SEÑOR DIRECTOR

Es lo que me inquieta después de escuchar declaraciones que colocan lo económico como lo más importante y primordial, como si no hubiera otro camino que solo seguir observando curvas de oferta y demanda, mientras vemos la lucha por la vida que se lidera en los hospitales.

¿Qué nos está pasando? ¿Hacia dónde caminamos como sociedad? Me inquieta, me desvela y congoja solo pensar que ya nos están asignando un valor, que no es el de la vida, sino económico, como lo plantea la OCDE, el valor estadístico de la vida fluctuaría entre 1,5 y 4,5 millones de dólares por persona.

Pasará el tiempo y la historia escribirá cuánto luchamos contra una pandemia, los muertos, las malas decisiones y también los aciertos. Se nos verá como una generación que tuvo que hacer frente a una grave situación y, por cierto, aparecerán aquellos que solo tomaron decisiones por curvas generadas de datos. Sí, me preocupa, porque a pesar de lo que veo sigo creyendo en el ser humano y en su intelecto. Asumo las categorías de amor, caridad, fraternidad y solidaridad desde lo profundo y lucho en contra de los abusos. Si bien soy de esta generación, no puedo callar frente a opiniones que no merecen análisis racional.

La vida no tiene valor monetario. Hoy más que nunca hay que estar a la altura dejando de lado esos egoísmos obtusos que expresan lo peor de la especie humana. Cada vida vale por sí misma y merece una oportunidad. Pasarán los días y seguiremos escuchando de contagiados, sobrevivientes y muertos, una realidad que acrecentarán miedos y dolores, pero también esperanza, en una vida mejor.

Marcial Sánchez Gaete

Doctor en Historia