Opinión

Columna de Maurizio Pancorvo: IA y resguardo de la democracia

En la antesala de las elecciones de este año, el uso de Inteligencia Artificial (IA) durante el proceso electoral, de manera informativa o en campaña, merece un escrutinio detallado.

La IA tiene el potencial de exacerbar la desinformación y las noticias falsas a un nivel sin precedentes. Los deep fakes o contenidos generados por IA que imitan a personas reales diciendo cosas que nunca dijeron, podrían inundar las redes sociales, dificultando discernir entre lo verdadero y lo falso. Aunque la segmentación microscópica de los votantes puede incrementar la participación gracias a la entrega de mensajes altamente personalizados, también abre la puerta a la sutil manipulación de los electores.

¿Qué podemos hacer para salvaguardar nuestras elecciones? Si bien una ley específica sería ideal, existen medidas proactivas. Por ejemplo, las plataformas de redes sociales -en colaboración con los organismos electorales- podrían comprometer mayor transparencia en la publicidad política, etiquetando los contenidos patrocinados y proporcionando información sobre quién los paga. En paralelo, se deberían implementar campañas de educativas sobre la necesidad de verificar la información antes de compartirla, así como técnicas para identificar noticias falsas.

Además, el desarrollo de un código de ética para el uso de IA en campañas, que los partidos adopten voluntariamente, establecería límites claros sobre qué prácticas son aceptables. Este debería incluir compromisos para evitar la desinformación y el uso de datos personales sin consentimiento.

La colaboración internacional también es clave. Chile podría sumarse a iniciativas para establecer estándares para el uso ético de la IA, aprendiendo de la experiencia de otros países y contribuyendo con sus propias lecciones.

Es cierto que se han iniciado esfuerzos para la regulación de la IA, por ejemplo, el proyecto de ley que se encuentra en el Congreso y el trabajo de la Mesa Técnica Legislando sobre IA del Senado. Sin embargo, no hay avances en esta discusión, lo que nos deja vulnerables frente a los riesgos que la IA presenta en el contexto electoral. Y no hablamos de especulaciones: el caso de Cambridge Analytica, en las eleccione estadounidenses de 2016, probó que la microsegmentación y el análisis de datos pueden usarse para manipular a la opinión pública y alterar el curso democrático.

Esta experiencia es una lección sobre la urgencia de actuar. La falta de regulación no debe comprometer la esencia de nuestra democracia. Mientras esperamos una ley para estos desafíos, la responsabilidad recae en todos: legisladores, partidos políticos, plataformas tecnológicas y ciudadanos. Juntos, podemos asegurar que la tecnología sea una herramienta para fortalecer nuestro sistema democrático y no para socavarlo.

Por Maurizio Pancorvo, fundador de BackSpace

Más sobre:Voces

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

Este septiembre disfruta de los descuentos de la Ruta del Vino, a un precio especial los 3 primeros meses.

Plan digital + LT Beneficios$3.990/mes SUSCRÍBETE