COP 25 y COP Ciudadana, ¿hermanas o enemigas?

Ministros Dialogos Climaticos en Alemania
Ministros del Medio Ambiente de 35 países y representantes de la ONU en Alemania, durante la inauguración del encuentro previo a COP25.


Hace unos días conmemoramos el día de la Tierra, pero ¿qué estamos celebrando?, ¿qué y para qué es realmente la Tierra?, ¿qué responsabilidades estamos dispuestos a asumir por una conservación consensuada de ella?

Conviene analizar el compromiso con la cumbre sobre el cambio climático (COP25), que se realizará en diciembre de este año en nuestro país. En medio de sus preparativos se erige la COP ciudadana, una cumbre paralela que ya convoca a decenas de organizaciones de la sociedad civil. Ambos llamados parecen opuestos, según los objetivos y expectativas que declaran.

¿Qué genera precisamente una división de esta naturaleza? Cada una de ellas defiende intereses diferentes. La COP 25, que es llevada adelante por los gobiernos, con Chile como anfitrión, enfatizará el resguardar posiciones políticas generalmente basadas en metas y objetivos económicos, tales como crecimiento y aumento del empleo por sobre consideraciones de naturaleza sustentable, como la propiedad del agua o la descarbonización del sector productivo.  Esto no tan sólo en defensa de un posible resultado económico, sino también como una protección de lo que serían importantes alteraciones en la generación de riqueza y las estructuras de poder que ellas conllevan. Sin embargo, la ciudadanía no quedará satisfecha con estos argumentos puramente económicos y exigirá énfasis en temas éticos y relacionados con la calidad de vida de las generaciones futuras.

El gran desafío es crear puentes entre estas dos visiones. ¿Cómo podrían la COP oficial y la ciudadana conversar? Deben hacerlo y hay muchas formas. Una concreta sería considerar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como un marco de acción para un progreso que armoniza el crecimiento económico, la inclusión social y la protección del medio ambiente. Otra forma sería establecer criterios éticos comunes en los procesos de decisión del sector público y privado, lo que requiere abordar y debatir asuntos como, por ejemplo, si las futuras generaciones o la naturaleza son sujetos de derecho. Otro foco debiese ser mejorar la calidad de vida de nuestra sociedad como un objetivo central del desarrollo sostenible, en donde temas como la humanización de la salud, el equilibrio de la vida laboral y familiar, una alimentación sana, entre muchos otros ejemplos, deberían ser centrales.

Un real éxito sólo se podrá dar si ambas cumbres logran fundirse abrazando un objetivo y horizonte colectivo en común, donde el resultado total de las deliberaciones en ellas sea mayor que la suma de sus partes. Para ello necesitamos de líderes con la capacidad de construir este puente, no sólo necesario, sino vital y urgente. Líderes capaces de abrazar una visión integral y con un total desapego a perder el poder político, económico, religioso, en pos del bienestar colectivo de la humanidad si fuera necesario.

La frase de Mahatma Gandhi "sólo conservaremos del planeta lo que amamos" nos invita a atrevernos a cruzar ese puente.

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