ineludible.

El escenario político ha presenciado en las últimas semanas esfuerzos tanto del Gobierno como de las fuerzas opositoras en el Congreso para reformar las regulaciones en materia de probidad y transparencia, en el contexto de las aristas del Caso Convenios. Sin embargo les ha quedado una línea por trabajar, y esta es justamente la del lobby. El propio presidente Boric prometió en su primera Cuenta Pública tomar este debate, y ya va siendo hora que todos los involucrados digamos que es el momento para hacerlo.

¿Quiénes podrían oponerse a una modernización de la ley de lobby? Quienes trabajamos en este oficio, sabemos que la buena salud de este justamente radica en buscar las mejores y más modernas condiciones para ejercerlo. Una regulación actualizada no solo beneficiaría la confianza ciudadana, sino que también tendría un impacto positivo en cuestiones críticas como la permisología.

El compromiso de llevar adelante estos cambios, recae sobre todos los actores políticos y por sobre todo en quienes somos parte de la actividad. Aprovechemos esta oportunidad para revivir la idea de debatir, es un paso crucial hacia la consolidación de una democracia más transparente y fortalecida.

* El autor es gerente de Asuntos Corporativos, Imaginacción.

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