Por Fallon NacaratteEntre plumas vemos huellas y respuestas inesperadas

Caminamos junto a ellas cada día, las ignoramos o las espantamos, pero las palomas pueden guardar secretos sobre la salud de nuestro entorno y debo admitir me han enseñado sobre la contaminación urbana más de lo que esperaba, e incluso, me han demostrado la responsabilidad que tenemos como especie.
Eso es lo incomodo: durante décadas nos concentramos en extraer, producir, consumir, sin integrar que el bienestar económico es inseparable del ambiental. El legado de esa visión persiste hoy en nuestro ambiente como el plomo de la gasolina que Chile eliminó hace años pero que permanece como huella indeleble en nuestros suelos por decisiones pasadas. Y este es solo uno de los casos, pues aún continúa utilizándose en otros contextos.
Aquí está el problema: carecemos de una ley integral de polimetales que supervise su presencia en todo Chile en suelos o establezca protocolos de monitoreo sistemático. Como científica, mi responsabilidad no es solo medir en un laboratorio, sino buscar evidencia donde otros no miran o se considera no relevante, y preguntarme qué hacemos con ella.
Lo que descubrimos me invita a cuestionar, ¿cuántas veces caminamos sobre suelos que presentan este y otros químicos sin saberlo? ¿cuántas veces los niños juegan en espacios aparentemente seguros que guardan legados tóxicos invisibles? Las palomas, esas aves que espantamos, albergan y nos cuentan esta historia cada día porque respiran el mismo aire que nosotros, e ingieren las partículas del suelo con las que tenemos contacto.
Ahora, si las palomas acumulan estos metales simplemente viviendo en la ciudad, ¿qué está sucediendo con nosotros? La próxima fase apunta ahí, en evaluar las asociaciones observadas en las palomas en personas expuestas a los mismos ambientes, especialmente infantes. No busco alarmar, sólo pretendo que los datos permitan contribuir, llegando a quienes puedan transformarla en acciones concretas y se conviertan en políticas públicas.
Al final, compartimos más que un espacio con estas aves, compartimos un destino ambiental común.
Por Fallon Nacaratte, investigadora del Departamento de Ciencias Ecológicas de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile.
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